El inmortal

Carlos Martínez Rentería
Carlos Martínez Renteríathulio.mx
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Imposible no dedicarle unas líneas. Del mitote del ingeniero Cárdenas y el PRD en CU en 1988, Ceci Sánchez y Fede Campbell Peña me jalaron a la Librería Reforma, donde Carlos Martínez Rentería y Arturo Jiménez editaban un tabloide de alto huataje, Generación, que convocó a los emergentes y a los referentes en periodismo, arte, literatura, sexo y desmadre.

En 1995, 42 números independientes después, Generación se convirtió en una revista con forros a color. Entonces Carlos me propuso coordinar una sección de música, Toque Eléctrico, que hice durante algunos números con Fer Rivera Calderón. Las tardes de viernes eran de caguamas y toques en la redacción Charles Bukowski, en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, con Guille Escoto controlando el circo y Emiliano bebé. Inolvidables las Noches Degeneración que Carlos producía cual mánager nocturno, como la gira del poeta y editor beat Lawrence Ferlinghetti y el encontronazo en la playa entre Generación y Viceversa (hubo de todo, menos golpes).

Durante 34 años Generación se ha mantenido de sus ventas, publicidad, becas, intercambios y donativos. En los noventa organizamos tocadas en el sótano de La Iguana Azul para sacar recursos, pero la tercera terminó en madriza campal. Durante la gresca y el desalojo se cargaron un amplificador, dos micrófonos y un pedal de batería. Aquella noche tuvimos un desencuentro por los excesos de todo. Y nos reencontramos en la primera Expo Weed de México, donde Carlos y Polo Rivera presentaban la revista Cáñamo. Carlos te veía y te invitaba un postre y a colaborar. Ya era El Inmortal: incansable promotor en La Pulquería de los Insurgentes, cronista de la contracultura, poeta de Moho, columnista en La Jornada y rey de la noche. Con Emiliano y Chewbacca formaba la célula familiar-editorial.

Encabezar esa horda de colaboradores salvajes era tarea para el más incorrecto de los editores

Con 159 números impresos y una treintena de libros, Generación es el proyecto contracultural más resistente, plural, jodón y drogón de México. Superar las tres décadas es un récord para cualquier revista. Encabezar a esa horda de colaboradores salvajes, ordenar el caos creativo, darle forma, conseguir los recursos, materializar y distribuir la publicación era una tarea reservada para el más tenaz e incorrecto de los editores.

La última vez que nos vimos fue en su coffeeshop La Juanita. Me firmó su reciente libro La bruja blanca. Historias de cocaína. Un bonzo por la legalización de las drogas y el derecho a consumirlas. “Si las drogas no fueran ricas, nadie se las metería”, solía decir. Nos vemos del otro lado de la raya, deshgrashiado.