Hambre

OJOS DE PERRA AZUL

HAMBRE
HAMBREFoto: Cortesía de la autora
Por:

EN TODAS MIS VIDAS he tenido hambre. No se quita. Es una necesidad permanente que no encuentra satisfacción. El monstruo que anida en mi interior nunca se llena, me devora. Pide más. No le basta con los alimentos terrenales, está hambriento de amores, desea hincar su colmillo en prohibidas pasiones, locas fantasías y exóticos manjares.  

EN BACANALES ROMANAS consumo corderos y toneles de vino sin hartarme ni calmar la sed. Cocinero predilecto de la corte italiana, preparo para los Borgia pájaros escabechados y orejas de cerdo horneadas que no alcanzo a saborear. Por desnutrida de amor, con la panza hueca ceno un puñado de arsénico, Madame Bovary c’est moi. Soy una mosca, rondo la cocina, hierve la sopa en el caldero con hierbas, tubérculos, patas de res. Antes de posarme sobre una tarta recién horneada, muero de un manotazo. Activista, recurro a la huelga de hambre como mecanismo de una lucha perdida, nada cambió en esos veintiún días salvo mi cuerpo, se tornó esqueleto. Superiora en la abadía hago ayunos infinitos que no alivian mis pecados, la experiencia mística no me eleva. Por la pasarela encarno a una modelo que fallece de inanición. Abeja reina, tu miel no me empalaga. La mandrágora de tus besos no me embruja. En el Studio

54 bebo martinis con extra de aceitunas, no me embriago, luego de bailar toda la velada me acabo bandejas de exquisitos bocadillos. Vampiresa en Transilvania chupo litros de tu sangre, quiero más, dame más.

Mi apetito es emocional, incontrolable. No se llena con filetes, quesos, papas, galletas o pasteles .

NADA ES SUFICIENTE, mi apetito es emocional, incontrolable. No se llena con filetes, quesos, papas, galletas o pasteles. Rugidos, alaridos, así suenan las entrañas todo el tiempo. El organismo reclama con dolores de cabeza, malhumor, mareos que terminan en desmayos. Se parece a un agujero negro en la silenciosa oscuridad del firmamento, a un profundo hueco en la pared, una alberca vacía en un hotel deshabitado.

Ayunar se escucha igual que un eco en el bosque, de noche, en el alma.

Podría alimentarme de infinitas historias, masticar los relatos de nunca jamás, condimentar mis fantasías con huesos molidos y cenizas de pasadas aventuras. El hoyo del estómago permanecerá deshabitado, pozo insondable del deseo. Quisiera engullir tu carne, morder tu boca con la mía, probarte entero, sin más nada. Aunque me colme de ti, el hambre no se acaba.

*Encuentre las indiferencias.