La memoria del México a través del cine

En un breve viaje por la historia del cine mexicano del siglo XX, pasando por momentos luminosos y también otros más bien infames, José Woldenberg elogia la tenacidad de un libro de reciente aparición, Memoria fílmica mexicana 1987-1989. Es un proyecto que continúa el esfuerzo iniciado más de cincuenta años atrás por el crítico Emilio García Riera. Dado que la memoria se caracteriza por su evanescencia, resalta la valiosa contribución de este trabajo documental y su intento por renovar el interés en esa época cinematográfica.

La memoria del México a través del cine
La memoria del México a través del cine Foto: Especial

Acaba de publicarse un libro que debe verse como un eslabón de una larga y relevante cadena. En 1969 apareció el primer tomo de lo que era un proyecto monumental: reconstruir la historia del cine mexicano, película por película. En aquel año, Emilio García Riera publicó en ERA el volumen uno de la Historia documental del cine mexicano, que abarcaba de 1929 a 1940. Avanzó en entregas sucesivas y en 1978 apareció el noveno tomo. En conjunto daba cuenta de lo producido hasta 1966.

La segunda edición fue publicada por la Universidad de Guadalajara en tomos más compactos; a partir del volumen 13 continuaba la secuencia

temporal, que recuperaba de 1966 a 1967 y se publicó en 1994. El volumen 17, que cubría hasta 1976, apareció en 1995; se añadió el tomo 18, con índices y adendas, en 1997.

Jesús Fragoso Montoya, Duro y parejo en la casita del pecado, 1987.
Jesús Fragoso Montoya, Duro y parejo en la casita del pecado, 1987.

EMILIO GARCÍA RIERA, él solo, dio cuenta de 47 años de cine en el país. Un esfuerzo colosal, único, ejemplar. Ese proyecto pareció abandonarse, pero Eduardo de la Vega Alfaro —junto con otros críticos—1 lo retomaron, como tarea colectiva. En 2005, con el nombre de Historia de la producción cinematográfica mexicana, el recuento continuó con los años 1976-1978. La editorial, de nuevo, fue la Universidad de Guadalajara. Un segundo tomo (1979-1980) y un tercero (1981-1982), publicados en 2008 y 2016, dieron continuidad al esfuerzo. El tiempo transcurrido entre una y otra publicación da cuenta de las dificultades para darle continuidad al proyecto.

En 2018, la Cineteca Nacional retomó el plan. Ese año apareció Memoria fílmica mexicana 1983-1984, coordinada por Leonardo García Tsao y Eduardo de la Vega.2 Luego, otro volumen abarcó de 1985-1986 y ahora contamos con la Memoria fílmica de 1987-1989. Dice el dicho que más vale paso que dure que trote que canse. Pero un poco de celeridad no haría daño.

De cada filme se publica ficha técnica, fechas en las que fue filmado y proyectado por primera vez, sinopsis del argumento y un comentario .

SI LA MEMORIA es individual, intransferible, experiencia vivida, evanescente, el libro es mucho más sólido. Y lo que se propone Memoria fílmica mexicana es recuperar y sistematizar información dura sobre cada una de las películas, siguiendo el canon que inauguró García Riera. De cada filme se publica ficha técnica, fechas en las que fue filmado y proyectado por primera vez, sinopsis del argumento y un comentario, que suele ser más de uno, porque se recuperan voces que juzgaron la película en su momento. Una auténtica historia documental.

En tiempos de memorias caprichosas, cuando cada cual, sin mayor fundamento, despliega su verdad sobre el pasado, lo que hacen los autores del libro es colocar una serie de pilares básicos para el conocimiento del ayer del cine mexicano, para la construcción de una historia digna de ese nombre.

Según el Anuario Estadístico del Cine Mexicano, que publica Imcine, de 1987 a 1989 —años que cubre la Memoria—, el país está todavía en una ola creciente de producción (61, 76 y 92 películas por año, respectivamente). Luego iniciará un descenso sistemático, que una década después colocará a México al borde de la extinción del cine nacional (9 películas en 1997 y 11 en 1998). Esas cifras, sin embargo, no coinciden con las de la Memoria (el número de largometrajes de los que da cuenta es de 82 en 1987, 108 en 1988 y 85 en 1989).

El túnel del tiempo al que invita el libro es el de los dos últimos años de gobierno del presidente De la Madrid y el primero de Salinas de Gortari. Es cuando se echa a andar el Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica, ocurre el descenso de asistentes a las salas de cine y la puesta en marcha de la Fundación Mexicana de Cineastas, suenan reiteradas acusaciones contra los exhibidores por el escaso tiempo de pantalla que otorgan al cine mexicano, viene la consolidación de las dos principales escuelas de cine (el CUEC y el CCC), proliferan los llamados videohomes, se crea el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se reconstituye la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y sucede el intento frustrado por crear un mercado común cinematográfico de los países de habla hispana. Sobre todos esos asuntos hay alguna noticia en las presentaciones de cada año. Temas dignos de tratamiento para construir el mural de la industria cinematográfica.

Portada "Al Margen de la ley"
Portada "Al Margen de la ley"
Portada "Bancazo en Los Mochis"
Portada "Bancazo en Los Mochis"
Portada "Cargamento mortal"
Portada "Cargamento mortal"
Portada "Días de Violencia"
Portada "Días de Violencia"
Portada "Noche de Buitres"
Portada "Noche de Buitres"
Portada "Los hermanos Machorro"
Portada "Los hermanos Machorro"
Portada "La buena, la mala y la golfa"
Portada "La buena, la mala y la golfa"

SON AÑOS DE "sexi comedias” —llamadas así por los autores— que explotan la risa elemental, alburera, machista, más la exhibición de bellas mujeres en cueros. Los títulos resultan expresivos: Duro y parejo en la casita del pecado; Un macho en el reformatorio de señoritas; Pelados pero sabrosos; Un macho en el salón de belleza; Vuelven los mecánicos ardientes; La buena, la mala y la golfa; El cabaretero y sus golfas; Las calenturas de Juan Camaney; Los hermanos Machorro, uno macho y otro rorro; Un macho en la casa de citas; El muerto al hoyo… y el vivo también.3 No le sigo.

