Diversa Cultural

Diversa Cultural - 11Mayo2024 Fotos: Freepik y Le Parisien

BUITRE

Un buitre me estaba desgarrando los pies a picotazos. Ya había destrozado las botas y los calcetines y ahora me desgarraba los pies. Después de cada picotazo que me daba, se ponía a volar inquieto, describiendo círculos en torno a mí. Luego proseguía su tarea. Un señor que pasaba por allí nos estuvo mirando durante un rato y me preguntó que cómo podía tolerar lo que el buitre me hacía.

–Estoy indefenso –le dije–. Un buen día llegó y empezó a darme picotazos. Por supuesto que intenté retorcerle el pescuezo, pero un animal de este tipo tiene mucha fuerza y quiso saltarme a la cara. Entonces decidí sacrificar los pies. Ahora están casi tronchados.

–No debe permitir que le haga sufrir tanto –dijo el señor–. Un tiro y no hay buitre que valga.

–¿Está seguro de ello? –le pregunté–. ¿Se encargaría usted del asunto?

–Faltaría más –dijo el señor– Tan solo tengo que ir a casa por la escopeta. ¿Podrá esperar una hora más?

–No lo sé –repuse. Por un instante me quedé paralizado por el dolor, pero luego dije–: hágame el favor e inténtelo.

–Muy bien –dijo el señor–, me daré prisa.

Mientras tanto, el buitre había permanecido tranquilo atendiendo a lo que decíamos y posando alternativamente sus miradas en mí y en el señor. Entonces comprobé que lo había comprendido todo. Emprendió el vuelo, se arqueó con ímpetu para lograr el impulso adecuado, y como un lanzador de jabalina, hundió profundamente su pico en el interior de mi boca. Mientras caía de espaldas me sentí liberado al ver cómo mi sangre, que llenaba todas las profundidades y hacía que todos los cauces desbordaran, ahogaba al buitre.

Franz Kafka, La metamorfosis y otros relatos de animales, trad. y ed. Miguel Salmerón Infante, Austral, 2021.

Imagen de un Buitre ı Foto: freepik.com

CARTAS

Agay (Var)*

“Eso es… −sabias resoluciones, cartas rotas en pedazos, durante dos años cuántas cartas rotas− y luego, junto al fuego, a medianoche, todas las resoluciones ceden. Y me permito el lujo de una imprudencia y de un pequeño fracaso. Y sorbo un té bien azucarado. Y me perfumo junto a este fuego que huele a eucaliptos y a resina. Creo incluso que sonrío, sonrío dulcemente, para mis barbas, porque no siento vergüenza…

¿Qué contarte? Me siento bien a medias. Junto a ti esta noche hubiera estado sin hablar durante una hora. Ocupado en no dejar escapar un pensamiento dormido, saboreándolo sin decírmelo. Pensamiento dulce mientras está dormido. ¡Me has enseñado a engañarme a mí mismo! Así que me veo obligado a escribirte una carta que no significa absolutamente nada. Algunos pasos en el jardín. O una carta despertador, cuando uno se estira, cuando todavía no se sabe bien por qué es encantador vivir.

Lo que más deseo es no esperar nada. En Toulouse me veía impelido hacia mi buzón, desde el otro lado de la ciudad, a cada hora. A veces regresaba de Marruecos después de tres días de ausencia. Tres días inmensos durante los cuales todas las mujeres del mundo habrían tenido tiempo de escribirme. ¡Eso me aumentaba las oportunidades para una sola! Me gustaba dar esta oportunidad de tres días.” […]

Antoine.

*Sin fecha. Verosímilmente de la primavera de 1931.

Antoine de Saint-Exupéry, Cartas a una amiga inventada, trad. Mateu Grimalt, José J. de Olañeta Editor, 2015.

MAGIA Y ASTROLOGÍA

“Todo lo que hacen los científicos imitando a la naturaleza, o ayudándola con el arte desconocido, no sólo para el pueblo bajo, sino para la comunidad de los hombres (aparece como) obra de magia. De manera que, no sólo las antedichas ciencias, sino todas las demás, sirven a la magia. […] mientras no se entiende el arte, se habla siempre de magia; después, es ciencia vulgar.

