Truman Capote [1924-1984] decía con frecuencia que había nacido en el Hotel Monteleone de Nueva Orleans. A veces incluso decía que había nacido en su giratorio Carousel Bar. Esto es absolutamente falso, ya que fue construido en 1949. Lo que sí sabemos es que la madre de Capote, con diecisiete años, estaba alojada en el Monteleone en la fecha de su nacimiento, pero personal del hotel la transfirió al Hospital Touro a tiempo para dar a luz a ese pequeño genio literario. Sin embargo, prevalece una verdad poética en la afirmación. El Carousel Bar del Monteleone podría ser visto como el hogar espiritual de Truman, y el hotel como su padrino. Truman necesitaba padrinos. Una búsqueda metafórica de sus padres ausentes se encuentra en buena parte de su literatura.
Ostentoso, bullicioso, y notablemente alto para Nueva Orleans, el Monteleone podría ser parte de la renovación hotelera de Nueva York trasplantada a esta ciudad europea en la ribera del Mississippi. Su construcción se inició de 1886 en adelante a cargo de Antonio Monteleone, un zapatero inmigrante italiano cuya familia todavía es propietaria del bloque de 600 habitaciones. Ampliado en los años 1950 y 1960, el Monteleone sigue siendo el único rascacielos en el viejo Barrio Francés. Erigido en el estilo arquitectónico Beaux-Arts, sigue siendo un lugar para alojarse en Nueva Orleans. Tennessee Williams lo menciona en La rosa tatuada y Orfeo desciende, Eudora Welty lo cita en Una cortina de follaje, Hemingway hace referencia a él en su relato “Night Before Battle”, y Rebecca Wells lo menciona en su libro Clan Ya-ya.
Según Truman, durante una infancia muy solitaria, su madre a veces lo encerraba en su suite del Monteleone
Según Truman, durante una infancia muy solitaria, su madre a veces lo encerraba en su suite del Monteleone cuando quería salir de fiesta por las noches. Después del divorcio de sus padres, lo mandaron a vivir con sus primos de Alabama, y Truman volvía al Barrio Francés durante las festividades. En la década de 1940, ya siendo un guapo hombre rubio con ambiciones literarias, Truman escribía Otras voces, otros ámbitos en el número 711A de la Royal Street de Nueva Orleans. Gracias a los rumores y al histrionismo de Truman, el libro fue un éxito literario antes de que se publicara en 1948. La historia se centraba en un solitario muchacho de trece años ligeramente afeminado a quien habían mandado desde Nueva Orleans a vivir con su padre que lo había abandonado al nacer.
Actualmente se puede encontrar el lugar donde Truman escribió Otras voces, otros ámbitos, entre la sombrerería de Royal Street 709 y una tienda de playeras en el 713. Hay un pasaje que corre hacia una vieja escalera oscura que lleva hacia los departamentos, y un patio de ladrillos. En el pasaje se venden antigüedades que me impidieron el paso, pero encontré el patio, oculto por un par de grandes persianas en las que se leía: PATIO PRIVADO. NO TOMAR FOTOS, Por favor. Obviamente, muchos viajeros llegaban hasta ahí. Pese a todo, me asomé por las persianas y por la rendija que había entre ellas para ver una pequeña casa blanca con balcones, rodeada de plantas, donde Truman escribió su primer bestseller. Por viejas fotos que he visto, en su momento estaba definitivamente más ruinosa. Hoy parece la joya que Truman habría deseado que fuera.
Capote siguió visitando Nueva Orleans, a veces para alejarse de la fama que tan esforzadamente persiguió —en especial después de que la película Desayuno en Tiffany’s lo convirtió en una estrella en los años sesenta. También vivió durante un tiempo en Roma en la Via Margutta muy cerca de donde murió Keats, pero tenía una especial debilidad por el Barrio Francés. En una entrevista publicada en 1981 en la revista People, mucho después de que su novela de no ficción A sangre fría hiciera de Truman una poderosa figura en la literatura moderna, declaró: “Cuando me invade cierto estado de ánimo, voy. Me quedo un par de semanas y leo y escribo y paseo. Es como mi ciudad natal”. Luego elogió la catedral St. Louis, el Caribbean Room en el Hotel Pontchartrain, y el club burlesque de Bourbon Street, Gunga Dean, como uno de sus lugares favoritos.
Al igual que Truman, he disfrutado sentarme en uno de esos taburetes en el ostentoso Carousel Bar, que simula sorprendentemente un carrusel de feria. Cada quince minutos hay una pequeña y lenta rotación. Es fácil imaginar a Capote encaramado en uno de esos asientos, con los pies colgantes y su extraña y aguda voz dominando el bar.
Hoy probablemente le asombraría a Truman saber que existe una Suite Capote en el Monteleone. Es una de las cinco suites literarias que el hotel creó en honor a sus huéspedes literarios más famosos: Faulkner, Tennessee Williams, Hemingway, Welty y Truman. Cuando me invitaron a visitarla la encontré más bien estrecha y con las cortinas demasiado fruncidas. A la abuela inglesa de mi esposa le habría encantado, pero la decoración probablemente sea una elección sabia: no todos los huéspedes del Monteleone compartirían el talento y florido gusto de Truman Capote.
(Traducción D.J.G.)