LA SORDERA DE UN MÚSICO
El compositor checo Bedřich Smetana le explica en una carta a una querida amiga: “Los doctores me han prohibido leer, escribir, pensar, etc. No han podido, sin embargo, ser capaces de prohibirme escuchar lo que sucede a mi alrededor, pues algo más poderoso que ellos ya lo hizo: ‘el Destino’. Perdona que me refiera a mi sordera que dura ya nueve años, y que me ha robado todo lo que hace hermosa nuestra existencia. Yo, un músico, ¡con la audición destruida! ¿Por qué? Ni siquiera he podido escuchar alguna vez las pequeñas voces de mis nietos… Con este dolor, invoqué a mi espíritu, y eso me permitió imaginar mis composiciones como si las escuchara. Y escribí largas y difíciles composiciones durante ese periodo, grandes composiciones como El beso, una ópera, El secreto, otra ópera, y El muro del diablo; luego obras sinfónicas, seis extensas obras para orquesta bajo el título de Mi Patria. ¡Y es así como pude soportar mi insoportable destino! Si todavía hay mártires en estos tiempos, yo soy el más infeliz de ellos, pues el destino me ha condenado a una tumba silenciosa donde el sonido de las voces humanas no se oye…
Nicholas Parsons, A Letter Does not Blush. A collection of the most moving, entertaining, and remarkable letters in history, trad. personal D.J.G., Buchan & Enright Publishers, 1984.
LA VIDA DE LOS ANIMALES
Veamos, camaradas: ¿Cuál es la realidad de esta nuestra vida? Encarémonos con ella: nuestras vidas son tristes, fatigosas y cortas. Nacemos, nos suministran la comida necesaria para mantenernos y a aquellos de nosotros capaces de trabajar nos obligan a hacerlo hasta el último átomo de nuestras fuerzas; y en el preciso instante en que ya no servimos, nos matan con una crueldad espantosa. Ningún animal en Inglaterra conoce el significado de felicidad o la holganza después de haber cumplido un año de edad. No hay animal libre en Inglaterra. La vida de un animal es sólo miseria y esclavitud; ésta es la pura verdad.
Pero, ¿forma esto parte, realmente, del orden de la naturaleza? ¿Es acaso porque esta tierra nuestra es tan pobre que no puede proporcionar una vida decorosa a todos sus habitantes? No, camaradas; mil veces no… ¿Por qué, entonces, continuamos en esta mísera condición? Porque los seres humanos nos arrebatan casi todo el fruto de nuestro trabajo… El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar el arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les da el mínimo necesario para mantenerlos y lo demás se lo guarda para él. Nuestro trabajo labora la tierra, nuestro estiércol lo abona y, sin embargo, no existe uno de nosotros que posea algo más que su pellejo. […]
George Orwell, La rebelión en la granja, trad. Rafael Abella, Ediciones Destino, Barcelona, 1999.
EL DORÍFORO DE POLICLETO
Es muy probable que Policleto no sería un escultor importante para nosotros si no fuera por la particularidad de haber compuesto el primer tratado de teoría del arte, el llamado Canon, que en la mayoría de los estudios dedicados al tema se considera que estaba conformado por un tratado en el que planteaba una definición de la belleza y las formas de obtenerla, junto con una escultura que se supone que era la explicación plástica de lo expuesto. Este tratado surge al lado de una serie de textos que explican los saberes que aparecen en la primera mitad del siglo V a. C., y que abarcan desde la arquitectura, la medicina, la poesía y la retórica hasta la filosofía.
Por esta razón, la escultura más famosa de Policleto —de la que se han identificado numerosas copias—, la mejor conservada de ellas, que fue descubierta en Pompeya y actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles, es la que se considera la escultura acompañante del Canon. Representa a un hombre joven que sostiene una lanza sobre el hombro, por lo que se le conoce como el Doríforo. Como la mayoría de las esculturas de Policleto, estaba hecha en bronce. El joven descarga su peso sobre la pierna derecha mientras desplaza el pie izquierdo hacia atrás, apoyando únicamente los dedos.
Alicia Montemayor García, La trama de los discursos y las artes. El Canon de Policleto de Argos, Conaculta, 2013.
EL PLAGIO DE NERUDA
Neftalí Reyes Basoalto publicó a los 20 años bajo el pseudónimo de Pablo Neruda Veinte poemas de amor y una canción desesperada, hoy traducido a más de 35 idiomas y superado con creces el millón de ejemplares vendidos. El éxito instantáneo de su libro le ganó la enemistad de escritores chilenos como Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y Volodia Teitelboim. Los cuatro, Neruda y sus detractores, estaban afiliados al Partido Comunista de Chile y las críticas al joven poeta llegaron con la malignidad de la que harían fama sus militantes. Teitelboim, sin embargo, halló uno de los más famosos, e irrefutables, ejemplos de plagio en la obra de Neruda. Hablamos del Poema 16 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada que es un plagio casi infantil del poema 30 de El jardinero de Rabindranath Tagore. Sobre todo considerando que Tagore ya era Premio Nobel para entonces y El jardinero un libro leído y releído a lo largo de todo el globo.
Rabindranath Tagore- Poema 30 (1917)
Neruda – Poema 16 (1924)
Tú eres la nube crepuscular del cielo de mis fantasías
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
Tu color y tu forma son los del anhelo de mi amor
Y tu color y tu forma son como yo los quiero
Eres mía, eres mía y vives en mis sueños infinitos
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces
Y viven en tu vida mis infinitos sueños
Tienes los pies sonrojados del resplandor ansioso de mi corazón
La lámpara de mi alma te sonroja los pies
¡segadora de mis cantos vespertinos!
El agrio vino mío es más dulce en tus labios
Tus labios agridulces saben a mi vino de dolor
¡Oh, segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, y vives en mis sueños solitarios
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
Mi pasión sombría ha oscurecido tus ojos
de la tarde y el viento arrastra mi voz viuda
¡cazadora del fondo de mi mirada!
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna
En la red de mi música te tengo presa amor mío
En la red de mi música estás presa, amor mío
Eres mía, eres mía
Y mis redes de música son anchas como
el cielo
Y vives en mis sueños inmortales
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño
Cuando quedó en evidencia el plagio, Neruda intentó justificarlo diciendo que su poema era una “paráfrasis” del de Tagore, que lo había reescrito para que una dama amiga, gran admiradora de Tagore, lo entendiera mejor y que, cuando envió a imprenta la primera edición de “Veinte Poemas de Amor…” se le olvidó poner una observación. En otra oportunidad dijo que, por sugerencia de su amigo Joaquín Cifuentes, no puso la aclaración porque una eventual acusación de plagio mejoraría las ventas. Sea como fuere, tácitamente reconoció el asunto y no hizo nada para que en las ediciones posteriores de su libro se aclarara.
https://fernandolizamamurphy.com/2017/05/28/los-plagios-de-neruda/ y Hernán Loyola, Los pecados de Neruda, Lumen, 2019.