La invención de la pólvora, del arcabuz y de la prensa fue cosa de magia, y así también la invención del imán; pero hoy, que todos saben, el arte es cosa vulgar. Así también el arte de los relojes y las artes mecánicas pier-

den fácilmente la reverencia, desde que las cosas se hacen manifiestas al vulgo. Pero las cosas físicas y astrológicas y las religiosas rarísimas veces se divulgan; y en ellas los antiguos pusieron el arte [magiam].

Tommaso Campanella, “Del sentido de las cosas y de la magia” en Ernesto de Martino, Magia y Civilización, trad. Marino Ayerra, editorial El Ateneo, 1965.

JARDINES AJENOS

· Para el hombre que aspira a la elección popular, los tontos forman una corporación respetable, porque siempre son mayoría.

Benjamin Constant, Journaux Intimes, fines de 1804.

· En su lecho de muerte, al preguntársele si estaba preparado para morir, se dice que el finado James Thurber replicó: “Sí, porque ahora no es tan fácil como antaño seducir a las chicas”.

James C. Neely, “Male and Female: Nature’s Cosmic Joke”, Esquire, marzo 13, 1979.

· El psicoanálisis no me gusta. Es el lado oscuro de la ciencia-ficción.

Declaración atribuida a J. L. Borges (Tucumán, mayo de 1978).

· Ambos son lo bastante estúpidos como para amarse.

Tallemant des Réaux, Historiettes,

cclxxxix.

· No, nada vale nada: ni el amor, ni la amistad, ni el trabajo ni ningún placer. Todo es mediocre, pasajero, poco importante, sobrevalorado.

Paul Léautaud, Propos d’un jour.

· Anhelo compartido. Escribe el 5 de septiembre de 1804, en sus Journaux Intimes, Benjamin Constant: arreglar mis asuntos, dinero, una amante, un viaje.

Yo he deseado lo mismo tantas veces.

Adolfo Bioy Casares, Jardines ajenos, 1994.

CERILLOS

Los primeros cerillos de fricción no contenían fósforo y fallaban muy a menudo. Todo empezó en 1826, cuando John Walker, propietario de una farmacia, se encontraba en su laboratorio intentando crear un nuevo explosivo. Al remover una mezcla de productos químicos con un palito observó que en el extremo de éste se había secado una gota en forma de lágrima. Para eliminarla en el acto la frotó contra el suelo de piedra del laboratorio y entonces el palo ardió y en aquel mismo momento se produjo el nacimiento de un cerillo.

Maximiliano Lichtenstein y Ximena Escalera, 30 objetos. Necesidad e ingenio del ser humano, Trilce Ediciones, 2006.

Imagen de cerillos ı Foto: freepik.com

ESPALDA

Mirar la espalda de Simone de Beauvoir, y el resto de su cuerpo desnudo, en la portada del semanario francés, Le Nouvel Observateur, fue para muchos escandaloso y controversial. Aquella edición celebraba en 2008 el centenario del nacimiento de esta genial escritora y ensayista feminista, pero gran parte de la gente percibió que esa fotografía inédita pertenecía más al ámbito privado e íntimo que público. La polémica imagen ocurrió en el verano de 1950, en Chicago, cuando Simone de Beauvoir tenía 42 años y realizaba una visita a los Estados Unidos. Ese día, ella quería darse un baño y su amigo Art Shay la llevó a un departamento para que lo hiciera. Según relató Shay, la puerta estaba entreabierta, Simone había terminado de ducharse y permanecía peinándose desnuda frente al espejo del lavabo. Él la miró y no pudo resistir el impulso de retratarla. Ella escuchó a sus espaldas el sonido del obturador y sin voltear, enfadada, ya que lo vio por el espejo, dijo: Naughty man, que podría traducirse como travieso, pícaro o malvado. Ante esta imagen, algunos grupos feministas protestaron: “Esa foto, robada a su intimidad, no ilustra en nada los escritos, la filosofía, el feminismo y la personalidad de Simone de Beauvoir”. A lo que Michel Labro, codirector de Le Nouvel Observateur, respondió: “El desnudo es un homenaje perfecto, la encarnación de lo que queremos describir; una mujer libre de su cuerpo y de sus ideas”.

Godofredo Olivares, De pies a cabeza, Editorial Terracota, 2013.

La espalda de Simone de Beauvoir ı Foto: Le Parisien