Diversa Cultural

Diversa Cultural - 07 Junio 2024 Foto: Imágenes: GEl Diario, Blancanieves poster, Claudio Álvarez, El País

Kafka a través de sus trazos

En alguna ocasión le preguntaron a Fritz Lang lo que entendía exactamente por crítica social, ¿la de un sistema o la de una civilización? Lang contestó:

“[…] Lo que yo critico en mis películas no es en el fondo una especie de locura.

Es la lucha del individuo en contra de las circunstancias, el eterno problema de los antiguos griegos, de la lucha en contra de los dioses, el combate de Prometeo. Lo mismo ocurre en nuestros días: combatimos las leyes, luchamos contra los imperativos que nos parecen injustos y nada buenos para nuestros tiempos. Puede que sean necesarios dentro de treinta o cincuenta años, pero por el momento no lo son. Estamos luchando siempre. […] La lección del conjunto de mis películas sería la de que cada ser humano debe hallar su propia solución. El hombre puede revolverse contra lo que es malo o falso. Hay que revolverse cuando se halla uno ‘atrapado’ por las circunstancias, por las convenciones. […] Creo que hay que combatir sin cesar el mal en todas sus formas. Hay que combatir incluso cuando el resultado de la lucha es incierto. […] Hay que denunciar al mal tan pronto se presente en cualquiera de sus formas, como, por ejemplo, en el caso de un gobierno corrompido […]”.

Fernando Méndez-Leite von Hafe, Fritz Lang. Su vida y su cine, Ediciones Daimon, Barcelona, 1980.

FRITZ LANG ı Foto: GEl Diario

VERDAD

Sólo hay tolerancia real y genuina cuando un hombre está firme y absolutamente convencido de una verdad, o de lo que sostiene que es una verdad, y cuando al mismo tiempo reconoce el derecho a existir de aquellos que niegan esa verdad, y a contradecirlo, y a decir lo que piensan, no porque ellos sean libres frente a la verdad sino porque buscan la verdad a su propia manera, y porque él respeta en ellos la naturaleza y la dignidad humanas y esos mismos recursos y fuentes vivos del intelecto y de la conciencia que los hacen potencialmente capaces de alcanzar la verdad que él ama.

Jacques Maritain, “Verdad y confraternidad humana”, citado por Martha C. Nussbaum, Libertad de conciencia. Contra los fanatismos, trad. Alberto E. Álvarez y Araceli Maira Benítez, Tusquets, México, 2010.

RUIDO

Estoy completamente machacado a golpes y me duele la cabeza.

Ayer, anteayer y hace tres días mi patrona llamó con los nudillos a la puerta.

—¿Puedo saber por qué aporrea la puerta —le pregunté.

Mi tímida pregunta fue rechazada con esta contestación:

—Es usted un impertinente.

Las preguntas delicadas se consideran una insolencia.

Uno siempre debería hacer ruido.

Dar golpes es un verdadero placer; escucharlos no lo es tanto. Los que dan golpes no oyen los suyos; bueno, los oyen, pero no les molestan. Todo estruendo tiene algo agradable para el que lo causa. Lo sé por propia experiencia. Uno se siente valiente cuando escandaliza.

Vuelven a dar golpes.

Al parecer están apaleando una alfombra. […]

Quien desee colgar un cuadro de la pared debe clavar antes un clavo. Con esta finalidad se golpea.

—Sus golpes me molestan.

—Me trae sin cuidado.

—Bien, habrá que ocuparse como es debido de esa falta de delicadeza.

—Eso no le perjudicará.

Una buena conversación, ¿verdad?

¡Dar golpes! Me gustaría taparme los oídos.

Un día, siendo criado, yo también golpeé alfombras persas. El ruido resonaba en el espléndido paisaje.

Se sacuden las ropas, los colchones, etc.

La ciudad moderna está llena de golpeteos. El que se enfada por algo inevitable es bobo.

—¡Aporre sin cumplidos; dele, dele!

—¿Lo dice con ironía?

—Sí, pero poca.

Robert Walser, “Dar golpes”, Lo mejor que sé decir sobre la música, trad. Rosa Pilar Blanco, Siruela, 2019.

