QUERÍA DECIRTE
Todo habla.
La médula está siempre deletreándose,
yo no sé cuál: la médula.
Hay mil millones de mensajes arteriales
que en este mismo instante se interpretan
por otros tantos receptores
en íntimo silencio.
Tendones, hay
tendones elocuentes que resisten
la gracia del descanso
como las consonantes de un abecedario
infatigablemente elástico.
Se aman sin tocarse las clavículas,
se llaman.
Dicta la espina su reinado hasta el confín
de una pestaña
(pero una nueva historia nace ahí).
Hay esplendor y decadencia simultáneos,
trombones que celebran su agonía
y cuerdas que jamás
se han afinado.
Ulula un viento fino entre los huesos
como silbido milenario.
Quería decirte,
con la miseria de mis cien vocablos,
que todo es expresión,
que escuches cómo cuando callo estoy
sonando.
LEAL
Alguien quiere volver recién se ha ido,
quien ha llegado, ya
tiene ansias de irse.
Las nubes no están quietas en su sitio
y si lo están por un minuto
no aceptan su volumen.
Basta con prolongar este sonido
para que cambie de carácter
y aspire a consonante la vocal.
Incluso el árbol tiene algo de fósforo
y son una catástrofe
las olas
(no existen,
sólo un sabor a sal queda en la boca).
La novedad fija el espíritu.
¿Se arremolina una secreta coincidencia
en la pupila del tornado?
¿Hay semejanza en la transformación,
franqueza en el discurso
del espejo?
El cambio es permanente,
se está fraguando en su horno la espiral
del vértigo
leal.
SIN TÍTULO
Barrunto lo imposible,
¿qué otra cosa?,
después lo verbalizo muy conmigo
y mato a cucharadas de café
los presocráticos minutos,
patino en calcetines bailarines
las millas de mi ocio,
despilfarro,
acuño una palabra entre dos hambres
como un Adán y Eva,
tiento a Dios,
me desbarranco hasta la silla en donde estoy
sentado bocarriba
figurando,
le digo al pez que hay una geometría
pero al instante me deshago,
voy
como agua adelgazando hacia la fuente,
tanta tinta,
tanto poblar este momento,
ya
volví a nacer para morir de sueño,
volví a morir para avisparme
y ser la picadura,
presente agudizado de alfiler,
exploración
y más
exploración,
¡ganzúa!