Amnesia

OJOS DE PERRA AZUL

Amnesia
Amnesia Foto: Cortesía de la autora

La memoria es un elefante con poderes sobrenaturales. Enreda la trompa en las profundidades del cerebro, aletea las orejas, barrita versiones alternativas de mi vida. Camina pesadamente sobre mis reminiscencias más oscuras y antiguas. Absorbe el agua de mis experiencias secretas, las expele, inunda mis sentidos. Yo creía haber dejado atrás mi primer beso de lengua, me lo devolvió cuando comía un helado de cereza en cono. Toma atajos por el bosque de mis pesadillas para ahorrar tiempo y energía, cercena el episodio cuando me casé en Las Vegas, al parecer, con Elvis.

Me lleva en su lomo por pasajes remotos de mi historia sin saber que los guardaba, el tobogán azul de la alberca donde casi me ahogo, el picor del pasto verde sobre el que me recostaba por las tardes, el sabor afrutado de mi vino favorito, las texturas de las pieles que he tocado.

Se empeña en almacenar escenas vergonzosas que me esfuerzo por bloquear, tropecé en el escenario frente al público, llamé a mi novio con el nombre de otro novio. Me hace creer que estoy loca, dudar de mí. Rellena huecos con información inverosímil. Ya no sé qué es verdad y qué es mentira, si fue fantasía o no pasó, todo lo que retengo está alterado. Recorro mi infancia con gran precisión, pero no sé lo que hice ayer. Doy saltos en el tiempo, aniquilo eventos, inserto otros.

Recorro mi infancia con gran precisión, pero no sé lo que hice ayer. Doy saltos en el tiempo

Desaparezco, me le pierdo al mundo. Preparo una maleta, lleno la cartera de billetes, me pongo un vestido corto, una mascada en el pelo y sandalias. Sin celular, voy cerca de la ciudad a descansar en un hotel. Me registro con otro nombre, pago en efectivo, no dejo rastros. Leo, nado, tomo el sol y bebo margaritas, muchas. Transcurren 11 días y sus noches. Duermo plácidamente entre las sábanas de la king size. Me encuentran. Yo, la desmemoriada, no sé qué pasa ni quién soy. Me interrogan policías y detectives, supuestos familiares, no recuerdo nada. No sé si esto me

ocurrió a mí, si lo imaginé, lo leí, escribí, lo soñé o me lo contaron. Juro que no armé este numerito para ganar seguidores o hacerme publicidad, para limpiar mi reputación dañada, no intento rebatir ninguna imagen que tengan de mí. Soy sólo una amnésica con el corazón roto.

Si tú, querido lector, sabes mi nombre, quién soy, de dónde vengo y por qué vivo, por favor escríbeme al periódico. Te aseguro que a ti nunca te olvido.

*Veo los años posar.