Diversa Cultural

Diversa Cultura
Diversa Cultura Foto: Elio Yañez / Creative Commons y especial

DELIRIOS DE REMEDIOS VARO

[Carta a un amigo pintor] Muy señor mío:

He dejado pasar un tiempo prudencial y ahora creo, es más, tengo la seguridad de que vuestro espíritu se encuentra propicio a comunicarse conmigo. Yo soy una reencarnación de una amiga que tuvisteis en otros tiempos. Ella era poco agraciada físicamente hablando: nariz abundante, cutis pecoso, cabello rojizo, peso inferior al que debiera. Afortunadamente, mi actual encarnación sólo ha conservado como característica física el cabello rojizo. El resto..., ¡amigo mío!, ¡qué mango!: nariz griega, curvas seductoras, sin ser obesa, beneficio de abundancias sin par y, en resumidas cuentas..., ¿que tengo algunas arrugas? ¡detalle insignificante!: es el equivalente a la noble pátina que adquieren los objetos de buena calidad.

Esta reencarnación no fue fácil. Después de atravesar mi espíritu, primero por el cuerpo de un gato, después por el de una criatura desconocida perteneciente al mundo de la velocidad —es decir, a ese que nos atraviesa a más de 300 mil kilómetros metros por segundo (y que, por lo tanto, no vemos)— fui a dar, inexplicablemente, al corazón de un trozo de cuarzo. Al favor de una tormenta abominable, los fenómenos eléctricos me fueron favorables y, cayendo un rayo en dicho trozo de cuarzo, rescató mi espíritu que, describiendo una espiral, fue a alojarse en el cuerpo de una mujer metidita en carnes que por allí circulaba. Me siento satisfecha de esta circunstancia y por eso me atrevo a escribiros, en el entendimiento de que no me habéis olvidado.

He pensado que el teléfono es un aparato inhibitorio y muy frío para comunicar. Pero escribirse cartas es diferente. Creo que mi alojamiento en un trozo de cuarzo es una experiencia que puede interesaros; otros pequeños descubrimientos, también. Yo estoy dispuesta a comunicaros todo. […] ¿Fumáis? Yo he emprendido una lucha titánica contra la nicotina y el humo en general. He llegado a la conquista parcial del asunto y en mis días de bondad sólo fumo seis cigarrillos. En los días de nostalgia, de depresión y cuando todo es un desmadre, ¡bueno!, entonces, ¡no sé! Esto debe ser explicado en forma clara y precisa.

¡Bien!, de los insomnios, del sudor frío, de las inyecciones de extracto de hígado, del deseo de perforar en la tierra una madriguera para esconderse allí dentro, ¡no digo nada! Espero vuestras noticias y sólo entonces os comunicaré cómo fui visitada, tiempo ha, por una sirena hechicera, fervorosa admiradora vuestra y muy preocupada e intranquila a causa de vuestro retraimiento de la vida cotidiana. ¡Misterio!

Vivo, como antes, en este castillete de Álvaro Obregón 72, con teléfono 11 20 84. Recuerdo las antiguas paellas, la libre circulación y beso vuestras falanges.

Remedios Varo, Cartas, sueños y otros textos, introducción y notas de Isabel Castells, Ediciones Era, 2008.

Remedios Varo fumando
Remedios Varo fumando ı Foto: Especial

EL CINE Y EL DON DE LA INTUICIÓN

Una película debe valerse por sí misma. Es absurdo que un cineasta necesite explicar con palabras lo que significa una película. El mundo de la película es un mundo creado en el que, a veces, la gente desea entrar. Para la gente, ese mundo es real. Y si descubren ciertos detalles sobre cómo se hizo o acerca de los significados de esto o aquello, la próxima vez que vean la película, todos esos conocimientos participarán de la experiencia. Y entonces la película cambiará. Considero importante y muy valioso conservar ese mundo y no decir ciertas cosas que podrían destruir la experiencia.

