Rolling Stone Blues

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

Rolling Stone Blues
Rolling Stone Blues Foto: Especial

Los Stones acaban de lanzar nuevo disco, Hackney Diamonds, el primero con material inédito en 18 años. De inmediato los críticos anglosajones han corrido a pontificar que es su mejor trabajo desde Tattoo You y como stonemaniano peliagudo me indignó semejante barrabasada.

De 1994 al 2005 los Stones lanzaron una triada de discos, que se pueden entender como una trilogía, que puso sobre la mesa una de las mutaciones más interesantes de la banda. Los 80 no fueron su mejor

época. Y ante el problema que suponía encontrar un nuevo sonido o morir, los Stones le entregaron al mundo clásicos como “Love is Strong”, “Anybody Seen My Baby?” o “Streets of Love”.

Hackney Diamonds no representa por lo tanto un regreso por la puerta grande, como ha supuesto la opinión pública. Se trata de la continuidad de ese superpoder que ostentan los Stones para sacudir al mundo. Capacidad que, honestamente, muchos creían que habían perdido. En parte por el silencio guardado, sólo interrumpido por “Living In A Ghost Town”, esa catedral de rola lanzada durante la pandemia, y en parte por Blue & Lonesome, un disco de cóvers de blues que parecía ser el testamento de la banda. Comenzaron su carrera reversionando a los bluesman negros y así terminarían.

Entonces murió Charlie Watts y los Stones vuelven a asestar el golpe. Cuyo epílogo también es una recapitulación. Hackney Diamonds cierra con un cóver de Muddy Waters, “Rolling Stone Blues”. Una reafirmación

de sus raíces. Y es que el disco entero tiene un aura de corte de caja. De juntar las ganancias. Un viaje en el tiempo que no hace de la nostalgia su pata de palo. Al contrario, suena tan contemporáneo como debe hacerlo un disco de los Stones de 2023.

Y en cuanto al tema de las ganancias, Jagger ha afirmado en entrevistas recientes que la banda cuenta con suficiente material para un siguiente disco. Ojalá y la gira que se avecina no lo retrase demasiado. Mientras tanto, Hackney Diamonds ha puesto de manifiesto que a los Stones no hay que darlos por muertos. Aunque la huesuda le haya querido pisar los talones a Mick y Ronnie. De los Stones nos asombra su longevidad. Su vitalidad. Pero nada de esto sería importante si no fuera por las canciones. Y eso es lo que asombra al mundo con este disco. Me atrevería a decir

que el revuelo causado ahora se debe a que finalmente mucha gente que no estaba lista para los Stones por fin lo está. Muchos podían creer que estaban acabados, pero ellos han continuado siendo los Stones hasta el tuétano, ajenos a la percepción general. Ése es el verdadero pacto con el diablo.

Muchos podían creer que estaban acabados, pero ellos han continuado siendo los Stones hasta el tuétano

Y A PROPÓSITO DE LA VIEJA PIEL para la nueva ceremonia, Hackney Diamonds está repleto de buenas canciones. No me atrevería a decir que es un disco perfecto, como muchos críticos histéricos han afirmado. No me interesa un disco perfecto de los Stones. Será un mal de la época colgarle tan calificativo. Lo cual es preferible ignorar, porque eso supondría hacer comparativos con discos clásicos de la banda y en ese terreno es probable que Hackney Diamonds se quedara corto. Lo que hay que celebrar es que el pozo de las grandes canciones no sólo no se haya secado.

Hackney Diamonds significa literalmente fragmentos de vidrios rotos. Pero aquí funciona como una metáfora para designar estos hallazgos que bien pudieron no ser. Los Stones se han rascado los bolsillos rotos de la composición y se han encontrado con estos diamantes hechos añicos, pero que todos juntos significan una fortuna. Que han enriquecido nuestro soundtrack. Que por instantes tiene un regusto a regresión. Pero lo más importante es que aunque estas nuevas joyas suenan a los Stones no tienen el tufo de la repetición. No saben a fórmula, pues.

Y tampoco queda la sensación del material de relleno.

“Get Close” y “Depending On You” conviven a la perfección con ese bluesesote envenenado que es “Sweet Sounds of Heaven” y “Tell Me Straight”, esa balada mortífera cantada por Keith. Y el ya mencionado homenaje a Muddy Waters.

Alguien por ahí preguntó si el mundo necesitaba un nuevo disco de los Stones. Y la respuesta fue que si era así de bueno, por supuesto que lo necesitamos.

Creo que si algún pero le pongo a Hackney Diamonds es su anodina portada. Pero bueno, ya sabemos que a los Stones les encantan las portadas feas. Y eso nunca ha cambiado.