Regresé de casa pasadas las diez de la noche. Abrí la puerta del departamento y me encontré una postal en el piso: ¡era de una gran amiga que me escribía desde Portugal! Hacía tantos años que no recibía una postal con unas cuantas palabras tan personales que la emoción me estremeció y me puse a escribir sobre el asunto.
De niña, en la década de los ochenta, en mi familia usábamos el correo postal para comunicarnos con mi abuela paterna que vivía en Tijuana, entonces las llamadas de larga distancia tenían un costo elevado; también cada diciembre mis padres enviaban tarjetas navideñas a sus familiares y amigos y en casa recibíamos otras que colocábamos como decoración en el árbol navideño.
Yo dejé de escribir cartas cuando mi abuela murió, ya no tenía a quién escribirle y mis padres también dejaron de mandar tarjetas. Desde que conocí el correo electrónico abracé la modernidad porque todo me llega al buzón virtual y no recuerdo haber escrito una carta personal con el sello de hotmail.com.
Diversa Cultural
Hoy día ya las puertas se diseñan sin espacio para el buzón porque este ahora es virtual y cabe en un pequeño ícono
Quizá porque salgo muy temprano de casa, me encierro en una oficina y vivo en un edificio de departamentos, he dejado de escuchar el silbato del cartero que anuncia que en el buzón hay una carta o una postal que nos envía alguien que nos recuerda. Hubo una época en la que no sólo se recibían cartas personales, sino que también se recibía el material del curso de electricidad que se estudiaba por correspondencia. Hoy día ya las puertas se diseñan sin espacio para el buzón porque este ahora es virtual y cabe en un pequeño ícono al que tenemos acceso mediante un toque digital; aunque todavía hay personas que mantienen viva la tradición epistolar, son las menos.
Thelma del Rocío, trabajadora del Servicio Postal Mexicano, lleva 17 años entregando correspondencia en la colonia Del Valle y cuenta que hoy son muy pocas las personas quienes aún reciben cartas personales: “son las personas mayores quienes todavía reciben cartas, pero ya son muy poquitas y la mayoría de la correspondencia que entrego son estados de cuenta bancarios, recibos de los servicios del agua, predial, luz, recibos telefónicos de mis clientes que aún se sienten seguros de tener el recibo en mano, y una que otra carta personal”.
Alguna vez los grandes volúmenes de correspondencia que se recibían del interior de la República y del extranjero llegaban al Palacio Postal o la Quinta Casa de Correos, porque antes tuvo varias sedes. El Palacio Postal es una hermosa construcción de la época porfiriana ubicada en la calle de Tacuba núm. 1 en el Centro Histórico de Ciudad de México y obra del arquitecto Adamo Boari en la que también participó el ingeniero mexicano Gonzalo Garita.
Desde 1969, cada 9 de octubre se celebra en el mundo el Día Mundial del Correo. este día se instauró gracias al aniversario del establecimiento de la Unión Postal en Suiza, en 1874
LA HISTORIA DEL CORREO en México es muy antigua, desde antes de la llegada de los españoles la comunicación se establecía mediante relevos, personajes que eran capaces de recorrer grandes distancias corriendo para llevar la información a su destino. En América, el correo se organizó mediante el Correo Mayor de las Indias y en la Nueva España por el Correo Mayor de Hostes y Postas de Correos de toda la Nueva España. A partir de ahí comenzaron a establecerse las oficinas de correos en las ciudades más importantes.
En 1884 el correo se institucionalizó como un servicio público cuando entró en vigor el Código Postal de los Estados Unidos Mexicanos y el Primer Reglamento y Manual de Organización de la Administración General de Correos; posteriormente en 1986 como Servicio Postal Mexicano, un organismo descentralizado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y desde 2008, con miras a competir con las grandes compañías de mensajería, se transformó en Correos de México, pues la idea era incorporar más personal y transporte para mejorar el servicio.
La bonanza de la mensajería postal, sólo interrumpida por el periodo revolucionario, también llevó a que se construyera en 1922 una pequeña colonia habitacional dedicada a los trabajadores del Servicio Postal Mexicano: las calles de la colonia Unión Postal, ubicada en la alcaldía Benito Juárez, llevan nombres tales como Apartado, Correspondencia, Estafeta, Reembolsos, entre otras. Esta colonia tuvo como propósito establecer el hogar de residencia de los trabajadores, pues era cercana al Palacio Postal.
