JUNTO A BORGES
En 1935 mi tío Miguel Casares me encargó que escribiera para La Martona (la lechería de los Casares) un folleto científico, o aparentemente científico, sobre la leche cuajada y el yogur. Me pagarían 16 pesos por página, lo que entonces era un muy buen pago. Le propuse a Borges que lo hiciéramos en colaboración. Escribimos el folleto en el comedor de la estancia, en cuya chimenea crepitaban ramas de eucalipto, bebiendo cacao, hecho con agua y muy cargado. Aquel folleto significó para mí un valioso aprendizaje; después de su redacción yo era otro escritor, más experimentado y avezado. Toda colaboración con Borges equivalía a años de trabajo.
Intentamos también un soneto enumerativo, en cuyos tercetos, no recuerdo cómo, justificamos el verso los molinos, los ángeles, las eles, y proyectamos un cuento policial —las ideas eran de Borges— que trataba de un doctor Prectorius, un holandés vasto y suave, director de un colegio, donde por medios hedónicos (juegos obligatorios, música a toda hora), torturaba y mataba a niños. Este argumento es el punto de partida de toda la obra de Bustos Domecq y Suárez Lynch.
Adolfo Bioy Casares, Memorias, Alfaguara, 2022.
HERMANO CRUEL
Bach, huérfano a los diez años, quedó a cargo de su hermano mayor, el organista Johann Christoph Bach. Dependía de su hermano para su dieta musical y, según se cuenta, el joven Bach pronto consumió toda la música que le daban a estudiar y buscó obras más difíciles de los grandes compositores del momento:
Había observado que su hermano tenía
un libro con varias obras de grandes autores y le rogó encarecidamente que se lo dejara. Pero su hermano se negaba una y otra vez. Como estas negativas no hacían sino aumentar su deseo de poseer el libro, al final discurrió la manera de hacerse con él a escondidas. El libro estaba guardado en un armario cuya puerta era de celosía y Bach aún tenía las manos lo bastante pequeñas para pasarlas por ella y enrollar el libro, que simplemente estaba cosido, con lo que no dudó en aprovechar estas favorables circunstancias. Pero, como no tenía velas, solo podía copiar el libro las noches de luna, por lo que tardó seis meses en terminar la laboriosa tarea. Al final, cuando se creía aseguro poseedor del tesoro y se proponía hacer buen uso de él, su hermano lo descubrió y le quitó sin piedad la copia que tanto esfuerzo le había costado hacer; y no la recuperó hasta la muerte de su hermano.
Philip Kennicott, Contrapunto. Recuerdos de Bach y de duelo, trad. Juan Manuel Salmerón Arjona, Alpha Decay, Barcelona, 2023.
FILOSOFÍA PERENNE
Existe una visión mucho más sofisticada de la relación existente entre el ser humano y la Divinidad; una visión que ha sido sostenida por la mayor parte de los teólogos, filósofos, sabios, e inclusos científicos, más dotados de todos los tiempos; una visión −conocida con el nombre de “filosofía perenne” (el término fue acuñado por Leibnitz)— que descansa en el núcleo esotérico del hinduismo, del budismo, del taoísmo, del sufismo y del misticismo cristiano; una visión, por último, que fue abrazada, parcial o totalmente, por individuos como Spinoza, Albert Einstein, Schopenhauer, Jung, William James y Platón. Además, en su forma más pura esta visión no es tanto una anticiencia como una transciencia… Este es el motivo, por el cual muchos científicos más lúcidos −como Einstein, Schrödinger, Eddington, David Bohm, Sir James Jeans e incluso Isaac Newton− hayan coqueteado −y hasta hayan abrazado abiertamente− la filosofía perenne. En palabras de Albert Einstein:
La mística es la emoción más hermosa que podemos experimentar. La mística es el fundamento mismo de todo arte y de toda ciencia verdadera. Quien desconoce esta emoción… está muerto. El conocimiento de que lo que nos resulta impenetrable −lo que con nuestras torpes facultades sólo podemos comprender de un modo muy rudimentario− realmente existe y se manifiesta como la más elevada de las sabidurías y la más resplandeciente de las bellezas constituye el fundamento mismo de la auténtica religiosidad. En este sentido −y sólo en este sentido− puede considerárseme enrolado en las filas de los hombres devotamente religiosos.
