Mi vida es un juego entre la ilusión y el desencanto, la fantasía y la realidad, el amor pero la soledad. Me entusiasmo fácilmente, me colmo de esperanzas para ver cómo se disuelven en la nada. Con el tiempo supe que los sueños sueños son, mis muñecas no hablan ni se mueven, las nubes no son de algodón, el cielo no es de chocolate. Imposible volar o ser un pez dorado, los molinos de viento no son gigantes, dios no existe ni castiga ni perdona. No he podido acostumbrarme a esta dicotomía, a que sentir no es igual que pensar y aun así existo.
A LOS DIEZ AÑOS tuve mi primera y gran decepción. Fue un martes, estaba todo preparado, palomitas de maíz y un refresco para ver, en vivo y en directo, la transmisión especial. Iba a comenzar la aventura que aseguraría mi futuro de astronauta. Apagué luces, cerré cortinas, encendí la televisión. Grité la cuenta regresiva desde el diez, in English, momento de expectativa y emoción. Cuando llegué al zero no pude exclamar ni aplaudir, sólo observar la imagen del Challenger en ascenso. Pensé en los siete pasajeros, entre ellos dos mujeres. ¿Qué sentirían al saber que iban a habitar un tiempo y un espacio diferentes a los nuestros? ¿Comerían helado y fideos deshidratados? ¿Cómo irían al baño? Tal vez ni siquiera voltearían a vernos, tan minúsculos e insignificantes.
Sembraremos de utopías las galaxias, llenaremos de luz
los agujeros negros
También yo quería flotar y observarlo todo desde arriba. El transbordador se elevó dejando atrás una enorme cola de fuego. Pasó un minuto, uno solo, segundos después se desintegró. El humo y la combustión formaron una figura que parecía un gusano blanco y alargado con dos antenas en sentidos opuestos. Misión incumplida. No creí el cuento de que los siete astronautas se convirtieron en estrellas. Murieron asfixiados, quemados, como mis expectativas, mis ideales. Falló la tecnología.
A pesar de los fracasos anteriores, ni la NASA ni yo dejaremos de aspirar a conquistar el espacio exterior, se construirán otras naves, exploraremos otros mundos y planetas, seré parte de audaces tripulaciones. Sembraremos de utopías las galaxias, llenaremos de luz los agujeros negros, repetiremos con estruendos el Big Bang.
Soy navegante de universos, experta en viajes interestelares por tu cuerpo. Quiero orbitar contigo en trayectorias paralelas sin otro incendio más que el fuego que nos impulsa a despegar. Four, three, two, one…
* Eres mi desamor verdadero.