La fotografía de un templo rodeado por las llamas del incendio masivo que asola a Sicilia ha recorrido el mundo. Más allá de la preocupación por los efectos de esta ola de calor en el Mediterráneo, la imagen nos ha sacudido porque nos muestra una realidad ya innegable: la emergencia climática ha alcanzado a nuestras herencias culturales, tal y como las flamas están acorralando aquel templo.
¿Qué está en riesgo en Sicilia? Los incendios han afectado particularmente reservas naturales y parques, lo cual representa en sí mismo una pérdida significativa, pero la preocupación se ha centrado en las edificaciones patrimoniales que ahí se encuentran. El bosque alrededor de la abadía benedictina de San Martino Delle Scale ha ardido, poniendo en riesgo aquel complejo arquitectónico construido entre los siglos XIV, XVII y XVIII. En su interior se resguarda además una biblioteca con reconocidos manuscritos, una colección de arte y antigüedades.
Sin embargo, el caso más representativo de esta crisis es el templo dórico de Segesta, un parque arqueológico que además cuenta con diversos complejos arquitectónicos que han quedado como testimonio de sus diversas capas de historia. Su origen se debate entre una fundación local por parte del pueblo élimo, originario de Sicilia, o fugitivos troyanos. A ese periodo grecorromano de la isla pertenece también un teatro que todavía es utilizado. Luego, hacia el siglo XII, la zona fue sede de un asentamiento musulmán, lo cual explica los restos de una mezquita que aún perviven. Con el avance de la Edad Media, en el siglo XIII fueron construidos también un castillo y una iglesia. Para cuando escribo esta columna, todas esas estructuras han sobrevivido a las llamas, pero otro inmueble histórico no corrió con la misma suerte: la iglesia de Santa María di Gesu, en Palermo, ha sido consumida por el fuego. Lo mismo sucedió con los espacios dedicados a la atención de los turistas que visitan el parque de Segesta, como la tienda y la cafetería.
ESTA IMAGEN SE NOS PRESENTA como metáfora de las consecuencias del incendio que ha afectado el turismo en una época de gran afluencia de visitantes. Los sitios históricos son importantes atractores de personas y, por lo tanto, generadores de derrama económica para las comunidades que habitan en sus alrededores. Se han anunciado de momento restricciones de viaje a Sicilia, mientras el aeropuerto de Palermo se vio forzado a cerrar. Los turistas que llegaron previo al inicio de los incendios fueron evacuados. Las pérdidas económicas por la cancelación de viajes turísticos afectarán profundamente a la isla.
Si bien algunos aún niegan que la emergencia climática sea una realidad —incluso funcionarios dentro del propio gobierno italiano— la situación en Sicilia es evidente consecuencia de las altas temperaturas que han azotado al Mediterráneo en este verano. Y también al mundo entero, si recordamos la ola de calor que afectó a nuestro país a inicios de junio. Mitigar las pérdidas humanas es, desde luego, la prioridad al día de hoy, pero visto desde la perspectiva de la conservación del patrimonio cultural, lo que se está viviendo en Italia puede convertirse en un caso de estudio para los efectos del cambio climático en esta labor.
¿Qué está en riesgo en Sicilia? La preocupación se ha centrado en las edificaciones que ahí se encuentran
En 2022, las Jornadas Europeas del Patrimonio se centraron en el tema de la sostenibilidad y, en particular, en la resiliencia de las herencias culturales frente al cambio climático. En este sentido, como resultado de las jornadas se publicó un reporte con diez recomendaciones para los estados miembro de la Unión Europea, a fin de mejorar dicha resiliencia; todas ellas están centradas en políticas públicas. Algunas de ellas son: promulgar nuevas medidas para adaptar el patrimonio cultural al cambio climático y promover el patrimonio para mitigarlo; generar un mapeo periódico de riesgos para el patrimonio en relación con el cambio climático; revisar los costos de la mitigación y adaptación del patrimonio al cambio climático; generar una plataforma para analizar, debatir e intercambiar conocimientos sobre los efectos del cambio climático en el patrimonio; incluir el patrimonio cultural en todos los planes de mitigación y adaptación al cambio climático; integrar el patrimonio cultural en la elaboración de políticas climáticas; desarrollar capacidades multidisciplinarias para la protección del patrimonio; promover la investigación en la materia; y fomentar la inversión y cooperación en protección del patrimonio.
La UNESCO, organismo que vela por el patrimonio a nivel global, también ha señalado la importancia de atender al cambio climático como factor de riesgo para la conservación de las herencias culturales. Los riesgos que esta organización ha identificado en este sentido oscilan entre los efectos no visibles a primera vista, pero que vulneran la preservación de restos arqueológicos en el subsuelo y las estructuras de inmuebles históricos, al modificarse factores químicos y de humedad o aumentar la presencia de rayos UV y amenazas biológicas (plagas, fauna nociva, entre otros), hasta los impactos físicos más directos, como afectaciones estructurales por inundaciones, ráfagas de viento y, claro, incendios.
Asimismo, la UNESCO ha advertido que en el sentido más amplio, el concepto patrimonio cultural incluye no sólo un sitio específico, sino a menudo el paisaje, tanto urbano como natural, dentro del cual hay dinámicas sociales que no sólo se ven afectadas por el
cambio climático, sino que, a su vez, inciden en él.
En paralelo se habla también de las herencias culturales como un bien sostenible y, por lo tanto, aliado natural del desarrollo sostenible. Se trata,
pues, de una relación compleja.
LAS IMÁGENES DE SICILIA nos demuestran que la realidad ya nos alcanzó: no podemos seguir concibiendo la protección del patrimonio cultural sin la perspectiva del cambio climático. Esos bienes no existen de forma independiente a su contexto geográfico y al entorno natural más inmediato, por lo que también son presa de la emergencia medioambiental que vivimos.