Cuando las madres desobedecen

Es un hecho que existe poca literatura sobre gestación y maternidad desde la visión de las mujeres. El nuevo libro de la periodista y socióloga catalana Esther Vivas, Mamá desobediente, parte de la propia experiencia de la autora y se desdobla en preguntas e inquietudes que tal vez han estado en el aire siempre, pero se agudizan durante los años recientes: en especial, la subordinación política y la precarización que implica tener un hijo, así como el bombardeo culpígeno en los medios, el cual promueve la maternidad como una exigencia.

Mamá desobediente
Mamá desobediente Foto: larazondemexico

¿Qué es en realidad el corazón sino un resorte; y los nervios qué son, sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que dan movimiento al cuerpo entero?

SILVIA FEDERICI

Cada cuerpo habita una historia distinta. Para la periodista española Esther Vivas, la maternidad representa un relato de dominación y trabajo reproductivo en la gestación de un ser humano. Esta labor de crianza no reconocida es develada en su libro Mamá desobediente (Ediciones Godot, 2021), a través de una ardua investigación que conecta con la crítica que realizó Silvia Federici —feminista y activista italo-estadunidense— en el libro Calibán y la Bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004). Ambas obras se interesan por la relación política entre la degradación del cuerpo femenino y la división sexual del trabajo para consolidar el sistema económico y social actual.

EL VOLUMEN DE VIVAS conecta de inmediato con los movimientos sociales contemporáneos, en los cuales la lucha por los derechos de las mujeres ha permitido abrir una grieta crítica de carácter filosófico y epistemológico en el pensamiento de Occidente. Esta obra es una mirada feminista a la maternidad, que a su vez nace de la experiencia de la periodista y socióloga cuando se convierte en madre. En ese momento se potencian las preguntas y preocupaciones que la habían acompañado durante su carrera académica y periodística.

A través de la lectura del libro percibimos que el tema de la gestación es todavía una novedad en la oferta editorial y que el trabajo realizado es el inicio de una emancipación urgente, pues si bien el libro contiene un soporte acuciante, parte de la experiencia particular de otras mujeres y del valor de manifestarla mediante la escritura.

Así como Silvia Federici evidenció las agresiones contra los cuerpos feminizados como parte de un sistema de subordinación política, la escritora catalana se encarga de desarrollar el tema a través de los retos de la maternidad. Un elemento que destaca en Mamá desobediente es la capacidad para abordar íntegramente un tema amplio y complejo, que parte de una pregunta trascendental: “¿Qué significa ser madre?”. En respuesta a este cuestionamiento establece una diversidad de implicaciones, según el contexto social. La educación patriarcal en la que crecimos suele romantizar esa experiencia y la concibe como unitaria y unívoca, más allá de circunstancias particulares. Además, se ejerce violencia de género contra las mujeres al condicionar su cuerpo a la concepción. En otras palabras, la fertilidad es una de las características que las jerarquiza dentro de sus relaciones interpersonales.

Esta visión no atiende únicamente el aspecto orgánico de ser madre, sino también las consecuencias laborales que enfrentan las mujeres hoy, tal como ha sucedido históricamente, ya que la capacidad de dar vida implica que el nuevo ser requiere una serie de cuidados, demanda grandes cantidades de energía física y mental. Sin embargo, Vivas establece propuestas de acción como la deconstrucción de la maternidad centrada en la decisión propia y una reivindicación de las mujeres que deciden no convertirse en madres, debido a que con frecuencia se las juzga y descalifica.

El ser calificadas como cuidadoras origina infinidad de condicionamientos en las mujeres y también incide en
problemas de autoestima, depresión y conflictos emocionales

Resulta evidente que la presunta modernidad dota de mayores recompensas los trabajos centrados en la tecnología y automatización de procesos, lo que conlleva confinar a un segundo plano las labores encaminadas al bienestar del ser humano. En consecuencia, las protagonistas de esta precarización terminan siendo particularmente las mujeres.

ESTE TÍTULO ha sido publicado por muy distintas editoriales en trece países, entre los que destacan España y gran parte de América Latina, incluido México. Su fortaleza radica en que agrupa voces de todo tipo. Incluso para los varones representa una guía pedagógica y afectiva hacia los menesteres del mundo femenino.

Quien adquiere el gusto por la lectura y la divulgación de la cultura y la ciencia está consciente de que la educación es uno de los principales caminos para transformar el tiempo y espacio en el que se habita, convive y nace la comunalidad, de tal forma que Esther Vivas ha contribuido a generar un espacio disruptivo de debate, lucha, valoración y conocimiento sobre el papel de las mujeres en el sistema desde su raíz.

EL SER CALIFICADAS por el capitalismo como cuidadoras origina infinidad de condicionamientos en las mujeres y también incide en problemas de autoestima, depresión y conflictos emocionales, pues tanto la identidad como las metas individuales son sustituidas por las del nuevo ser. Como subyace en el libro, el patriarcado fomenta la idea de que la feminidad se vincula únicamente con la maternidad impuesta.

La autora no sólo hace ver esta problemática, también aborda el constante bombardeo publicitario que genera una sensación de culpa en las ma-dres cuando sienten cansancio o hartazgo por el desgaste cotidiano de la maternidad. Los testimonios afirman que se puede amar a un hijo y al mismo tiempo declararse rebasada por la insensibilidad y el desapego generalizado del orbe masculino.

Hay que celebrar la publicación de ensayos sociológicos como éste, que proponen no un rechazo dogmático hacia la maternidad, sino una postura crítica centrada en el derecho de cada mujer a decidir sobre su cuerpo y su realidad. La maternidad, al igual que la revolución, es una responsabilidad colectiva.

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León Trotsky (1879-1940), en su juventud.