Fernando del Paso es mi santo publicitario y las campañas imaginarias en El Viaje de Palinuro por las Agencias de Publicidad son el mejor testimonio de que esos antros están llenos de gente que escribe, ilustra y alucina: la dupla copy + arte. Así fue como conocí hace unos quince años a Ricardo Cortés, alias el Rick Rock, y quedamos unidos por el trabajo + la música en esos jales creativos. Coleccionábamos playeras rockeras y un día le regalé una de Grateful Dead con la historia de la canción “St. Stephen” ilustrada por Bob Thomas frente y vuelta. Te la ponías y alucinabas. No tenía precio, se la cambié a un chavo en Toronto que no quiso venderla y me pidió la de Black Flag con el logotipo creado por Raymond Pettibon. Una por otra. La usé yo, la usó el Rick Rock y al final se la quedó un amigo mutuo. Cuatro dueños y lo único que esa playera representaba era la unión del arte gráfico y el rock.
Este año, Ricardo aterrizó una idea que le daba vueltas en la cabeza: Huayco, la entidad artística para difundir y vender sus obras, un trabajo hecho con técnicas gráficas y fotográficas que lo identifican —como el monocromo y la cianotipia— movidas por la música, la naturaleza y la creatividad. Así surgió Soultrack, la serie de arte en la que cada pieza está inspirada en una canción de la banda sonora en la vida de Ricardo. En algún punto reconoció que la música ha sido más que un acompañamiento, el pulso que guía sus pasos y un lenguaje con el que traduce el mundo. Su visión parte de la desafinada condición humana, la sexualidad, la vida, el miedo y la muerte, factores entramados que interactúan con la música para hacer sus interpretaciones visuales.
LO QUE INTENTA ES RETAR al espectador a que escuche con los ojos e interprete la canción que está viendo, ninguna es traducción obvia y en unas más que otras hay que pensar detenidamente, lo que implica observar la obra hasta escuchar en la mente la pieza o el artista en cuestión. Su proceso creativo es casi directo: elige canciones o artistas que lo han marcado, los escucha una y otra vez para bajar dos o tres ideas que remitan a la música y que cuenten la historia, elige la representación más poderosa y pone manos a la rola con ilustración, collage, pintura acrílica, fotografía y esténcil: The Velvet Underground, Pink Floyd, Radiohead, Led Zeppelin, Eric Clapton, Kula Shaker, Incubus, David Bowie, Beatles, Van Morrison, Roxy Music, Neil Young y Travis, entre otros, forman parte de su galería de música y músicos ilustrados.
El siguiente paso fue montar la exposición de Soultrack en la Ciudad de México, obras que podrán interpretarse hasta el 15 de enero de 2025 en la Indómita Punk Burgers, la única galería-estudio-bar que sirve unas hamburguesas ramonudas, ambientada por diyeis chingones en Miguel E. Schultz 7B, San Rafael. Además de la exposición, hay reproducciones a la venta. Para mí, lo más chingón es que su arte también lo hizo playeras para ponérselo y llevarlo puesto. Si no logran llegar a la Indómita, todo el material se puede ver y mercar en el mero huayco.mx