I wish I could have talked to you
Just to say goodbye, Bobby Jean.
BRUCE SPRINGSTEEN
AMOR. Va aquí un ejemplo de la obsesión de Roberto por la palabra correcta, por la palabra precisa. Describió así el fenómeno que fue el Príncipe de la Canción: “Desde el principio, la voz cantante de José José modeló su temple triste, intenso, melancólico: un ser arrebatado por las cumbres borrascosas del AMOR y sus tortuosos desengaños”.
EDITOR. Obsesivo con el fondo y la forma, casi un verdugo. Por más de quince años compartimos todo tipo de materiales. Él revisaba una versión y yo la segunda o al revés. Entre tanto, pequeñas discusiones sin sentido, como si el punto va adentro o afuera de una frase entre comillas. Aceptaba sin conceder mi manera de usarlo. Y luego, yo tenía que esperar a que girara una fotografía porque el sujeto que aparecía en la misma miraba hacia afuera. Eso estaba prohibido. Tuvimos la fortuna de fundar (por invitación de Rubén Cortés) y editar este suplemento juntos antes de que llegara la pandemia y nos encerrara, así que frente a la pantalla de los formadores de páginas nos carcajeamos muchas veces.
IMPLACABLE. Guardián celoso de sus afectos, con las puertas abiertas de su casa para brindar a sus amigos los mejores alcoholes y los mejores platillos salidos de las manos de su inseparable e inmejorable anfitriona, La Polla. Ah, pero qué implacable si se sentía lastimado. Ahí sí no sólo cerraba sus puertas, también su corazón.
OÍDO. Blusero, jazzero, rockero, popero, un melómano. Le llamaras a la hora que le llamaras siempre sonaba la música detrás. Rafael y yo convocamos muchas veces a los amigos después de la presentación de un libro, una sobremesa larga a seguir la noche en casa. Escuchábamos de todo, pero la especialidad era la nacoteca: baladas de Luis Miguel, Dulce, María Conchita, Paulina Rubio, Juan Gabriel, Emmanuel, Rocío Dúrcal… Roberto y La Polla pasaron un día a pedirnos todos esos cedés. El resultado fue una compilación que hizo El Bob en sólo tres compactos: los nombró Pop Latino 1, 2 y 3. Cuando nos volvíamos a reunir, los amigos ya no teníamos que dejar todo un tiradero. Fue tan exitosa esa banda sonora que los amigos la bautizamos El Bob Latino.
UNIVERSO. El que construía en cada poema. Poeta dilatado, escribía buscando la precisión milimétrica que necesitaba en cualquier cosa escrita. Espero que ande por donde ande encuentre ese universo perfecto. Por lo pronto, sabemos que dejó un libro inédito al que podremos abrazar.