DESDE 1969, CADA 9 DE OCTUBRE se celebra en el mundo el Día Mundial del Correo, este día se instauró gracias al aniversario del establecimiento de la Unión Postal en Suiza, en 1874. Hoy, aunque el volumen de piezas postales ha disminuido por la existencia del correo electrónico, la mensajería instantánea y, en general, por la modernización de los servicios que permiten consultar información y estados de cuenta desde un teléfono celular, se sigue recalcando la importancia de este sector en la vida cotidiana y su contribución a la vida social y económica de los países.
En México, desde 1931, cada 12 de noviembre se celebra en México el Día del Cartero y del Empleado Postal. De acuerdo con datos del Servicio Postal Mexicano, actualmente en el país, trabajan 12 mil 500 empleados y son poco más de 7 mil personas las que ejercen el oficio de cartero en mil 400 oficinas postales en todo el país.
Thelma del Rocío, hace sus entregas en bicicleta y para ella ser trabajadora del servicio postal es un orgullo por el trato que tiene con los usuarios, le gusta conocerlos, que ellos la conozcan y que le comenten, la víspera del Día del Cartero, que se acerca su día y en ocasiones reciba una pequeña retribución por el servicio que brinda pese al frío, el sol o la lluvia. Se siente entusiasmada cuando deposita en los buzones alguna postal, alguna carta. “Me imagino que son felicitaciones o saludos de algún conocido o familiar, aunque cada vez son menos, es la gente adulta quien recibe este tipo de correspondencia”.
Con el fax en su momento, y el internet y la telefonía celular se acortaron las distancias, se agilizaron las comunicaciones y, en general, varios aspectos de la vida se simplificaron para hacernos la vida más fácil.
EL PALACIO POSTAL aún sigue funcionando. Actualmente la correspondencia personal es poca, el servicio postal se encarga de repartir los recibos de agua del Gobierno de la Ciudad de México, del servicio de luz de CFE (en los casos de las personas que aún reciben un estado de cuenta impreso), y también entregan estados de cuenta bancarios. En cuanto a la paquetería certificada, en comparación con las grandes compañías, los precios son muy asequibles, aunque los paquetes suelen tardar más tiempo en llegar a su destino.
Yo no había conocido a alguien que usara el correo postal de manera constante y devota hasta que conocí a Anna, nacida en Barcelona y quien era en ese entonces mi compañera de trabajo en México. Muchas veces la vi escribir cartas y enviar tarjetas de felicitación, yo misma recibí varias que me enviaba desde su país cuando viajaba a visitar a su familia y sí, era emocionante abrir el sobre que contenía una tarjeta de cumpleaños que normalmente recibía dos meses después.
Anna cuenta que ella prefería el correo postal para escribir lo que normalmente no decía mediante una llamada telefónica o por la mensajería instantánea; sus destinatarios eran su madre y dos amigas, pero desde hace cuatro años ya no lo hace más, un tanto por el tiempo que tarda en llegar una carta a su destino y otro porque en la ciudad los buzones están inutilizados. “Tenía dos opciones: acudir a la oficina postal más cercana al domicilio de casa u oficina o ir al Palacio Postal: ninguna era compatible con mis horarios y actividades. Por lo regular después de depositar la carta en el buzón notificaba a los destinatarios que les llegaría una carta en próximas fechas y entonces yo recibía la contestación a mi carta”, comenta. Hasta enero de 2023 tan sólo en la Ciudad de México había 933 buzones de los cuales el 90% están vandalizados.
Aletheia cuenta que, aunque ya lo hace cada vez menos, si hubiera más oficinas postales con horarios más amables, escribiría cartas y postales con más frecuencia. Suele enviarles cartas y postales a dos amigas, una vive en Polonia y la otra en España.
Siento que el hecho de escribir de mi puño y letra un saludo, aunque sea rápido, es ponerle un sello personal a la comunicación. Mis amigos saben que me gusta que me envíen postales cuando viajan porque no es lo mismo que te traigan la foto, a veces no llega, pero cuando la recibo es sentir un abrazo y un beso de la persona que la envía. Sé que en otros países el tema del correo es difícil, yo le tuve que explicar a una amiga cómo enviar la postal, en qué lugar escribir mi dirección y la colocación de las estampillas.