Machos ardientes en reformatorios, lecherías, salones de belleza, cabarés; mujeres como sinónimo de golfas. El batidillo se utilizó hasta el cansancio. Logró conectar con un público hambriento de albures y de esas mujeres que sólo podía contemplar en la pantalla. Estimulante para una audiencia masturbatoria.

Narcotraficantes y migrantes fueron también temas recurrentes de la época. Películas maniqueas, simplistas, incapaces de dar cuenta, de una forma medianamente fiel, de fenómenos de ayer que hoy se han recrudecido. Cargamento mortal; Destrampados en Los Ángeles; Días de violencia; La mafia tiembla; Noche de buitres; Pasaporte a la muerte; El vagón de la muerte; Al margen de la ley; Alicia en el país del dólar y Bancazo en Los Mochis son algunos de los muchos títulos que ni siquiera intentaron mejorar la calidad de los filmes.

Jorge Fons, Rojo amanecer, 1989.
Jorge Fons, Rojo amanecer, 1989.

Los hermanos Almada son los íconos más reconocidos de ese cine. Justicieros que deben deshacer entuertos de todo tipo enfrentan a una serie de malos estereotipados y, en ocasiones, diabólicos. Los guiones son predecibles y el lenguaje cinematográfico (si así se le puede llamar), elemental y balbuceante.

Pero sí hubo esfuerzos por generar un cine más ambicioso, de mejor factura y con tratamientos más sofisticados: Algunas nubes, de Carlos García Agraz; El camino largo a Tijuana, de Luis Estrada; Los confines, de Mitl Valdez; Días difíciles y Morir en el Golfo, de Alejandro Pelayo; La furia de un dios, de Felipe Cazals; Barroco, de Paul Leduc; Goitia, un dios para sí mismo, de Diego López; Mentiras piadosas, de Arturo Ripstein; Intimidad, de Dana Rotberg; Santa Sangre, de Alejandro Jodorowsky; El secreto de Romelia, de Busi Cortés; Intimidades de un cuarto de baño, de Jaime Humberto Hermosillo; La leyenda de una máscara, de José Buil; Lola, de María Novaro; Pueblo de madera, de Juan Antonio de la Riva y Rojo amanecer, de Jorge Fons.

No son pocas. En todas ellas late una preocupación por elevar el nivel de nuestro cine, por acercarse con otros ojos a fenómenos invisibilizados o muy mal tratados. No todas son películas logradas, pero fueron fruto de un aliento de renovación y puesta al día. Buscaban trascender no sólo la rutina y lo descuidado, sino abordar temas diferentes, con fórmulas que para la época resultaban novedosas.

No todas son películas logradas, pero fueron fruto de un aliento de renovación y puesta al día. Buscaban trascender no sólo la rutina y lo descuidado, sino abordar temas diferentes, con fórmulas novedosas

EL CINE, SE SABE, es un fenómeno multifacético. Como industria, la producción se encontraba en ascenso, aunque la asistencia a las salas disminuía. Era señal de que algo no marchaba. Como producto cultural se mimetizaba al mínimo común denominador del público, presentando productos de ínfima calidad. Junto a ello existían esfuerzos por restablecer una cierta dignidad y calidad a las cintas.

Un cabello en la sopa: en el libro faltan índices onomásticos, imprescindibles en una obra de consulta como ésta, para poder ubicar con rapidez y precisión a directores, actores, guionistas, fotógrafos.

Portada "Un macho en el reformatorio de señoritas"
Portada "Un macho en el reformatorio de señoritas"
Portada "Las calenturas de Juan Camaney 3"
Portada "Las calenturas de Juan Camaney 3"
Portada "La furia de un Dios"
Portada "La furia de un Dios"
Portada "Mentiras piadosas"
Portada "Mentiras piadosas"
Portada "Lola"
Portada "Lola"
Portada "Goitia, un Dios para si mismo"
Portada "Goitia, un Dios para si mismo"
Portada "Intimidad, su mirada se detuvo, pero no su destino"
Portada "Intimidad, su mirada se detuvo, pero no su destino"

Leonardo García Tsao y Eduardo de la Vega Alfaro (coordinación general), Memoria fílmica mexicana 1987-1989, Secretaría de Cultura / Cineteca Nacional, México, 2023.

Notas

1 Marina Díaz López, Leonardo García Tsao, Juan Carlos Vargas, Emilio García Riera, Ulises Íñiguez Mendoza y Moisés Viñas, bajo la supervisión de García Riera.

2 Incluía notas de Erick Estrada, Hugo Lara Chávez, Fernanda Solórzano, Cecilia Pérez Grovas y Rosario Vidal.

3  Otros nombres "ingeniosos": Solicito marido para engañar; El chaparro se mete en todo; Diario íntimo de una cabaretera; Dos tipas de cuidado; En un motel nadie duerme; Futbol de alcoba; Las novias del lechero; El pájaro con suelas; Las paradas de los choferes; La portera ardiente; El rey de las ficheras; Rumbera caliente; El semental de Palo Alto; Sólo para adúlteros; La taquera picante.