Muerte de la crítica literaria

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Foto: larazondemexico

Al fondo de su grieta en el muro, el alacrán se pregunta adónde se fueron aquellos caballeros de la crítica literaria, desfacedores de entuertos y villanías de la narrativa oportunista y comercial. ¿Acaso también, como los periodistas, intelectuales, académicos, escritores y tantos más próceres, se encuentran de capa caída y a la baja? ¡Canta, oh, musa, la pena de las estatuas derruidas y los pedestales vacíos!

Pero el venenoso sabe de las miserias, esplendores y triste muerte de la crítica literaria, porque hace cinco años, el 20 de abril de 2014, atestiguó su sepelio simbólico y metafórico en la persona de Emmanuel Carballo. En efecto, aquellas exequias fueron doblemente tristes por un azaroso accidente. Gabriel García Márquez había muerto un par de días antes y las sendas despedidas a estos hombres de letras devinieron contraste chocante.

Sin relación con el sincero homenaje rendido al Nobel colombiano, el destino deparó al crítico y literato jalisciense un funeral “en el total abandono”, reportó la prensa. Su mujer Beatriz Espejo, su hijo Emmanuel Carballo Villaseñor, media docena de amigos y la visita de rigor de funcionarios culturales, tiñeron el adiós al escritor nacido en Guadalajara en 1929.

"El crítico es el que exige a los demás que se arriesguen, mientras mira los toros desde la barrera, había escrito Carballo".

“El crítico es el aguafiestas, el villano, el resentido, el amargado; en pocas palabras, el que exige a los demás que se arriesguen, mientras él mira los toros desde la barrera”, había escrito ya Carballo, sabiéndose casi un outcast. Acaso por ello, luego de estar durante veinte años entre los Protagonistas de la literatura mexicana (como tituló uno de sus libros más célebres), decidió distanciarse de la “mafia literaria”, según la caracterizó él mismo, y optó por aislarse en una vida “más franciscana que jesuítica”.

Entre los dos o tres críticos literarios de su capillita, el escorpión celebró siempre los libros y la actitud de Carballo, sus estupendas memorias en dos tomos y la recopilación de sus notas críticas, e incluso se atrevió a trazar un retrato narrativo del crítico tras su fallecimiento a los 84 años.

Como literario saludo, durante la Feria del Libro de Minería se acercó al venenoso el maestro Rogelio Reyes para entregarle con generosidad su libro Vocación incómoda. La crítica literaria de Emmanuel Carballo en México en la Cultura (UANL, 2012), volumen imprescindible para conocer no sólo a Carballo, sino también a sus detractores y admiradores.

Como despedida, el alacrán vuelve a la voz de Carballo: “Hoy puedo dar menos de lo que di ayer y, supongo, un decaimiento progresivo se apoderará de mis facultades mentales. Lentamente la vida se va apagando, te va anulando hasta que en cierto momento ya no recuerdas siquiera tu nombre”.

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