TU CALLE
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
OCTAVIO PAZ
Tu calle sigue siendo el lugar a donde siempre vuelvo.
Doy vueltas como si buscara algo y nada.
Una franja de luz y aire veraniego
llega a través de las rendijas de la puerta.
La casa no ha cambiado de fachada
y las plantas aún asoman por el jardín,
desordenadas y polvorientas.
Parece que quisiera reverdecer el patio;
los frutos asoman ya maduros,
sin que nadie pueda comérselos.
Las enredaderas llegan a las columnas de madera,
a las tejas que empiezan a romperse,
ya sin que nadie pueda cortarlas.
Las baldosas se ven opacas y sin brillo;
los cuartos encerrados, las sábanas polvosas.
Me quedo a veces viendo a los gatos
que recorren tejados y saltan hacia tu casa,
libres, sin necesidad de llaves ni candados.
La persona que busco hace tiempo desapareció.
La casa misma se guardó para siempre los secretos
donde yo grito, en soledad, a veces tu nombre
que surge en el centellante olvido de la memoria
y el eco me saluda sin responder gritando.
TU CUERPO
… Sólo que hoy me noto más fuerte
[que mi cuerpo…
CESARE PAVESE
Tu cuerpo es como un cuaderno etéreo.
Es un cuerpo sin luz, sin versos atesorados.
Tu cuerpo ya no existe en el azul del día,
en la sombra que me sigue hasta el mar,
en la libreta perdida de los espejismos.
Tu cuerpo es una calle, una escalera larga, dilatada.
Es el vuelo de un ave hacia el consuelo,
es un canto de sol entre mis muslos,
es una espalda tersa en la distancia,
una quimera en medio del delirio.
Es una luz en esa travesía inacabada,
una prolongación de tus encantamientos.
Aventura incorpórea, es un descubrimiento
de lo que nunca fue jamás crepúsculo en mi pecho,
de lo que jamás fue corazón de madrugada.
A veces, tu cuerpo se transforma en mi tristeza,
tu cuerpo es una cárcel en las horas dolientes
de las medusas invisibles que flotan en mis pies.
Pero también, a veces, se conduele de mí:
tu cuerpo es plenitud intangible de mis sueños,
es una inmaterial manera de ser y no perderme.
PUNTO DE PARTIDA
Y hacer de este poema un punto
[de partida,
un punto sin retorno, un lugar
[que recoja
los poemas posibles,
aquellos que hace tiempo escribí
[sin mesura
y todos los que quiero no tener
[que escribirte…
JUANA DE IBARBOUROU
Te escribo cada día
el último poema,
porque todos los días
vuelves a ratos.
El eco de tu voz
me dice con tristeza:
¿Y mañana qué haremos?
¿Qué podemos hacer?
Nada podemos.
Una inútil pasión
sigue al viento, mis pasos.
Un amor inconstante,
amor de versos y sonidos en fuga,
amores de lo escrito y lo callado,
amores sin acuse de recibo,
odio y amor sin despedidas,
amores y palabras en mi cuerpo,
amores y palabras de reencuentro,
amores y palabras en tu cuerpo,
versos, enormes norias que rebalsan
en noches sin saber cómo secarlas,
cómo escribirle a un corazón marchito
a un corazón ajado, en papeles de nubes
que volaron hacia manos ajenas,
memorias de otros cuerpos y pasiones,
memorias de otros tiempos.
MARISA TREJO SIRVENT (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1956) ha publicado libros de cuento, ensayo, crítica literaria y en especial poesía, género en el que es autora de ocho títulos. Ha sido traducida a diversos idiomas e incluida en unas veinte antologías, con premios y reconocimientos diversos.