Además de Grateful Dead, llegué a la música country a través de los Cramps, Alan Vega, los Stray Cats y Social Distortion. Me arrearon hasta los noventa y en ese galope me aficioné a Johnny Cash, a Hank Williams y a Kris Kristofferson; además, surgió el alt country para los que no querían ensuciarse, apareció la autobiografía Cash, Rick Rubin produjo los cuatro discos de American Recordings y, al final, El Hombre de Negro murió en 2003. Todo eso y la película Walk The Line de James Mangold convirtieron los chistes rockerillos en veneración a la reata y la pistola. Dos punks cansados de ser punks se metieron al rodeo para montar broncos a pelo: Mike Ness y el nieto de la leyenda, Hank Williams III.
En 1999 armé su debut Risin’ Outlaw —que he perdido dos veces—, country eléctrico en estado salvaje. Después tuve que matar para conseguir Lovesick, Broke & Drifting, en el que puso la canción campirana en otra dimensión con “Cecil Brown” y “Trashville”. El guitarrista Billy Gibbons de ZZ Top tuvo mucho que ver. Hank III compone, produce, toca la guitarra, el bajo, la batería, el banjo... y lleva al ganado a otros pastizales: no sólo ejecuta su kuntry / hellbilly, lo fusiona con punk, hardcore, speed, doom, sludge y lo que se le atraviese por el camino del metal. Le perdí el rastro un tiempo, sus discos son difíciles de conseguir y él es rudo de seguir porque vive a salto de mata. Hasta que tropecé con Ramblin’ Man, que hizo junto a los Melvins, y con los tres grupos a los que pertenece: Assjack, Arson Anthem y Superjoint. Ha grabado una quincena de discos con su grupo de cabecera, The Damn Band, algunos extraordinarios. Sus tocadas duran hasta cuatro horas porque en las de country le piden rock y viceversa. Trabado de anfetamina y cocaína toca dos horas rancheras y remata con dos horas rockeras.
Sus tocadas duran hasta cuatro horas, porque en las de country le piden rock y viceversa
Además del parecido físico y vocal, se le busca por explorar estilos y por su nueva lírica rural. Borra el antagonismo entre el redneck y el punk / rockero. El género agropecuario es un laboratorio clandestino que pone a prueba sus alcances en Brothers Of The 4x4. En algún punto de la destilación, el nieto abrió un sendero macabro: el kuntry satánico. Ya los Meteors y los Hellbillys habían hecho psychobilly diabólico con humor exorcista. En Hank III es una cacería personal. Quizá el disco más alucinante sea Ghost to a Ghost / Gutter Town, una extraña forma de arte conceptual vaquero. Su discografía es adecuada para leer Las uvas de la ira de Steinbeck. Es un bandolero musical que lleva el country en el ADN.