Diversa Cultural

Diversa Cultural Fotos: Wikipedia

CALÍGULA

Y faltó poco para que se ciñera al punto la diadema y transformase un principado aparente en una monarquía real. Pero, como le decían que su dignidad superaba la de los príncipes y reyes, comenzó a atribuirse por ello una majestad divina; y habiendo encargado que se trasladasen de Grecia, de entre las estatuas de las divinidades, las más destacadas por la piedad que despertaban o por su calidad artística, incluida la de Júpiter Olímpico, y que, tras arrancárseles las cabezas, fuesen sustituidas por la suya, extendió parte del Palacio hasta el Foro y, tras haber convertido en vestíbulo el templo de Cástor y Pólux, sentándose muchas veces entre los divinos hermanos, se mostraba a quienes entraban para que se le adorara entre ambos; y algunos le invocaban como “Júpiter del Lacio”. Estableció incluso un templo reservado a su divinidad, además de sacerdotes y las víctimas más rebuscadas. En su templo se alzaba una estatua de oro que presentaba sus rasgos y a la que se vestía cada día con el atuendo que él mismo llevaba.

Suetonio, Vida de los Césares, Clásicos de Grecia y Roma, trad. José David Castro de Castro, Alianza Editorial, 2018.

CALÍGULA

TWIST DE LIMÓN

El fotógrafo personal de Roosevelt, Robert Hopkins, narra en sus memorias: “La tarde del 4 de febrero [de 1945] al día siguiente de que Roosevelt llegara a Livadia, Stalin se presentó en una visita informal. […] Apenas recibí la noticia, bajé corriendo con mi Speed Graphic, justo a tiempo para fotografiar al presidente conversando con Stalin en una pequeña antesala pegada al hall de entrada. Estaban sentados en un sillón de push, con una mesa tendida delante de ellos. […] El encuentro fue cordial y consistió mayormente en una bienvenida a Yalta de parte de Stalin, para asegurarse de que el presidente se encontrara cómodamente instalado. Como se acercaba la hora del coctel, el presidente repitió un ritual que solía llevar adelante en la Casa Blanca: preparar un par de martinis secos. Al alcanzarle su vaso a Stalin, se disculpó explicándole que un buen martini en rigor de verdad debe llevar un poco de limón. A las seis de la mañana del día siguiente, cuando bajé al hall de entrada, me sorprendió ver, ubicado justo ante la puerta de la antesala, un enorme limonero –llegué a contar unos 200 limones colgando de sus ramas– que Stalin había mandado traer de su Georgia natal para que el presidente pudiera servir sus martinis con su twist de limón”.

Robert Hopkins, Witness to History: Recollections of a WWII Photographer, versión al español: Página 12.com.ar, 2005.

DESEOS

[…] Recordemos que la felicidad en esta vida no consiste en la serenidad de una mente satisfecha; porque no existe el finis ultimus (propósitos finales) ni el summum bonum (bien supremo), de que hablan los libros de los viejos filósofos moralistas. Para un hombre, cuando su deseo ha alcanzado el fin, resulta la vida tan imposible como para otro cuyas sensaciones y fantasías estén paralizadas. La felicidad es un continuo progreso de los deseos, de un objeto a otro, ya que la consecución

del primero no es otra cosa sino un camino para realizar otro ulterior. La causa de ello es que el objeto de los deseos humanos no es gozar una vez solamente, y por un instante, sino asegurar para siempre la vía del deseo futuro.

Thomas Hobbes, Leviatán, “De la Diferencia de Maneras”, trad. Manuel Sánchez Sarto, cap. xi, fce, 2006.

Leviatán

TIEMPOS CONFUSOS

[…] vivimos en un tiempo que se siente fabulosamente capaz para realizar, pero no sabe qué realizar. Domina todas las cosas, pero no es dueño de sí mismo. Se siente perdido en su propia abundancia. Con más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva.

De aquí esa extraña dualidad de prepotencia e inseguridad que anida en el alma contemporánea. Le pasa como se decía del Regente durante la niñez de Luis xv: que tenía todos los talentos menos el talento para usar de ellos. Muchas cosas parecían ya imposibles al siglo xix, firme en su fe progresista. Hoy, de puro parecernos todo posible, presentimos que es posible también lo peor: el retroceso, la barbarie, la decadencia.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, Planeta-Agostini, 1993.

José Ortega

MÁSCARA

La cara es el primer punto de contacto entre las personas y es ahí donde empieza a perfilarse la conjunción de espíritus afines, así como las enemistades y las posibles traiciones. Primero son los ojos con sus párpados y pelos especiales, el brillo y el color, la intensidad de la pupila, la cadencia de los movimientos orbitales. Enseguida los labios y sus húmedos vaivenes y entonces la nariz, que habla por los antepasados. Después vendrán, como escenografía de fondo, la frente y la línea del pelo, la elevación de los pómulos, la forma del mentón, la geografía cutánea. Si son grandes, las orejas saltan desde el principio y facilitan el mote; si no, con que estén basta.

La cara actúa como un todo, pero cada una de sus partes atiende a su propio juego. La perversión está en las cejas, el odio en el entrecejo, la timidez en las mejillas, la lascivia en el labio inferior, en el superior la petulancia. El mentón dice de fuerza, la debilidad se alberga en la papada y en la frente descansa la sabiduría. La tristeza vive en las comisuras de los párpados y la alegría en las de los labios, la ira acecha en las alas de la nariz, la bondad ronda las ojeras y la maldad se delata en ojos entrecerrados y miradas de soslayo.

Qué gesto predomina, qué gesto se esconde, cuál se exagera, cuál se ensaya, cuál se obliga, determinan qué tan transparente o qué tan opaca es la máscara con que cada quien da rostro a su vida.

Mauricio Ortiz, Del cuerpo. Ensayos de pie y de cabeza, prólogo de Antonio Tabucchi, Marginales Tusquets, 2001.

MONOGAMIA

En un extraño intercambio entre el escritor Jorge Carrión y un taxista de Barcelona, el último le cuenta que tiene un loro, le hace toda la historia y sigue: Los loros son monógamos. Son muy fieles, mucho. Por eso yo me lo compré muy joven, porque si no han encontrado pareja todavía, pues se enamoran de ti y ya te quieren para siempre. Tú les enseñas a hablar, es muy fuerte: hablan tu mismo idioma […] Por eso la mayoría de los loros no sobreviven más que unos días a la muerte de su dueño. Aunque ahora han hecho algunos experimentos con antidepresivos, Prozac y tal, con bastante éxito, para que el loro supere el duelo y pueda seguir viviendo unos años más. Porque en la naturaleza no pasan de los cuarenta, pero en cautividad pueden llegar a los cien. […] Hace poco encontraron vivo al loro de Churchill, tiene como 104 años. Es muy raro que eso ocurra porque su dueño murió hace como cincuenta años. Se llama Charlie, aunque es hembra. Es muy famoso en el mundo de los loros, ¿cómo decirlo?, en la mitología de los loros […] porque se aprendió un montón de tacos contra Hitler y contra los nazis en general. Pero ahora ya no habla, sí que baila

y tal, pero ya no habla. Con la edad se vuelven mudos.

Jorge Carrión, Barcelona el libro de los paisajes, Galaxia Gutenberg, 2017.

Jorge Carrión