El rocksteady, el ska, el reggae y el dub se popularizaron en el mundo entre los sesenta y los ochenta por obra y grasa de los Wailers, el grupo fumado por la santísima trinidad de los músicos rastafaris: Bob Marley, Peter Tosh y Bunny Wailer. Este último, Neville O’Riley Livingston, productor, compositor, cantante y percusionista, era el único sobreviviente de los tres.
Acaba de morir a los 73 años en su natal Kingston, tras complicaciones por un derrame cerebral.
Wailer era un icono de resistencia en Jamaica. Artista socialmente responsable y apóstol del rastafarismo, la religión que surgió en la isla en los treinta. Comprometido más allá de las rastas, estuvo preso por darse el sacramento de la marihuana o ganja. Los Wailers le rendían tributo a Jah, cuya encarnación en la Tierra fue el emperador etíope Haile Selassie, se pronunciaban por el regreso de los negros a África, comulgaban con ganja y alcanzaban el éxtasis con el reggae. Así se echaron al público pacheco al morral. El responsable fue el productor Chris Blackwell, fundador de Island Records, que los lanzó al público británico. Fueron decisivos en el desarrollo del punk, el two-tone y el new wave: The Clash, Killing Joke, Madness, The Specials, Police y Men at Work surgieron de ese choque. Desde entonces, el reggae y el punk son best friends, BAD (Big Audio Dynamite) y los Fabulosos Cadillacs han dado fe de ello.
El éxito también los condujo a la separación en 1973, cuando Tosh y Wailer decidieron seguir como solistas antes que ser el grupo de soporte de Marley. Juntos grabaron los primeros seis discos, que incluyen los clásicos Soul Rebels, Catch a Fire y Burnin’ con los productores Lee Perry, Johnny Nash y Blackwell. En solitario, Wailer grabó una treintena de álbumes en su disquera Solomonic, entre esos el Blackheart Man, Roots Radics Rockers Reggae y Time Will Tell: A Tribute to Bob Marley. Los ritmos afrocaribeños que diseminaron los Wailers se filtraron en el rock, el jazz, el hip hop, el reguetón y en las fusiones new age de la llamada música global.
Marley murió en 1981 por cáncer y Tosh fue baleado en su casa en 1987. A diferencia de sus amigos, Bunny Wailer salía poco de gira, se quedó en Jamaica, lejos de los reflectores. Prefirió una vida en la montaña, “yo soy agricultor”, y eso está en sus canciones: historias sobre cultivos que no se dieron, asesinatos, hombres encarcelados y niños huérfanos a golpe de off-beat, el ritmo sincopado del corazón. Pese a su comercialización, el reggae es un género que no pierde su filo combativo.