Diversa Cultural

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ROBERT DE NIRO: UN TORO SALVAJE

Bob de Niro es un actor lleno de recursos y puede llegar a ser aún más potente cuando el primer plano enfoca a otro actor. A menudo saco frases de los diálogos que filmamos por encima de su hombro, porque algunos resultan muy buenos. Consigue sacar lo mejor de los demás intérpretes. Un ejemplo es la parte en la que Jake [La Motta] le pregunta a Joey si se cogió a su esposa. Tenía escritas siete páginas de esa escena, la única íntegramente dialogada de toda la película. Cuando él suelta la pregunta, Joey le dice: “¿Pero cómo me puedes preguntar eso?”. Yo le había dicho a Bob que Joe Pesci no estaba reaccionando como debía. Me dijo que filmara de nuevo, y esta vez le preguntó: “¿Te cogiste a tu madre?”. Cuando vean el film de vuelta, ¡fíjense en la expresión de Joe! Aprecio esa clase de ayuda. Tienes que dejar el ego afuera: no corresponde llevarlo al ensayo y tampoco al set. […] Algunos actores te asustan cuando se alejan a un rincón antes de una escena y empiezan a gritar. Nunca vi a Bob hacer este tipo de cosas, excepto para el rol físicamente demandante de Jake La Motta. En las escenas de pelea disponíamos de un saco de boxeo en medio del ring. Él se ponía a golpear esa cosa fuera de cámara y después entraba volando en el encuadre, todo transpirado y listo para matar. […]

Martin Scorsese, Scorsese por Scorsese, editado por Ian Christie y David Thompson, trad. Javier Mattio, El Cuenco de Plata / Cine, 2021.

Robert de Niro: un toro salvaje.

LA MENTIRA POLÍTICA

[…] aunque el Diablo sea el padre de las mentiras, parece haber perdido, como sucede a otros grandes inventores, gran parte de su prestigio superado por las continuas mejoras realizadas por otros. […] El poeta nos dice que cuando los dioses derrocaron a los monstruos, la tierra en venganza dio luz a su última hija: la Fama. La fábula debe interpretarse como sigue: cuando los tumultos y las sediciones se acallan, los rumores y las noticias falsas circulan con profusión por la nación. Según esto, la mentira sería el último consuelo de los grupos derrotados, terrenales y rebeldes. Pero los modernos han aportado grandes mejoras al aplicar este arte también para hacerse con el poder y conservarlo y no sólo para vengarse cuando lo han perdido, al igual que los animales usan de sus mandíbulas tanto para alimentarse cuando tiene hambre como para morder cuando se les acosa.

Esta genealogía, sin embargo, no siempre vale para la mentira política. [Ésta] puede nacer a veces de la cabeza del político derrotado y luego ser entregada a la chusma para que la cuide y mime. Otras veces nade deforme y se perfecciona con lametazos. También puede venir al mundo completamente hecha y las lengüetadas la echan a perder. A menudo, suele nacer niña y precisa de tiempo para crecer, pero también puede ver la luz hecha mujer para luego ir apagándose poco a poco.

Puede ser de noble cuna mas también puede ser prole del especulador: en este caso, se desgañita al romper aguas; en el otro, llega como un susurro. Sé de una mentira cuyo ruido molesta a medio reino y que, aun siendo ahora demasiado orgullosa y grande para reconocer su paternidad, nació como cuchicheo. Para concluir sobre la natividad del monstruo: cuando viene al mundo sin aguijón, nace muerto; y cuando pierde el aguijón, muere.

Jonathan Swift, El arte de la mentira política, trad. Francisco Ochoa de Michelena, prol. Jean-Jacques Courtine, Diario Público, 2010.