No se necesita nada que no esté en la obra. Se han escrito montones de libros estupendos cuyos autores murieron hace mucho y no puedes desenterrarlos. Pero tienes el libro, y un libro puede hacerte soñar y pensar. A veces la gente se queja de que les cuesta entender una película, pero yo creo que entienden mucho más de lo que creen. Porque todos hemos sido bendecidos con la intuición: todos tenemos el don de intuir cosas.

Habrá quien diga que no entiende la música; pero la mayoría de las personas experimentan la música de manera emocional y estarían de acuerdo en que la música es una abstracción. No necesitas expresar la música en palabras: la escuchas.

El cine se parece mucho a la música. Puede ser muy abstracto pero la gente ansía darle un sentido intelectual, traducirlo a palabras. Y cuando no pueden hacerlo, se sienten frustrados. Pero si lo dejan expresarse, pueden encontrar una explicación interior. Si comentan la película con los amigos enseguida ven cosas… Y al expresar en voz alta lo que saben, lo ven más claro. […]

David Lynch, Atrapa el pez dorado. Meditación, conciencia y creatividad, trad. Cruz Rodríguez Juiz, Reservoir Books, 2018.

Persona sujetando una cámara cinematográfica
Persona sujetando una cámara cinematográfica ı Foto: Elio Yañez / Creative Commons

BAILARINAS SAGRADAS

La palabra “bayadera”, que procede del portugués bailadeira (“bailarina”), era en su inicio sinónimo de devadasi. En el sur de la India, las devadasi, literalmente “servidoras de la divinidad”, eran mujeres destinadas a servir a los dioses y se las consagraba al templo desde que eran niñas muy pequeñas, apartándolas de sus familias para recibir una exhaustiva educación en la que aprendían, entre otras cosas, el arte de la danza —el bharatanatyam— y el sánscrito, la lengua de los textos sagrados. No se les permitía bailar ante la divinidad hasta que no hubiesen completado la ceremonia de iniciación danzando el arangetram, que marcaba el final de sus enseñanzas y les daba derecho a llevar un collar de oro. En algunos templos llegaron a vivir centenares de devadasi. Estas cortesanas de la divinidad gozaban de una posición “privilegiada”: recibían un estipendio durante su formación y, como esposas de las deidades, disfrutaban de ciertas libertades sexuales a las que no tenían acceso las mujeres casadas con simples mortales.

El estatus de las bayaderas se vio mermado cuando el Raj británico, con sus rígidos y conservadores valores victorianos, abolió el sistema de las devadasi en 1925, en un claro desafío a la cultura hindú. Muchas pasaron de bailarinas sagradas a prostitutas, y todas perdieron su posición social.

Isabelle de Couliboeuf, El pequeño libro de la India, trad. Mariola Cortés–Cros, Tutifruti editorial, 2024.

Bharata Natyam
Bharata Natyam ı Foto: Lotus Arise

IMPONERSE A LA VIDA

¿En qué consiste el desafío de imponerse a la vida? ¿No significa acaso torcer el curso natural de la vida, rebelarse ante su orden y amotinarse ante sus antojos? Imponerse a la vida es impedir que la vida establezca las reglas de juego y defina el perímetro de nuestros movimientos. Imponerse a la vida es acorralarla, someterla, eludir sus trampas, desconfiar de su encanto, disfrutar de sus recompensas con pies de plomo. Es ser necesariamente receloso de su armonía aparente, dudar de sus definiciones y estereotipos. Si uno deja que la vida lo rodee y lo agobie, como un mar seductor que pareciendo calmo de repente se subleva, se encrespa y traga todo lo que esté a su alcance, entonces habrá perdido la perspectiva, la distancia, el horizonte. Si no se es más astuto que la vida si no se consigue ver más allá de sus representaciones, uno no podrá imaginarse el futuro, quedará inmóvil y entonces será incapaz de querer.

Renato Cisneros, La distancia que nos separa, Debolsillo, 2021.

Imagen de una flor en las vías del tren
Imagen de una flor en las vías del tren ı Foto: Especial