1. ¿Cuántos libros puedes contar en tu biblioteca?
Dejé de registrarlos hace mucho tiempo, incluso llevaba un archivo Excel para tener cierto orden. En ese entonces, hace más de quince años, eran casi cuatrocientos. Ahora debe ser tres veces esa cantidad, no lo sé con exactitud porque mi biblioteca está dividida entre Querétaro y Ciudad de México. Eso sin contar los electrónicos, que sin duda suman muchos más. Se siguen acumulando (tanto en papel como electrónicos), parece que se reproducen sin fin. Uno de mis propósitos de año nuevo, desde hace dos, es no comprar más libros, pero nunca lo cumplo, es tarea imposible. Y es que la fila de lecturas pendientes no hace más que aumentar (no es queja). También hay que sumar los que me regalan constantemente en ferias o mis amigos. El problema con los libros físicos es que, cuando te mudas muy seguido, tener muchos es un inconveniente. Si contara con un espacio propio, sin duda tendría infinidad de libros. Me encantaría tener un bazar para comprarlos y venderlos, por ejemplo.
2. ¿Cuál es el título del último libro que compraste?
Pajarito, de Claudia Ulloa Donoso. Sóo había tenido oportunidad de leer el cuento que le da título al libro y me encantó, lo suelo usar en mis talleres de cuento para hablar sobre la atmósfera narrativa. Por fin pude conseguirlo en La Polilla, una librería que recomiendo mucho en la colonia Roma, en Ciudad de México. Me fascina descubrir escritoras de otros países, en especial latinoamericanas. Llevo varios años enfocada en literatura de mujeres.
3. ¿Cuál es el último libro que leíste?
La hija del francés, de Enrique Escalona. Es una novela juvenil que me asombró mucho por los temas que toca y por la crítica social inmersa en la trama, que tiene que ver con las desapariciones forzadas y las madres buscadoras, entre otras violencias que se viven en nuestro país a diario. Me parece indispensable hablar de esto con los más jóvenes de la sociedad, porque son cuestiones inmersas en la cotidianidad, por desgracia, que se han normalizado o trivializado.
Otro tema que me gustaría abordar, aprovechando el libro que mencioné, es el prejuicio que existe por parte de los adultos hacia la literatura infantil y juvenil: se piensa que es un género menor o simple por estar dirigido a los más jóvenes, pero en realidad es una literatura que toca temas profundos y trascendentes de una manera muy sensible e incluso cariñosa.
La antología presenta escritoras que, por razones enmarcadas en el patriarcado, no recibieron la atención que merecían cuando fueron publicadas
4. Menciona cinco libros que significan mucho para ti.
El necrófilo, de Gabrielle Wittkop, es de las primeras novelas que leí por elección, cuando tenía 16 años, y me deslumbró la forma en la que la autora habla sobre un tema en apariencia escabroso, pero desde el cariño y el deseo; El perfume, de Patrick Süskind, también lo leí muy joven, y recuerdo cómo entré en la atmósfera de aquel peculiar mercado parisino desde las primeras líneas. La cuestión del aroma de una persona como una esencia que se puede conservar se convirtió en una obsesión que trato en varios de mis cuentos; Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides, es otro libro que me deslumbró, por el tacto con el cual narra la muerte elegida de unas hermanas muy jóvenes, enclaustradas
en una vida familiar sumamente restrictiva. El asunto del suicidio me es muy cercano desde la adolescencia; Vindictas. Cuentistas latinoamericanas es una antología de cuento que incluye a varias autoras. Resultó otro gran descubrimiento, pero que es mucho más reciente. A diferencia de la mayor parte de las antologías, todos los textos son estupendos y el libro presenta la pluma de muchas escritoras que por diversas razones, todas enmarcadas en el patriarcado, no recibieron la atención que merecían cuando fueron publicadas. Y por último menciono Todo ángel es terrible, de Gabriela Rábago Pa-
lafox, novela a la que tuve el honor de escribirle una nota introductoria. Rábago es una de las mejores escritoras mexicanas y quedó en las sombras durante muchos años, así que me alegra enormemente el esfuerzo de la colección Vindictas, de la UNAM, por acercarla de nuevo a los lectores.
5. Nomina a cinco personas para responder este cuestionario.
A cinco grandes amigas y escritoras mexicanas, cuyas obras siempre recomiendo: Laura Baeza, con su libro de cuentos, Una grieta en la noche, donde historias de largo aliento retan los límites de la cordura y el cuerpo, y su novela, Niebla ardiente, cuyo eje central es la pérdida y el duelo; Aniela Rodríguez, con su libro de cuentos, El problema de los tres cuerpos, que retrata la violencia que impera en nuestro país; Bibiana Camacho, con su libro de cuentos, Jaulas vacías, donde aborda lo sobrenatural, lo onírico y la ciencia ficción, y su novela recién publicada, Sangre nueva, sobre la problemática relación de la protagonista con su madre; Laura Sofía Rivero con sus libros de ensayos, Dios tiene tripas y Enciclopedia de las artes cotidianas, en los que lo personal y cotidiano se torna en una reflexión profunda. Por último, Elisa Díaz Castelo, con su poemario Principia, de una belleza insuperable, y su obra más reciente de cuentos, El libro de las costumbres rojas, historias breves escritas con maestría sobre personajes envueltos en conflictos internos por sus contextos familiares.