Better Call Saul

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Foto: larazondemexico

Breaking Bad proponía el resquebrajamiento de un universo moral. La idea del bien y el mal cuestionada por un hombre que se ve enfrentado a la muerte al ser diagnosticado con cáncer. Un profesor con insalvables carencias económicas. Para exacerbar el dramatismo tiene un hijo discapacitado y su esposa se encuentra embarazada. Decide amasar una fortuna que heredarle a su familia cocinando metanfetamina. La clave en BB es cómo relata de manera magistral la transformación emocional de Walter White.

De BB se desprendió Better Call Saul, el spin off de Saul Goodman, el abogado de trajes en color pastel. BCS narra la caída de James Morgan McGill, que estos días va por su cuarta temporada. El planteamiento es similar al de BB. La historia de un hombre que tuerce su destino por amor al crimen. Pero pese a grandes momentos, no ha estado a la altura de su antecesora, cumpliendo así el axioma de que nunca segundas partes fueron buenas. Con todo, BCS es una de las mejores series del momento, aunque se comienza a evidenciar que atraviesa por un bache. El cariño hace cosas maravillosas, pero BCS no alcanzará el paso perfecto de BB.

Las mejores narraciones son aquellas que manejan de forma rotunda los puntos de tensión. El ejemplo perfecto es la progresión con la que Walter se convierte en Heisenberg. Al final, en la segunda parte de la temporada ocho, ocurre un hecho curioso. La velocidad de la trama se ralentiza y todo se resuelve en los dos últimos capítulos. Esa lentitud sería heredada por BCS. Pero toda la parsimonia que acontece en el arranque de la vida de Jimmy McGill es tolerada por tratarse del planteamiento. El problema es que a diferencia de la circunstancia de Walter, a Jimmy le cuesta ya demasiadas horas cruzarse de acera.

Esto se hace evidente como nunca en el capítulo ocho de la cuarta temporada. Después de un capítulo de antología, “Algo estúpido”, se palpa el cansancio de los guionistas y el callejón sin salida en que empieza a caer la serie. El capítulo siete es preciosista, termina con un conflicto, dispone de toda la malicia de Vince Gilligan y en el siguiente se produce la debacle. El mejor episodio de BCS sigue siendo la historia de Mike Ehrmantraut, primera temporada, capítulo seis. Por dos sencillas razones. La primera es puro y duro BB. Es decir, lo que mejor sabe hacer Gilligan es contar las historias de los

malos. Eso no ocurre en el capítulo ocho de la cuarta. La segunda razón es que la trama se ha disparado en demasiadas direcciones. Por ejemplo, los personajes que construyen el túnel ralentizan la trama. En BB había historias que se desprendían de la columna vertebral, pero la diferencia es que todo era en función del personaje principal de la serie: la meta.

"A diferencia de Walter, a Jimmy le cuesta ya demasiadas horas cruzarse de acera".

En relación al desdoblamiento de personajes se podría apelar a que la tardanza en la metamorfosis de Jimmy se debe al fuego lento con que Gilligan cocina a su antihéroe. Desafortunadamente las cosas no siempre funcionan así. Las leyes narrativas son implacables. El caso de Walter White fue drástico. Un día el profesor de química descubre que tiene los días contados y se lanza hacia su historia. Jimmy ya perdió todo lo que debía perder. El cariño de su hermano, la empresa de su hermano y a su hermano mismo. Y no es que Jimmy sea un hombre recto. Se la pasa cometiendo delitos menores que han hecho la historia algo repetitiva.

La muerte de Chuck fue un duro golpe para la serie. Era un antagonista inmejorable. Y era el acontecimiento esperado para introducir a otros personajes. El primero de ellos, Huell. El compinche de Saul. Pero a diferencia del tratamiento que recibió Mike, la historia de Huell ha comenzado a desgranarse con torpeza. El capítulo ocho de la cuarta es un tributo a lo inverosímil. Todo lo que ocurre alrededor de su juicio y con las cartas y los teléfonos es demasiado forzado. Además de que le da un rodeo innecesario a la trama. La fatiga de los guionistas asoma.

El acontecimiento del capítulo es que Kim Waxler, abogada y pareja de Jimmy, comienza a torcer su destino. Su gusto por la estafa ya se había manifestado en episodios anteriores. Hacer a Kim cruzarse la acera no es malo, el problema está en el procedimiento. Y el conflicto de fondo persiste. Si ya lo perdió todo, incluso a ella, se presume entre líneas, qué necesita Jimmy para convertirse en Saul. Ya comenzó a usar su nombre de malora, pero no da el paso. Qué acontecimiento más brutal tiene que ocurrirle, además de los que ya le sucedieron, para mudar de piel. Cuántas temporadas más faltan. Cuántos capítulos más como este nos tendremos que fumar.

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