Para México, la década de los 70 a los 80 fue de una gran producción artística, con el impulso de la famosa generación de Los Grupos y su boom en el mundo internacional del arte. En La era de la discrepancia. Arte y cultura visual en México 1968-1997, el crítico de arte Olivier Debroise habla de esos colectivos, entre los que destaca Grupo Suma y No Grupo, así como el auge que hubo entonces de recursos, producción e interés por los nuevos medios artísticos y sus temáticas. Pero poco se habla o se escribe de las artistas, gestoras, productoras y agentas que idearon obras lúcidas, inteligentes e innovadoras, a la par de sus congéneres masculinos.
FUERA DEL CANON
Linda Nochlin, historiadora del arte estadunidense, se lo preguntó en los años 70: ¿por qué no hay grandes mujeres artistas? Hasta el día de hoy es un cuestionamiento que sigue siendo muy actual. ¿Dónde estaban? ¿Dónde están? La respuesta siempre es compleja, pero en la exposición titulada Coordenadas móviles: Redes de colaboración entre mujeres en la cultura y el arte (1975-1985), que estará en el Museo de Arte Carrillo Gil hasta enero del 2024, se puede ver una sólida aproximación a estas preguntas. En las cuatro secciones de la muestra, conformada por obra y todo tipo de documentos, es posible ver que esas mujeres estaban trabajando, coordinando eventos, organizando congresos, escribiendo obras de teatro, haciendo crítica, dando cursos, abriendo editoriales y un gran etcétera. Las artistas se imbricaron en un sinfín de actividades en esos años: fue una época prolífica para el arte mexicano. Ahí estuvieron y ahí están.
Una de las particularidades de esta exposición es que no sólo contempla a las artistas de distintas disciplinas —como plástica, música, literatura y videoarte—, sino también a las agentas que las acompañaron, como gestoras, curadoras, teóricas, críticas, es decir, la red completa que sostiene el sistema del arte. Entre los nombres de las más de 80 mujeres que la integran están Magali Lara, Liliana Felipe, Carmen Boullosa, Carla Rippey, Lola Álvarez Bravo, Gilda Castillo, Ana Victoria Jiménez, Joy Laville, Alaíde Foppa, Mónica Mayer, Pola Weiss, Yani Pecanins, Martha Hellion y Maris Bustamante. Además aparecen muchos colectivos, editoriales y organizaciones feministas.
Una de las particularidades de esta exposición es que no sólo contempla a las artistas de distintas disciplinas, sino también a las agentas que las acompañaron
ARCHIVOS PERSONALES
Aunque se trata de una generación no muy lejana en el tiempo, su impacto en el medio artístico se vio diluido en una historia conformada por actores masculinos. ¿Dónde quedaron todas estas historias que no siempre se contaban, pero que conformaron también ese auge creativo? La exhibición contesta: en el cajón, en los archivos personales, en las fotografías guardadas con nostalgia por muchas de las artistas. Es allí donde está toda una vía inexplorada, en esos archivos de la memoria personal que a primera vista podrían parecer irrelevantes, pero no lo son.
A través de múltiples fuentes, las curadoras Natalia de la Rosa, Carla Lamoyi, Gemma Argüello y Roselin Rodríguez Espinosa proponen un nuevo panorama para narrar la historia del arte. Las agentas, artistas y gestoras de cultura les abrieron las puertas de sus casas y respondieron a sus preguntas, rememoraron los acontecimientos de esa época. De ese modo se fue trazando un gran mapa de mujeres.
La investigación detrás de esta muestra deriva de varios proyectos que las curadoras han hecho en conjunto, así como de las problemáticas que tratan frecuentemente en sus trabajos. Como tal, Coordenadas nació en el 2020. A partir de entonces, las curadoras empezaron su recorrido para recuperar a las artistas que hasta ahora no habían sido tomadas como protagonistas en el mundo del arte. Identificaron los distintos eventos de esos años y empezaron a ver quiénes habían estado, quiénes se podían haber cruzado en ellos. Algunos nombres se repetían, aparecían otros nuevos. Entonces se hicieron preguntas del tipo: ¿qué relevancia tiene este evento? ¿Por qué ella participó aquí y no allá? De ahí fueron surgiendo más y más preguntas, para las que ningún libro ni investigación tenía la respuesta.
Lo que no se suele considerar al escribir la gran historia del arte y las fuentes que no son tomadas en cuenta desde la mirada patriarcal abren un panorama nuevo y fresco para pensar qué hacían las mujeres en ese ámbito. Ya sea con piezas feministas, cargadas de críticas mordaces o reflexiones sobre lo que significa ser una artista, o con obras de teatro como De mugir a mujer, entre todas esas manifestaciones culturales donde las participantes se encontraron, dieron lugar a un diálogo muy importante que casi 50 años después resulta provocador.
LAS REDES DE HOY
A la hora de inaugurar la exposición, las curadoras nombraron primero a las artistas: ellas van primero, nosotras después, dijeron. Fue un acto simbólicamente valioso. Reconocieron su trabajo en el campo del arte mexicano, así como que el proyecto, sin su colaboración y apertura, no hubiese sido posible.
Estas Coordenadas móviles inspiran a pensar en las conexiones interpersonales y las redes de apoyo tan humanas que sostienen al mundo. Sin duda, la investigación y el trabajo entre las curadoras y las artistas hacen una mancuerna en la que es evidente cómo las redes que se entrecruzaron desde los años 70 hasta hoy, siguen vigentes: se abren a nue-vas personas y generaciones.