Clara platica que de niña se comunicaba por carta con sus familiares chilenos. “Amo mandar y recibir, me encanta el ritual de ir al correo, colocar la estampilla y depositar la carta, amo cuando oigo la moto del cartero porque sé que puede ser mi papá que manda una caja con cosas o pueden ser mis amigos que me mandan sorpresas. Soy usuaria del correo postal certificado porque así se garantiza que el correo llegue a su destino”.
Elsa recuerda que el cartero era un personaje conocido,
era el mismo que vi por muchos años y conocía a las familias que habitábamos en esa calle. Cualquier otro habría ignorado que un edificio en el centro histórico podía ser habitacional y no de tiendas comerciales, pero él depositaba toda la correspondencia en el buzón. Era emocionante descubrir en el correo una carta o una postal con mi nombre. Mantuve correspondencia con una tía que se fue a vivir a Mérida y después dejé de hacerlo; hoy sólo recibo algunos estados de cuenta bancarios.
De grandes personajes literarios se han publicado tomos enteros de intercambio epistolar íntimo, fraternal, amistoso y amoroso. Esas cartas hoy día nos permiten enterarnos de sus ideas y pensamientos
En el fondo, las personas mayores de edad recuerdan con nostalgia el sonido del cartero, ya sea con su silbato o el sonido de la moto. Las más jóvenes confiesan que no sabrían qué hacer después de escribir una carta. Mariel relata que en su último viaje envió postales y, aunque la mitad de la correspondencia no llegó a su destino, le gustó el ejercicio de enviarlas porque fue hasta entonces que supo cómo hacerlo.
“Con la política del paperless, actualmente casi todo llega por correo electrónico o se pueden consultar los estados de cuenta de los servicios domésticos mediante aplicaciones –relata Ixel–. Sin embargo, tengo una sobrina que me manda postales cuando anda de viaje con su familia y, aunque en casa no tengo buzón, la cartera echa todo por debajo de la puerta".
¿Estamos olvidando esta manera de comunicarnos con nuestros seres queridos? Incluso hay cada vez menos personas que usan el correo electrónico para enviar cartas, pues ahora prefieren la mensajería instantánea para comunicarse. Hace años, en las últimas páginas de algunos periódicos y revistas se publicaba la sección “Amigos por correspondencia” en la que las personas elegían, según las características que leían en el anuncio, a la persona con quien mantendrían una relación epistolar con miras a conocerse, hacerse amigos o ser pareja. Ahora también eso desapareció para dar paso a redes sociales como Facebook o Instagram, y a otras para encontrar el amor como Tinder.
Pregunté a personas de entre 25 y 30 años de edad si sabían en qué lugar de un sobre se ubicaban las direcciones del remitente o destinatario o si conocían cuál era el proceso para enviar una carta y contestaron que no.
Afortunadamente en las escuelas se ha rescatado la escritura de una carta como un ejercicio para que los alumnos no sólo aprendan a escribirlas con todos los elementos, sino también que es un género discursivo propio para mantener la comunicación en ausencia de un interlocutor.
De grandes personajes literarios se han publicado tomos enteros de intercambio epistolar íntimo, fraternal, amistoso y amoroso. Esas cartas hoy día nos permiten enterarnos de sus ideas y pensamientos. Ahí están las que escribió Henry Miller a Anaïs Nïn o Hemingway a Fitzgerald o Rilke a Franz Xaver Kappus o Albert Camus a María Casares, o las de Juan Rulfo a Clara Aparicio, entre muchos otros artistas que expresaban su mundo interior en una carta. Quizá por eso me gusta leer literatura epistolar, me gusta desentrañar sus vidas e imaginarlos vaciando sus sentimientos en una hoja de papel, en la intimidad de sus habitaciones o en medio de la naturaleza doliéndose porque algo los aparta.
Referencias
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, “Los orígenes del correo en México”, https://elmirador.sct.gob.mx/domicilio-conocido/los-origenes-del-correo-en-mexico
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, “El oficio de cartero”,
https://elmirador.sct.gob.mx/domicilio-conocido/el-oficio-de-cartero
Servicio Postal Mexicano, “Los carteros: un oficio que deja huella”,
https://www.gob.mx/correosdemexico/es/articulos/los-carteros-un-oficio-que-deja-huella
El Sol de México, “Adiós a los buzones”,
Gobierno de México, “¡Escribamos una
carta!”, https://nuevaescuelamexicana.sep.gob.mx/detalle-ficha/37505/
Secretaría de Comunicaciones y transportes Carteros y Empleados Postales brindan un servicio público cercano a la gente,