La cultura se mueve hacia el subsuelo

Nacido en 1961, Andrei Kurkov es uno de los pocos escritores ucranianos actuales conocidos en español. Obras como Querido amigo, compañero del difunto (traducción de Olga Batsiukova y Virginia Rodríguez Cerdá, Lengua de Trapo, 2004), Muerte con pingüino y Pingüino perdido (traducción de Mario Grande Esteban, El Tercer Nombre, 2005), Concierto póstumo de Jimi Hendrix (Poklonka Editores, 2018) y El jardinero de Ochákov (traducción de Marta Rebón, Blackie Books, 2019) dan fe no sólo de una fina y depurada sátira política sino de una visión del mundo nutrida en las mejores páginas de la tradición eslava. Estas crónicas, que provienen del Kiyv Post (periódico de Ucrania que se publica en inglés), muestran la resistencia dentro y fuera del país luego de tres meses de la invasión.

Andrei Kurkov.
Andrei Kurkov. Foto: Especial

NOTA Y TRADUCCIÓN ELÍAS CORRO

En el teatro de Uzhhorod acababa de dar inicio la representación de la pieza Un trato con el ángel, de Ned Nezhdana, dramaturga de Kyiv, cuando se escuchó por toda la ciudad la sirena de alerta de un ataque aéreo. Los actores se paralizaron. El gerente del lugar subió de inmediato al escenario y pidió a todos que bajaran ordenadamente al refugio antiaéreo del teatro.

Por suerte para el público, la señal de alivio vino 45 minutos después; los asistentes volvieron a sus lugares en el auditorio y la obra se representó de principio a fin.

UN LUGAR MÁS SEGURO, POR HOY

Uzhhorod, capital de la región de Zakarpattia, es un pueblo pintoresco en el costado occidental de los Cárpatos. Aquí el café y la bograch son los favoritos —esta última es una sopa húngara tradicional hecha de carne, papas, zanahorias y chiles. Situada en la frontera con Eslovaquia, la ciudad está cerca de los cruces de Hungría y Rumania.

Junto con la vecina Bukovina —en la frontera con Rumania—, Uzhhorod es uno de los lugares más seguros en los que se puede estar hoy en Ucrania. Esto podría cambiar en cualquier momento, desde luego, pero hasta ahora no ha estallado una sola bomba en el territorio de la región de los Transcárpatos. Existen varios motivos. La región es pequeña y —aparte del influjo de gente desplazada internamente desde otras zonas de Ucrania— no está densamente poblada. En el área no hay ciudades grandes ni instalaciones militares.

HÚNGAROS-UCRANIANOS

La razón más probable para la no-agresión en Transcarpacia es el alto número de húngaros étnicos que han vivido aquí durante varios siglos. El actual primer ministro de Hungría, Viktor Orban, es el único amigo del presidente Putin en la Unión Europea. Muchos húngaros-ucranianos tienen pasaportes de cada una de esas nacionalidades. También tienen su propio partido político húngaro, por el que siempre votan. Los húngaros son un pueblo tranquilo, trabajador, que no sólo conserva su lengua sino también sus culturas y tradiciones, en especial su cocina.

Hasta 2017, los políticos húngaros pusieron muy poca atención a la cultura en general y no intentaron integrar a las minorías nacionales, entre ellas la húngara, a la cultura nacional de Ucrania. No es de sorprender, por lo tanto, que no se haya traducido al ucraniano uno solo de los libros de las varias decenas de autores de esa nacionalidad que escriben en húngaro. En consecuencia son prácticamente desconocidos en Ucrania, salvo entre los residentes de los pueblos ucraniano-húngaros como Beregovo, Vinogradov, Bono y Peterfölvo.