O, según Louis Pasteur, el primer gran microbiólogo: “Feliz aquel que lleva un dios en su interior y le obedece. Los ideales del arte y de la ciencia están iluminados por los reflejos del infinito”.
La esencia de la filosofía perenne puede ser formulada sencillamente afirmando la existencia de algún tipo de Infinito, una especie de Divinidad Absoluta que trasciende la noción de un Ser colosal, un gran Padre o un gran Creador separado de sus criaturas, los objetos, los acontecimientos y los mismos seres humanos como el sustrato, la esencia o la condición misma de todas las cosas y de todos los acontecimientos. No se trata, pues, de una Gran Cosa ajena a todas las cosas finitas sino más bien de la realidad, de la esencia o del sustrato mismo de todas las cosas.
Ken Wilber, Después del Edén. Una visión transpersonal del desarrollo humano, trad. David González Raga, Kairós, 1995.
VALIJA
Cuando veo una película en la que alguien carga una valija y tiene que llevarla consigo durante varias tomas (porque no tiene donde dejarla, está en una ciudad o país extranjero, en la valija están todas sus posesiones, etc.), tengo imperiosamente que defenderme de la angustia pensando, obligándome a pensar, que a ese personaje lo está representando un actor, que la valija no contiene nada que a ese actor le importe, que no bien se apaga la cámara puede dejarla en cualquier parte y olvidarse de ella.
Me pregunto si el mecanismo de la pesadilla invadirá la vida de toda la gente como invade la mía.
César Aira, Continuación de ideas diversas, Jus. Libreros y Editores, 2014.
PEDRO INFANTE CANTA
En 1950 Pedro Infante trabajó en cinco películas y grabó la cifra récord de cincuenta y seis canciones para Peerles, entre ellas dos grandes éxitos: “El gavilán pollero” y “Las mañanitas”, que se volvió el disco de mayor venta en toda la historia de la compañía. En su trabajo discográfico fue el primer cantante que se permitió comentarios improvisados entre las estrofas, ruidos ambientales y actuar las canciones, a veces haciendo voces cómicas.
Gran cancionero mexicano 2. Las canciones que nos han hecho amar, llorar y recordar, prólogo. Roberto Cantoral, Sanborns, 2009.
LAPISLÁZULI
Tradicionalmente ha sido considerado un símbolo de poder y la realeza, desde la época de los egipcios, han utilizado este cristal en abundancia, ya que se pensaba que era la gema de los dioses. Los sacerdotes egipcios creían firmemente que, meditando en la profundidad de sus tonalidades, intentando penetrar en sus misterios, era posible establecer contacto con los dioses.
El lapislázuli ha disfrutado a lo largo de los tiempos de un tratamiento privilegiado, ornamentando ropajes, joyas y amuletos de altos dignatarios religiosos y personajes de sangre real. Para los egipcios, llevar esta piedra era equivalente a disfrutar de un poder interior que los elevaba y los aproximaba a sus dioses. Pulverizada, la utilizaban para neutralizar el efecto de los venenos y curar algunas enfermedades. Desde aquellos tiempos tan remotos nos llega el aura purificadora de esta gema, que en meditación se usa colocándola sobre el tercer ojo para desbloquear el funcionamiento
de la mente y liberar las fuerzas intuitivas, para identificar los impulsos negativos que impiden el ascenso hacia la conciencia del propio poder.
Alicia Gallotti, El poder mágico de los cristales.
Sus extraordinarias propiedades energéticas y terapéuticas, Ediciones Martínez Roca, 1988.