Charly García 70

El corrido del eterno retorno

Charly García
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Lo que parecía imposible ha ocurrido, Charly cumple hoy, 23 de octubre, setenta años. Ha sobrevivido a la dictadura, a un futuro promisorio como músico clásico, a las drogas, al alcohol, a arrojarse a una alberca desde un noveno piso, al psiquiátrico, a las modas y lo más importante: ha sobrevivido a sí mismo.

Era el candidato número uno a morir y sin embargo sigue entre nosotros. Se fueron Cerati, Spinetta, Maradona, Pappo, Luca, María Gabriela Epumer, El Negro García López y Charly ya anunció un nuevo disco. Su última incursión en el estudio ocurrió junto a Roberto Pettinato en Pettinato Plays García, donde colabora en algunas canciones del disco tributo que el saxofonista le dedica. Antes de eso publicó Random en 2017, después de haber transitado por una de las etapas más turbulentas de su vida, que arranca con el descubrimiento del concepto say no more con un belicoso y drogadísimo Charly instando a su ejército a vandalizar las calles de Buenos Aires, lo que provocó que una jueza ordenara la revisión mental de García.

Tras la caída vino la resurrección con el monumental García 60 x 60, compuesta por tres álbumes en vivo donde revisa toda su carrera. En el documental I’m yor man, Leonard Cohen cuenta que la generación punk lo adoptó como uno de sus prelados; lo mismo le acaba de ocurrir a Charly con la generación Instagram, cuando hace unos días acabó el invierno en Argentina y el feed de todos los teléfonos de los amantes de la música se llenó con los primeros segundos de “Primavera”, rola de Random. Charly ha transitado muchas etapas durante su carrera, pero conforme avanza el tiempo vuelve a sus orígenes rocanroleros: los Beatles. Tanto las melodías como los coros de Random son un homenaje al cuarteto de Liverpool. Y no sería nada raro que ese disco por venir sea totalmente beatlemaniaco y el último. Lo mismo le ocurrió a Soda Stereo, que en su cierre, Dynamo y Sueño Stereo, estaba tras la estela de Revolver y de Abbey Road.

Su condición no es óptima, en sus últimas apariciones
se le ve deteriorado

El demasiado ego de Charly ha jugado en todas las posiciones: de genio, de loco, de contestatario, de revolucionario, de innovador, de reformulador del lenguaje rockero. En una discografía donde existen demasiados grandes momentos, algunos fulguran más que otros, pero no existe un solo disco suyo donde no haya un par de buenas canciones y al menos un himno. Es uno de esos artistas que no han conocido la decadencia.

Al García de los ochenta, que sacaba obra maestra tras obra maestra, lo sucedió el Charly más valiente y musicalmente más complejo.

Le dio la espalda al sonido ochentero que lo había encumbrado y creó una pequeña banda de cámara con violín, chelo y sax, la base del concepto say no more, que alcanzó la cumbre en el disco del mismo nombre, pero que desde La hija de la lágrima hasta el presente ostenta varios de los momentos musicales más insólitos del rock en nuestro idioma. A diferencia de Joaquín Sabina y Fito Páez, entre otros, que cayeron en la autocomplacencia más acomodaticia posible, Charly realizó un movimiento que bien pudo costarle todo. Discos como El aguante, por ejemplo, que son el exceso mismo, el Charly más anfetamínico y clásico a su manera, sólo se los puede permitir un verdadero artista, al que nada más le importa su música y las ventas lo tienen sin cuidado.

En México es bastante frecuente encontrarte fans de Charly que desconocen El aguante o Say No More y que cuando intentas mostrarles estos discos, o Influenza, te dicen que no entienden nada y por favor le pongas play a Clics modernos. No se puede entender su dimensión sin escuchar su trabajo post-Piano Bar. 

 El disco junto a Mercedes Sosa, Alta fidelidad, es un ejemplo fidedigno de que él siempre ha sido un artista sin temor a salir de su zona de confort. A despojarse de su piel, como también lo hizo en Casandra Lange. Es sólo rock & roll, dice Charly en “Asesíname”.

Es un milagro que llegue vivo a los setenta, su condición no es óptima, en sus últimas apariciones en redes se le ve algo deteriorado, hace un esfuerzo tremendo para acordarse de la letra de sus canciones, y sin embargo está trabajando en un nuevo disco. Es como si Superman tuviera cáncer y todavía estuviera tratando de rescatar a Luisa Lane. Charly es Clark Kent y todos nosotros somos Luisa. Porque ya lo sabemos: la vanguardia es así.