EL VALOR DE LA DUDA
[…] Ya tuve ocasión de decir que los hombres pueden dividirse entre los satisfechos de sí mismos y los que nunca están contentos. No hace falta que lo repita, porque se ha convertido en una especie de refrán al que acudo en las más variadas ocasiones. Yo pertenezco a la segunda categoría. […] Nada hay más costoso que levantar todos los velos que recubren ante uno mismo el fondo oscuro de la propia naturaleza. Nada más difícil ni desagradable. He sido siempre muy autocrítico conmigo mismo. He hablado a menudo de la lección de los clásicos. La primera y más duradera lección que ellos me han dejado es la de la humildad, la de no creérselo, la de no perder el sentido de la proporción. En una visión laica de la vida (no laicista, porque el laicismo es una iglesia como todas las demás, con sus dogmas y anatemas), en una visión, por tanto, en la que sólo contamos con la luz de la razón para iluminar las tinieblas en las que nos encontramos inmersos, las certezas absolutas no tienen cabida. Y donde no existen, ni pueden existir, certezas absolutas, la condición permanente es la duda metódica.
Norberto Bobbio, El oficio de vivir, de enseñar, de escribir. Conversación con Pietro Polito, trad. Andrea Greppi, Editorial Trotta, 2017.
CORRESPONDENCIA
Las cartas de Leopold a su hijo [Mozart] reflejan el control que ejercía sobre Wolfgang, pero también demuestran una genuina preocupación por su bienestar y éxito. Durante años, Leopold ofreció consejos y directrices a Wolfgang sobre cómo comportarse, qué decisiones tomar y cómo manejar su carrera musical. Esta correspondencia revela una relación ambivalente: Leopold era, por un lado, un apoyo esencial para el joven genio, pero al mismo tiempo, se convirtió en una carga debido a sus altas expectativas. Aunque Wolfgang amaba profundamente a su padre, sentía el peso de esas expectativas y, finalmente, decidió buscar independencia. Este deseo de libertad artística provocó importantes fricciones entre ellos, sobre todo cuando Mozart decidió mudarse a Viena para seguir su propio camino como compositor independiente. Una de las cartas de Wolfgang ilustra su evolución musical:
“No puedo esperar a contarte cómo el Kapellmeister [maestro de capilla] y el organista se cruzan en sus papeles. Aquí en Munich, toqué mis seis sonatas varias veces de memoria. En una ocasión, interpreté la quinta en Sol mayor en un concierto ante aristócratas. La última, en Re mayor, suena maravillosa en un Piano Forte Stains”.
Wolfgang Amadeus Mozart, My Dearest Father, trad. Manuel Guerra de Luna, Penguin Classics, Londres, 2015.
LAS ILUMINACIONES DE GALILEO
“[…] Mas lo que supera con mucho todo lo que se haya podido imaginar, y que es lo que me ha movido principalmente a presentarlo a todos los astrónomos y filósofos, es nuestro descubrimiento de cuatro astros errantes que nadie antes de nosotros conoció u observó, los cuales, a semejanza de Venus y Mercurio en torno al Sol, poseen sus propios periodos en torno a cierto astro principal que forma parte de los conocidos, ora precediéndole, ora siguiéndole, sin alejarse nunca de él más allá de determinados límites. Tales cosas hallé y observé no hace mucho mediante los perspicilli inventados por mí, iluminado previamente por la gracia divina”.
Resumiendo: montañas en la Luna, nuevos “planetas” en el cielo, nuevas estrellas fijas en número incalculable, cosas que ningún ojo humano había visto antes y que ninguna mente humana había concebido. Y no sólo eso; además de estos hechos nuevos, sorprendentes y totalmente inesperados e imprevistos, estaba también la descripción de un invento asombroso —el primer instrumento científico—, el perspicillum, que hizo posibles todos esos descubrimientos y le permitió a Galileo trascender las limitaciones impuestas por las Naturaleza —o por Dios— a los sentidos y al conocimiento humanos.
Alexandre Koyré, Del mundo cerrado al universo infinito, trad. Carlos Solís Santos, Siglo XXI, México, 2000.
PIGLIA Y LA DICTADURA
El escritor Marco Antonio Campos entrevistó en alguna ocasión a Ricardo Piglia y le preguntó: ¿Cuáles son las realidades políticas a las que se halla más ligada su narrativa? Piglia le respondió que por un lado el peronismo. Y luego siguió: “Por otro lado está también la dictadura militar de 1976 a 1983. Es una experiencia que a alguien, que no haya estado aquí, no le es dable imaginar. El modo como esa experiencia ha tocado el núcleo de esta sociedad es algo que nosotros no podemos comprender muy bien pero que tal vez, en el futuro, un historiador podrá reconstruir tanto en las relaciones personales como en el lenguaje. Es una experiencia de horror con tal grado de profundidad que es muy difícil explicarlo.
[Después de unos meses en California, explica Piglia] Decido volver en el 1977 por una serie de razones que tienen que ver en cómo percibía la situación en Argentina. Paseo por Buenos Aires y noto que en las calles los militares han cambiado el sistema de señales. Una fue que donde estaban los postes de parada de los autobuses, colocaron rótulos donde se lee: ZONA DE DETENCIÓN. Si nosotros quisiéramos poner un nombre a esto, se nos ocurrirían muchas cosas muy distintas pero no ‘zona de detención’. Ese tipo de lenguaje era como la explicación de cosas y hechos que nosotros sabíamos que existían. Hasta tal punto la organización de las fuerzas armadas había entrado en el espacio urbano, que el señor militar o el señor civil al servicio de los militares, que debía definir una cosa tan trivial como ésta, ponía un nombre donde simbólicamente se hallaba una verdad: la ciudad entera como una gran zona de detención. Hasta ese límite se llegó entre lo que no se sabía y lo que se decía”.
Marco Antonio Campos, Literatura en voz alta. Entrevistas con escritores, Ediciones Coyoacán, 2000.
BRIAN DE PALMA
La historia de De Palma forma una mezcla prometedora, llena de extravagancia y suave exotismo. Sus padres eran ambos católicos italianos pero el pequeño Brian se educó como presbiteriano. La imaginería católica fue naturalmente la más persistente en el joven artista (“es una religión espeluznante”) y sus temas y formas perduran en su obra: el diabolismo, los esquemas morales ritualizados pero arbitrarios, el sentimiento de culpa. De Palma padre era cirujano: ortopedia, la corrección de la deformidad. Brian solía asistir a las operaciones, cogiendo a menudo un injerto de piel o un trasplante de hueso, y hacía luego trabajos en vacaciones en laboratorios médicos. “Yo tengo una tolerancia alta a la sangre”, dice.
Martin Amis, El infierno imbécil, trad. José Manuel Álvarez Florez, Ediciones Península, 2014.
CONCEPTO CLARO
Si usted quiere formarse “un concepto claro” de la existencia, viva.
Piense. Obre. Sea sincero. No se engañe a sí mismo. Analice. Estúdiese. El día que se conozca a usted mismo perfectamente, acuérdese de lo que le digo: en ningún libro va a encontrar nada que lo sorprenda. Todo será viejo para usted. Usted leerá por curiosidad libros y libros y siempre llegará a esa fatal terminal: “Pero sí esto lo había pensado yo, ya”. Y ningún libro podrá enseñarle nada.
Roberto Arlt, Aguafuertes porteñas, Ediciones B, 2017.