Una noticia ha pasado relativamente desapercibida desde que se anunció, durante la semana del 18 de octubre: el aumento a la taquilla de los museos federales. No sorprende que se haya diluido en el ruido cotidiano de los pleitos políticos del momento, las novedades pandémicas y, ahora, las fiestas que marcan el cierre del año; es decir, a simple vista parece un tema menor, sin embargo, pone en entredicho un derecho humano: el del acceso a la cultura.
NO ES NINGÚN SECRETO que los museos están atravesando una compleja crisis a raíz de la pandemia. Se trata de una problemática global a la que algunas instituciones internacionales han hecho frente recurriendo a prácticas muy cuestionadas, como vender piezas de sus colecciones para mantenerse a flote. Para analizar las dificultades a las que se enfrentan los museos en México, Latinoamérica y el Caribe, el Instituto en Liderazgo en Museos y la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM impulsaron la encuesta Nuestro ecosistema cultural opina, la cual arrojó datos preocupantes. De las 285 instituciones encuestadas entre el 15 de marzo y el 6 de mayo de 2021, 77 por ciento reportó insuficiencia presupuestal, 63 por ciento aseguró tener problemas en el mantenimiento de sus instalaciones y 61 por ciento, en su operación general.
En México, pareciera que el aumento al precio de los boletos es una de las soluciones propuestas para sortear las dificultades económicas de los museos ante la pandemia, las cuales se sumaron a un golpe presupuestal en aras de la austeridad gubernamental, y décadas de continua y sistemática precarización del sector cultural. Al menos, así parece funcionar la lógica de la Ley Federal de Derechos aprobada en octubre por la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, en la que se establecieron nuevas cuotas para las taquillas de museos federales y sitios arqueológicos. A partir de enero de 2022, el boleto de entrada oscilará entre 65 y 85 pesos, de acuerdo con la categoría a la que pertenezcan. Éstas se modificaron de AAA, AA, A, B y C para reagruparse como I, II y III, según infraestructura, número de visitantes y deterioro. Así, el aumento al precio por boleto es de aproximadamente entre cinco a veinte pesos, dependiendo del museo. Por otro lado, algunas zonas arqueológicas que antes eran de entrada gratuita ahora tendrán un costo.
En mayo, en el marco del Día Internacional de los Museos, el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de la UNESCO) lanzó una serie de recomendaciones para hacer frente al Covid-19 y sus consecuencias, un tema que ya exploré previamente aquí, pero vale la pena recordar que, entre las prioridades, estaba el encontrar nuevos modelos de negocio y reevaluar sus estrategias de procuración de fondos. Lo que resulta lamentable es que nuestros diputados consideren que éstas deben recaer enteramente en el bolsillo de los visitantes, pues en un país como el nuestro, con profundas desigualdades sociales y económicas, lo único que esto va a lograr es excluir a los públicos más vulnerables, con quienes tenemos mayor deuda en cuanto al acercamiento y goce de la cultura.
Pareciera que el aumento al precio de los boletos es una de las soluciones propuestas para sortear las dificultades
de los museos
“EL MUSEO es la más libre y democrática institución de cultura”, aseguraba Daniel Rubín de la Borbolla en su ya histórico Proyecto del Programa General de Museos para México: “El museo imparte enseñanza a cualquier visitante que viene por cuenta propia sin imponerle condiciones de admisión, de asistencia a cursos ni requisitos de conocimientos previos, y sin obligarlo siquiera a dar su nombre”. Escrito en 1959, se trató del primer diagnóstico desarrollado en México para analizar el estado de los museos, en un momento en el que el país emprendía como nunca un proyecto de creación de recintos culturales. Más allá de la importancia del personaje para la historia de los museos mexicanos, el enunciado de Rubín nos arroja luz sobre la dimensión del problema al que nos enfrentamos: solemos pensar en la cultura y en los museos como algo decorativo o accesorio, pero lo que está en juego es la permanencia de y el acceso a una institución democrática y democratizadora.
La misma encuesta sobre el ecosistema cultural de los museos llevada a cabo por la UNAM también destacó una preocupación que podría verse afectada por esta nueva medida: la recuperación de los públicos, pues 48 por ciento de los museos encuestados consideró que éste era un tema que les afectaba. A esto agregaría una propia: que al obstaculizar esa recuperación de los públicos con medidas como la que propone la nueva Ley Federal de Derechos sigamos perpetuando esa rancia noción de que la cultura es sólo para las élites. Suficiente tenemos con el propio esnobismo de nuestro gremio como para darnos el lujo de alienar al público por una insensibilidad ante lo que un aumento en taquilla pueda significar para muchos sectores de la población mexicana.
Por si fuera poco, hay también una trampa en los nuevos precios. Ha circulado en medios la versión de que se trata de una manera de garantizar la conservación y el mantenimiento de los recintos museales y zonas arqueológicas, sin embargo, esta reinversión directa simplemente no es posible. La Ley Federal de Derechos podrá establecer las cuotas, pero el dinero que nosotros como visitantes pagamos por ingresar a un sitio o museo entra a las arcas de Hacienda y de ahí se reparte de acuerdo con los presupuestos anuales, es decir, jamás sabremos para qué se van a usar realmente esos cinco o veinte pesos extra.1
LA CRISIS ECONÓMICA de los museos es sin duda un tema urgente que se debe atender, pero las soluciones no pueden ir en contra de los públicos más vulnerables y mucho menos poner en riesgo el derecho a la cultura, porque si algo se ha demostrado en tiempos recientes es que necesitamos de los museos para sanar todo lo que hemos vivido en esta pandemia.
Nota
1 Para más sobre los problemas presupuestales del INAH, recomiendo consultar el artículo Presupuestos más y de menos: el INAH a la deriva, de Omar Espinosa Severino, publicado en junio de 2020 en el sitio del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura: https://pasolibre.grecu.mx/presupuestos-mas-y-de-menos-el-inah-a-la-deriva/