DOLOR

Ante un acontecimiento terrible, por fortuna, el dolor no se siente todo de un solo golpe, aunque uno crea en un principio que así es. A medida que los segundos, y los minutos, y las horas y los meses —hasta los años—, pasan, uno se da cuenta que el dolor se sufrió parcialmente de diversas formas, con distinta intensidad, a lo largo del tiempo. De otro modo, habría sido imposible, insoportable, sufrir la pena entera en una sola instancia y sobrevivir.

Elvia de Angelis, Reverberaciones, Floricanto, 2013.

BLANCA NIEVES

En 1934, Walt Disney era una sensación en Hollywood, pero él quería algo más: su objetivo era hacer un largometraje animado que rivalizara con las películas de acción real tanto en estilo como en complejidad. Cuando anunció la producción de Blancanieves y los siete enanitos, tildaron a la empresa de “la locura de Disney”. Durante los tres años siguientes, su estudio pasó de tener 300 a 700 empleados y el presupuesto original de 25 mil dólares se hinchó hasta 1.4 millones. Disney llegó a hipotecar su propia casa para acabar el proyecto. La película se estrenó en 1937, con una entusiasta acogida. La apuesta financiera de Disney dio sus frutos. Se había creado un nuevo medio para contar historias.

Daniel Borden et al., La historia del cine, trad. Teresa Jarrín Rodríguez, Blume, 2009.

Póster de la película "Blanca Nieves" ı Foto: Especial

PSICOLOGÍA

El día en que te vayan muy mal las cosas podrás contar con los dedos de la mano los que se quedan a tu lado, me dijo un negro viejo en un baile, un negro que se las daba de psicólogo. El viejo me dio otro consejo que había aprendido en el burdel del barrio: “En esta vida primero tú, después tú, y luego tú”. No es nada fácil aprender esa lección, añadió. Hay que ser un tipo duro, pero los de tu alrededor tendrán una ventaja, puesto que sólo siendo uno feliz puede hacer feliz a los demás. Ignoro si estas cosas rudimentarias de la vida se enseñan también en Harvard. No estoy seguro de si la psicología ha subido desde el burdel a la cátedra o, por el contrario, de la cátedra ha bajado al burdel y al mercado donde la gente manifiesta en los ojos todas las pasiones primarias acariciando con los dedos el dinero sudado antes de cambiarlo por el placer. Los profesores de psicología suelen tener un aire elegantemente devastado. En ese ambiente de estudio todo está preparado para que los alumnos privilegiados reciban las teorías más avanzadas sobre el comportamiento del alma humana, pero no es raro que esos profesores no sean tan coherentes como el negro que bailaba swing con una negra en aquella timba. Algunos profesores de psicología llevan una doble vida entre Erich Fromm y el alcohol y suelen tener escenas a cuchillo con su mujer en la cocina en el tedio de la tarde del domingo e incluso el emérito que el día anterior mandó un trabajo en clase acerca del conductista John Watson aparece por la mañana desnudo, erecto y asfixiado con la cabeza metida en una bolsa de plástico […]

Manuel Vicent, Radical libre, Círculo de Tiza, 2014.

FERNANDO SAVATER Y JAVIER MARÍAS

Fuimos tan amigos y durante tanto tiempo que ahora no recuerdo si alguna vez le dije en serio cuánto lo admiraba como escritor. Son cosas que uno nunca dice a un amigo, de verdad, porque introduce una rigidez académica en la familiaridad: y es más importante el afecto que la crítica literaria. Que la increíble —aún no la he digerido del todo— noticia de su fallecimiento me llegase en un hipódromo tiene su gracia porque cada vez que Javier sacaba uno en un relato nunca dejaba de decir: “Por allí andaba un filósofo muy aficionado a los caballos…”. Era una especie de contraseña entre los dos, un chiste privado. ¿Ahora ya podré admirarte inmensamente como si no nos conociésemos desde muchachos, mi querido Javier?

Fernando Savater, Carne gobernada. De política, amor y deseo, Ariel, 2024.

FERNANDO SAVATER Y JAVIER MARÍAS ı Foto: Claudio Álvarez, El País