Notas
~“Un quién sabe qué”. Las palabras en latín Timor mortis… conturbat me (“el temor a la muerte me conturba”) son del poeta escocés William Dunbar (1460-1520), en un poema donde se lamenta por los “makaris” o “makars” muertos. “Makar” en escocés es “maker” en inglés, pues sí: poeta. Y pues sí: hace años una traductora le escribió a Borges porque no se le ocurría ninguna palabra en inglés para traducir “El Hacedor”. “Qué raro”, dijo Borges, “porque pensé el título en inglés. Viene del poeta escocés Dunbar. Mi título en español fue desde el comienzo una traducción del inglés: ‘The Maker’”.
El acento en la e final de “permítanme” es deliberado: como Rubén Darío en “…Francisca Sánchez, acompañamé”.
~“Colecta: Decir de pájaros”. Esta colecta incluye pájaros de la literatura persa, de la India y china. Y un pájaro mexicano digno de figurar en cualquier literatura: el pájaro Cú, que se hace el pobrecito y les va pidiendo sus plumas a los demás pájaros hasta que se apropia de todos los plumajes. (Anónimo; canción comunicada por Ma. Teresa Bustos, 27 años, en 1947. Viene en Vicente T. Mendoza: La canción mexicana. Ensayo de clasificación y antología. 1ª edición, UNAM, 1961. Segunda edición, FCE, 1982).
~“Hilo de postillas”. Este texto es un “comentario” o un hilo de postillas al poema “La mañana”: “Me ilumino / de inmensidad” de Giuseppe Ungaretti (1888-1970).
~“Séquitos”. Los nombres propios en el texto que sigue no podían ser más disímiles o distantes respecto a lo que nombran: Claribel es una muchacha, Aldebarán es una estrella; Peñíscola y Málibu son dos ciudades costeras en Valencia y California. Pero algo las une en mi hábito lector: corresponden a cuatro poemas donde ellas van apareciendo de modo reiterativo, en un ritmo envolvente, hasta dar la sensación de que al cabo lo único que “ocurrió” en el poema fue esa palabra; como un hechizo. Siempre quise hacer un poema así, donde una palabra fuera encantando al poema. (Pound por ejemplo tiene uno donde el nombre “Audiart” –Audiart por aquí, Audiart por acá; Audiart me hiciste esto, Audiart me hiciste esto otro— acaba al final por dejarnos el nombre imborrable: Audiart). Al no encontrarla, opté entonces y mejor por hacer que jugaran entre sí estas palabras y se fueran siguiendo y diciéndose o “definiéndose” al contacto de las otras. Juro que cuando lo hice ignoraba que “Aldebarán” quiere decir en árabe “la que sigue” (a otras estrellas). Curioso porque se trata de un poema en que se van siguiendo las palabras.
~“Técnica espírita”. Aquí juro que la referencia a la médium Eusapia Paladino y a que los muertos a veces se decepcionan porque no pueden comunicarse con los vivos viene en el libro Cómo hablar con los muertos. Manual práctico que hizo SCIENCE (Sociedad Real Británica de Ciencias Psíquicas) y que Ediciones Botas publicó en México (1945).
~“Homenaje a Margarito Ledesma”. Margarito Ledesma, “humorista involuntario”, es una invención de Leobino Zavala. Acaso el verso más famoso de Margarito Ledesma es esta maravilla: “el corazón humano de la gente”, que abre su poema “Como Julieta y Romero”, y sigue: “es cual una vejiga que se llena. / Echándole más aire que el prudente, /se va infle y infle y infle hasta que truena”.
~“Everlast ”. El diccionario Velázquez de inglés-español dice en la entrada Everlasting: “1. a. Eterno, sempiterno, perpetuo, perdurable. –s. Eternidad; ser eterno. 2. Sempiterna, especie de tela de lana. 3. Cualquiera planta cuyas flores conservan sus formas y colores después de recogidas y secadas; como la siempreviva”.
La referencia al poeta latino Catulo es por el poema que abre sus Cármenes; al final le pide a la “patrona virgen”, a la musa, que su (traduce Rubén Bonifaz Nuño) “librito perenne quédese por más de un siglo”. Yo escogí como Salvatore Quasimodo traduce “patrona virgo” al italiano: “vergine Musa”.
~“Lafontainelas del muy ensesentado”. Inventé esta forma. Se juntaron las lecturas de Karl Vossler: La Fontaine y sus fábulas (Espasa-Calpe, 1947), donde celebra todas las combinaciones formales y métricas del fabulista; y La utilidad poética (Auieo, 2012) de Michel Butor. El poema que de La Fontaine escoge Butor es “Los dos palomos”, una maravilla escrita con versos alejandrinos (en francés, de 12 sílabas) y versos de ocho sílabas (“habituales para canciones”). Añade Butor: “El solo hecho de mezclar, en el mismo poema, alejandrinos con octosílabos reforma la sociedad porque se dirige tanto a los nobles como a los campesinos”. La Fontaine como un democratizador de las formas.
Ahora bien: “Los dos palomos” tiene 83 versos; los alejandrinos rebasan en 15 a los octosílabos. Urdí entonces un modo en que haya paridad. Una forma que consta de 24 versos, 12 octosílabos y 12 alejandrinos (en español, 14 sílabas; o 13: en mis tiempos se le llamaba “alejandrino galaico”) repartidos en seis estrofas. Así quedan iguales los octosílabos “plebeyos” y los “catrines” alejandrinos. Importante: ¿qué verso abre? Eso se lo dejamos al I Ching. Se tiran tres monedas donde Águila vale 2 y Sol, 3; si la suma es par la línea es corta o partida: da Yin, octosílabo; y si la suma es non la línea es larga o continua: da Yang, alejandrino. Le puse a la forma (claro): Lafontainela. Hice dos de ellas para mis avanzados sesentas.