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El choque entre arte y negocio

La irrupción en Nueva York del grupo The Velvet Underground —como vimos en la página anterior—fue el punto de partida que detonó la emergencia del punk en la ciudad durante los siguientes años. Bandas y músicos diversos continuaron por esa ruta (que se replicaba en la escena británica). Entre ellos, dos agrupaciones que pudieron ser tan semejantes como contradictorias son el tema de la película que documenta su trayectoria y complementa el cuadro.

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DIG! Foto: Fuente: amazon.com

DIG! es la historia de dos grupos contada por ellos mismos desde el camino y la locura: The Dandy Warhols y The Brian Jonestown Massacre. Perseguían el sueño dorado del rock cuando se conocieron en 1995, mientras encabezaban su revolución psicodélica-folk-retro-futurista. La película fue dirigida, producida y filmada por la documentalista Ondi Timoner, quien vivió siete años con ellos en extenuantes giras, sesiones de grabación y un entorno caótico de drogas duras, alcohol, pleitos, detenciones y familias rotas. Anton Newcombe, líder de Brian Jonestown Massacre, la odió tanto como al libro de Jesse Valencia, Keep Music Evil: The Brian Jonestown Massacre Story, en el que dedica un capítulo a los efectos de la película en los grupos y el deterioro de la relación entre la directora y los músicos.

Es una road movie narrada por Courtney Taylor-Taylor, vocalista y guitarrista de los Dandy Warhols, convertida en plataforma de publicidad positiva/negativa para las dos agrupaciones. Según la trama, entre ellas existe una relación de amistad, admiración y rivalidad que surge como la narrativa de Timoner en el documental. Se peleaban, se lanzaban críticas ácidas y se reconciliaban. Llegaron a darse canciones en vez de golpes.

ESTE CONFLICTO FICTICIO, que la prensa musical amplificó, es el que conduce la historia de la película. Subyace el conflicto real que plantea Timoner, el choque entre arte y negocio. Mientras BJM se va al extremo artístico, la independencia y el underground, los Dandy Warhols eligen el billete y la seguridad de un contrato con Capitol Records. En medio de la colisión está la amistad.

La película apareció en 2004 y ganó el Premio del Gran Jurado del Festival Sundance. Fue más famosa que los grupos y atrajo a un público ajeno, como los freaks del cine de transgresión creado por Nick Zedd, fallecido este año en la Ciudad de México. Las dos bandas se fueron a la luna. Donde se presentaba la película se agotaban los discos y las entradas a los conciertos. La gente quería ver a esos tipos drogados hasta las cejas, que tocaban como ángeles y demonios a la vez.

Los Dandy Warhols lidiaron bien con la industria y la fama; Brian Jonestown Massacre, el grupo más disfuncional en la historia del rock, no. Anton Newcombe compone, puede tocar todo, canta y produce, pero es un genio atormentado, célebre por autosabotearse.

La película está repleta de broncas en el escenario; no había concierto sin pleito entre ellos o con el público. Mientras los Dandys se cubrían de fama, premios y gloria, BJM se desintegraba a golpes, con Newcombe librando dos juicios a la vez: uno por patear a un fan en la cabeza y otro por posesión de droga. Ambos episodios son registrados en la película, así como los arrestos, coronados con el testimonio de su mamá: “Me cansé de sacarlo de la cárcel”.

Tras DIG!, los Dandy Warhols sacaron el disco que les dio fortuna, Thirteen Tales from Urban Bohemia. Se forraron cuando “Bohemian Like You” se usó en películas, programas de televisión y comerciales de telefonía. Con eso construyeron un estudio-club-foro, el Odditorium, donde ensayan, graban sus estupendos discos, dirigen sus videos y presentan a otros grupos en el escenario.

Los Dandy Warhols lidiaron bien con la industria y la fama; Brian Jonestown Massacre, el grupo más disfuncional en la historia del rock, no

EN EL LADO OSCURO de la historia se creó un culto alrededor de Brian Jonestown Massacre, una secta con líder turbio, como le gusta a Newcombe, quien no perdió la oportunidad de aparecer en el desierto de California, vestido de blanco, cantando sus mejores canciones cristianas, su balada estilo Jim Jones y su versión de “Arkansas Revisited”, de Charles Manson. Sus mejores pasajes de la película suceden en el estudio, cuando graba una canción monumental: “The Devil May Care (Mom and Dad Don’t)”. Verlo tocar todo e incorporarlo en una auténtica expresión de talla espiritual podría justificar casi cualquier locura. Pese a ser un artista prolífico, obsesivo, dedicado a grabar, hacer giras y apoyar a otros artistas como Tess Parks y Dead Skeletons, así como inspirar a Black Rebel Motorcycle Club, The Black Angels y The Warlocks, el gran reconocimiento no le ha llegado a BJM. Su estatus musical supera el comercial porque Newcombe es un aferrado a la independencia.

La película revivió recientemente, incluso se habló de reeditarla, porque a Brian Jonestown Massacre le llega su ascenso tardío a la fama. Entre 2010 y 2014, la serie Boardwalk Empire de HBO arrancó con “Straight Up and Down”, una canción del guitarrista Jeff Davies que le dio dinero a Newcombe para mudarse a Berlín y montar su estudio. A Davies, cierta noche que discutían, lo noqueó con una herramienta y lo abandonó en un basurero en mitad de una gira. Nunca recibió un centavo por su canción.

Ambos grupos se encuentran de gira. Los Dandy Warhols lanzaron en 2020 Tafelmuzik Means More When You’re Alone, un álbum sicodélico hecho con piezas instrumentales que rebasan los 35 minutos de duración. Su ritmo creativo ha descendido con los años. Con Brian Jonestown Massacre sucede lo contrario. Llevan dos álbumes en 2022: Fire Doesn’t Grow On Trees y The Future Is Your Past. Durante su primera gira postpandemia les dio Covid-19 y les robaron todos los instrumentos. Gracias a la policía y a los seguidores organizados en una red de búsqueda lograron recuperarlos en un episodio de película, que sería un gran final para DIG!