Cómo sufrí en la secundaria con la poesía, nos la metían sin vaselina con las viejas ediciones de Porrúa. Por suerte, el músico y artista sonoro Jairo Guerrero desarrolla un proyecto singular: Techxturas Sonoras, una exploración de la literatura y la poesía mexicana a través de la música electrónica, para crear piezas que conectan el pasado literario con el presente musical: las plumas y voces de Rosario Castellanos, Juan José Arreola, Octavio Paz, Juan Rulfo, Elsa Cross y Efraín Huerta, entre otros, se convirtieron en un estilo electrónico personal, justo en la intersección de la palabra y el sonido. En noviembre, Guerrero lanzó en plataformas de streaming los poemas sintetizados del potosino Manuel José Othón, un homenaje en el 118 aniversario de su muerte.
En este EP, seleccionó sus poemas favoritos de Othón para crear los paisajes sonoros en torno a cada uno: “Idilio Salvaje”, “Frons in Mare”, “Matinal”, “Vespertino”, “Nocturno” y “Los Fuegos Fatuos-Parte de Noche Rústica de Walpurgis”. Los poemas son recitados por la voz pausada de Guerrero, quien fusiona los versos con los sonidos de la electrónica y logra extraer la musicalidad de los textos, los envuelve en las atmósferas etéreas que le dictan las palabras, en una experiencia sonora y poética que revive la fuerza lírica. “No es un disco instrumental ni un audiolibro”, niega categórico, “no se trata de música de fondo para los textos, sino de piezas de arte sonoro experimental surgidas de los poemas”.
GUERRERO CONSTRUYE LA PIEZA a partir de la estructura del poema: “La música es orgánica, la poesía de Othón es recitada y al mismo tiempo moldea los sonidos de las composiciones”. Esta interacción de las palabras y los sonidos genera un efecto que define como sinestesia, involucra los sentidos y es transmedia: “el oyente es invitado a sentir el poema a través de los elementos sonoros, la música expresa lo que las palabras sugieren”.
Liturgias
¿Qué música electrónica surge de la poesía mexicana del siglo XIX? Una amalgama digital y analógica que no cabe dentro de ningún género concreto, es imposible etiquetarla, más que estilos predomina el lenguaje sonoro de Jairo: “Los poemas me dictan cómo amalgamar secuencias, sonidos, texturas, ritmos, cadencias y efectos. Cada elemento sonoro surge como respuesta al contenido poético. Más que sonar minimal, downbeat, ambient o industrial, lo que busco es capturar la esencia del poema a través del sonido”.
Tampoco existen referentes sobre trabajos similares, las lecturas beatniks bajo los influjos del jazz o las grabaciones de poesía con música ambiental que recuerda Jairo: “No conozco proyectos que utilicen la poesía como inspiración para la música electrónica, construidos sobre la idea de generar un diálogo profundo entre la música y la poesía, que exploren nuevas formas de interacción entre ambas”. Echando mano de libros, procesadores, pianos, sintetizadores, osciladores, cintas, efectos y técnicas, la fuente de la música para Jairo Guerrero es la palabra escrita. Una forma diferente de sembrar la poesía en las secundarias del país.