EL TEMA DE LA LENGUA

En la elección presidencial de 2019 muchos húngaros-ucranianos votaron por Volodymir Zelenski. No podían aceptar las políticas de Petro Poroshenko, en particular su eslogan “Ejército, lengua, fe”, dirigido a los ucranianos ortodoxos y patrióticos. Los húngaros son tradicionalmente católicos y su idioma materno es el húngaro. Poroshenko además había firmado la Ley de la Lengua Estatal, que canceló la enseñanza elemental en la lengua de las minorías del país. Luego el ucraniano se convirtió en el único idioma para la enseñanza en escuelas y universidades. De hecho, esa Ley se adoptó para eliminar el ruso del proceso de enseñanza, pero el húngaro terminó como una víctima colateral. A partir de ese momento se deterioraron las relaciones entre Ucrania y Hungría, al tiempo que se estrechaban los vínculos entre Putin y Orban.

Los servicios secretos rusos aprovecharon la oportunidad para mejorar las relaciones entre Orban y Putin, y provocaron el incendio del Centro Cultural Húngaro en Uzhhorod

PROVOCACIÓN FALLIDA

Los servicios secretos rusos aprovecharon la oportunidad para mejorar las relaciones entre Orban y Putin, y provocaron el incendio del Centro Cultural Húngaro en Uzhhorod.

Quisieron culpar a los nacionalistas ucranianos, pero las cámaras de video instaladas en los edificios contiguos al espacio cultural mostraron la realidad. Las grabaciones llevaron a la detención de dos ciudadanos polacos que llegaron de su país con el fin de realizar el ataque, financiados por sus guardianes rusos. Desde entonces no se han presentado más provocaciones como ésta.

Al día de hoy, numerosos húngaros-ucranianos luchan por conservar su independencia como parte del ejército ucraniano. Existen, desde luego, quienes no quieren luchar y tratan de salir de Ucrania con pasaporte húngaro. Pero la guardia fronteriza en Transcarpacia usa “lugar de de nacimiento” tal y como está escrito en el pasaporte para determinar si un hombre menor a los 61 años puede salir del país bajo la ley actual sobre movilidad general. Si el lugar de nacimiento es Ucrania, entonces se le trata como a un ciudadano más y no se le permite emigrar. Tener ciudadanía doble sigue estando prohibido en Ucrania.

LITERATURA EN EL REFUGIO DE JARKIV

Durante la misma noche en que se interrumpió la representación en el Uzhhorod, se realizaba exitosamente en un refugio subterráneo contra bombas la presentación de un “libro infantil para adultos” del escritor norteamericano Adam Mansbach: ¡Vete con un ca... a dormir!

El volumen lo presentó su traductor, el culto poeta, escritor y músico ucraniano Serhiy Zhadan. Al trabajar en el libro, Zhadan se inspiró para escribir una canción, que interpretó durante el acto, con la banda de rock de Jarkiv: La villa y el pueblo. El libro ha de salir a la venta el 13 de junio, luego de que su impresión fuera interrumpida por la guerra. Pero quienes asistieron esa noche ya saben de qué trata: un padre con una hija pequeña que no puede dormir.

La guerra ha alterado los programas de muchas editoriales, pero la flexibilidad es clave. Tratan de no cancelar los actos que ya estaban en el calendario, para que la vida literaria y cultural en Ucrania pueda seguir a pesar de las hostilidades.

NIÑOS SIN CUENTOS

Este año Ucrania participó en el Salón del Libro de París; su pabellón sólo presentó títulos en francés de autores ucranianos. No fue posible organizar el envío de ejemplares de Ucrania a Francia. Sin embargo, como el país galo acepta cada vez más refugiados de esa región —la mayoría de los cuales son madres con sus hijos—, el país tiene necesidad de libros para ellos. El Ministerio de Cultura de Francia ya considera la posibilidad de comprar libros infantiles y juveniles en esa lengua, para sus bibliotecas. Por lo tanto, es probable que la vida cultural del país invadido empiece a sentirse en Francia, así como en muchas otras naciones europeas.

Fuente: Kiyv Post, 27 de abril, 2022