UNA CASA CON TRES SIGNIFICADOS

La Sala del té (el Sukiya) no pretende ser otra cosa más que una simple casa de campesinos: una choza de paja, como la llamamos. Los caracteres ideográficos originales de la palabra sukiya significan la Casa de la Fantasía. Con posterioridad, los diversos maestros de té substituyeron algunos de los caracteres chinos de la palabra, de acuerdo con su concepción personal de la Sala del té, de forma que el término sukiya puede significar también la Casa del Vacío o la Casa de lo Asimétrico. Y es, en efecto, la Casa de la Fantasía en cuanto que no es más que una construcción efímera, levantada para servir de asilo a un impulso poético. Es también la Casa del Vacío por cuanto está totalmente despojada de ornamentación y, por tanto, se puede con la mayor libertad colocar en ella algo con lo cual satisfacer un capricho estético pasajero. Es, en fin, la Casa de lo Asimétrico en el sentido de que está consagrada al culto de lo Imperfecto, y de que en ella se deja siempre, voluntariamente, algo inacabado que los juegos de la imaginación acaban a su placer.

Okakura Kakuzo, El libro del té, trad. Héctor Amic de la Torre, Ediciones Zeus, 1961.

Una casa con tres significados

DISCO FEVER

Parece que la verdadera causante de la música disco resultó ser Elizabeth Taylor, y ni siquiera lo hizo voluntariamente. Una reciente historia oral del movimiento disco cuenta que, cuando Richard Burton perdió la cabeza por la Taylor durante el rodaje de Cleopatra y pagó un millón de dólares en una subasta para regalarle el famoso diamante Krupp, la primera esposa del actor, Sally Burton, huyó a buscar consuelo entre sus amigos gays de Nueva York, y ellos la convencieron de abrir en su casa el primer local bailable donde un DJ hacía sonar dos discos a la vez (superponiendo, por ejemplo, los jadeos de Jane Birkin en Je t’aime, moi non plus al ritmo infeccioso de mano Manu Dibango en Soul Makossa).

La casa mutó pronto en discoteca, la bautizaron Arthur, fue el lugar que patentó la hoy clásica bola de espejos giratoria en el centro de la pista de baile y tu tuvo a pleno sus quince minutos de fama, hasta que Sally Burton se asustó de la cantidad de poppers que tomaban sus habitués para poder bailar toda la noche sin parar. Cuando Sally prefirió bajar los decibeles y apuntar a un público más sereno, la movida se trasladó a otra parte, y a otra, y cuando se quisieron dar cuenta, el fenómeno ya tenía nombre (”Disco Fever”) y los sesenta habían desembocado en los setenta.

Juan Forn, “Sobreviviré”, Yo recordaré por ustedes, prol. Mariana Enríquez, Seix Barral, 2023.

Disco fever.

SHAKESPEARE EN LA CORTE

El acceso a la corte abría a la curiosidad atenta del joven dramaturgo la posibilidad de observar de cerca aquel mundo de la realeza y de la política hacia el cual sentía tan agudo interés. En las historias de los reyes ingleses, que escribió en aquellos años, y en muchas otras obras suyas, Shakespeare analizó los problemas surgidos del poder, sus orígenes, sus desviaciones, sus consecuencias. Estaba fascinado por las profundas y completas relaciones que ligan al príncipe con su pueblo y con su propia conciencia: de este triángulo nace la dramaticidad intrínseca de muchos de sus héroes. Admiraba a Isabel y en ella se inspiró para trazar figuras de príncipes sabios y prudentes. No era ambicioso y no tardó en servirse de la entrada en la corte para obtener favores personales. El poder no le deslumbraba, y probablemente, aumentando en él con el pasar del tiempo la conciencia del propio genio, sufrió por la condición inferior en que le colocaban socialmente su nacimiento oscuro y su oficio de actor. Las referencias a las injusticias de que se halla entretejida la sociedad son frecuentes en sus obras. “Quien soportaría la jactancia del orgulloso, el retardo de las leyes, la insolencia de quien está investido de un cargo y los escarnios que el mérito paciente recibe de los indignos…” Son palabras de Hamlet en el célebre monólogo del tercer acto, pero son el eco de la voz del poeta, la voz de un hombre que ha conocido de cerca los engranajes del poder, ha visto cómo funcionan y no se ha hecho ilusiones […]

María Pía Rosignoli, Colosos de la Historia. Shakespeare, trad. y adaptación José María Alonso Gamo, Arnoldo Mondadori Editore - PROMEXA,1981.

Shakespeare en la corte.