Discriminados y discriminadores

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Foto: larazondemexico

Recientemente fui invitado a ser jurado de un concurso de cuento llamado “Amigas y amigos de otros lados”, dirigido a niños y jóvenes de entre nueve y diecisiete años y convocado por el conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación), la cndh (Comisión Nacional de Derechos Humanos) y el acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). Los temas a tratar fueron: ¿cómo son recibidos los refugiados que viven en México, qué aportaciones hacen a la comunidad a la que llegan y cómo promover su integración a la sociedad? Honduras y Siria fueron los dos países de origen de los refugiados o migrantes más tratados en los cuentos, en los cuales muchos de los protagonistas son niños. A pesar de ser temas complejos, los textos enviados exhiben una gran sensibilidad y solidaridad, que ojalá tuvieran en términos reales los mismos finales felices.

Todos podemos ser discriminados y atacados por distintas razones: raza, religión, preferencias sexuales o políticas, nacionalidad, estatus económico, discapacidad, complexión, edad y un largo etcétera. Nadie se escapa de la discriminación y la intolerancia de aquellos que se creen distintos y superiores. El reciente enfrentamiento entre los supremacistas blancos, los neonazis y el kkk y los manifestantes que exigen respeto y que rechazan el odio, terminó con la vida de una persona y dejó a diecinueve heridos. La respuesta de Donald Trump fue al principio de un tibio rechazo a los grupos extremistas. Pero un día después cambió de opinión y dijo que la culpa era de ambos bandos para hacerle así un guiño a la ultraderecha que lo apoyó con su voto. Sin embargo no sucedió de igual manera con algunos republicanos, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que se pronunció en contra: “Debemos ser claros. La supremacía blanca es repulsiva. La intolerancia va en contra de todo lo que defiende este país. No puede haber ambigüedad” (El País). En entrevista con Sergio Ramos, el conductor de Univisión, un líder del kkk afirmó que Estados Unidos le pertenece a los blancos y que si por él fuera deportaba a los once millones de inmigrantes indocumentados que Trump prometió sacar con una patada en el culo. Además de negar el Holocausto, afirmó que los blancos son una raza superior y evitó darle la mano al periodista.

¿Cómo responder a un discurso de odio y discriminación? Hace algunos meses un ruso avecindado en Cancún estuvo a punto de ser linchado gracias a que se grababa a sí mismo diciendo que los mexicanos somos una mierda, unos changos y quién sabe cuántas cosas más. Aunque terminó siendo rescatado por la policía, acabó muy golpeado. No justifico la violencia. Sin embargo, la falta de atención de las autoridades policiacas hacia esa manifestación de xenofobia y racismo de la que ya tenían noticia, impulsó a unos cuantos a tomar venganza por mano propia. Gobernación también incumplió por omisión: para extranjeros como ese sujeto existe el artículo 33. Fue un hecho lamentable que pudo haberse evitado. A propósito de rusos, mi hijo recibió hace algunos años una golpiza en Omsk, Siberia, de parte de tres tipos fornidos porque creyeron que era checheno. Tuvo que hacerse el muerto para que dejaran de golpearlo. Acabó con contusiones y costillas rotas.

Volviendo al concurso del que fui jurado, el tema de México como un país que acoge a migrantes y refugiados tiene dos caras. Ciertamente las instituciones que lo convocaron hacen grandes esfuerzos por hacer respetar los derechos de aquellos que huyen de la violencia y la guerra, además de ofrecerles ayuda económica y legal. Sin embargo, no es una tarea sencilla debido a que la discriminación está presente en una buena parte de la sociedad, que exige un trato digno a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, al tiempo que no se lo otorga a quienes llegan a nuestro territorio en busca de refugio, principalmente de Guatemala, Honduras y El Salvador. Y creo que aún es más grave cuando la intolerancia apunta a niños y jóvenes.

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Foto del Museo Franz Mayer