La poesía también es música. Que le pregunten a Dylan. Por eso le dedico este espacio al poeta Sandro Cohen, que está pedaleando por su vida contra la neumonía. Es la situación de millones de compatriotas que no tenemos en qué caernos muertos, mucho menos con qué enfrentar los gastos de una hospitalización. Tengo razones humanitarias, personales y gramaticales, porque muy pocos en este país se han ocupado como él en estudiar la literatura y enseñar el español en sus formas escritas: la poesía, la novela, el cuento, el ensayo, la crítica, la traducción, el periodismo y su reconocidísimo método de redacción que ha forjado a generaciones.
Nació en Estados Unidos en 1953 y llegó a México veinte años después, a estudiar Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Pensaba pasar unos años, pero las mujeres y las letras mexicanas lo sedujeron con tal intensidad que se quedó. El amor por el español lo hizo narrador, estudioso del lenguaje, editor y maestro universitario de Redacción, Metodología de la lectura e Investigación documental. También es pianista, guitarrista, maratonista y clavado del ciclismo como transporte y deporte. Así nos conocimos, en bicicleta. En 2010 intercambiamos libros durante una rodada. Ya era un inseparable mío desde 1995, soy feliz poseedor de la segunda reimpresión de Redacción sin dolor, un método que se le ocurrió mientras entrenaba para un maratón. Nos hicimos amigos del pedal por el libro Las bicicletas y sus dueños, salíamos los domingos a las seis de la mañana a dar unos roles matones y a sus proverbiales desayunos. Pedalear inspiró su manual de ciclismo en 2014, el Zen del ciclista urbano. La amistad creció en la rueda del tiempo porque compartimos bicicletas, libros y música. Antes del coronafest tuve el honor de que le apretara las tuercas y prologara mi libro Bicicletas y otras drogas, que presentamos en febrero. Aunque dejamos de vernos por la pandemia, nos escribimos y hablamos en su cumpleaños 67, el mes pasado. Ahora me entero que está intubado.
Dedico este espacio al poeta Sandro Cohen, que está pedaleando por su vida
Cuarenta años en la UAM como profesor de tiempo completo, cientos de alumnos y lectores que corregimos nuestra redacción y logramos expresarnos por escrito, dos novelas, dos libros de cuentos, siete poemarios, las recientes antologías como Quintaesencia, y unos 250 mil kilómetros en bicicleta después, Sandro Cohen requiere apoyo. Cualquier aportación para él puede hacerse a través de la escritora Josefina Estrada, a la cuenta de BBVA 265 219 9912. Clabe 012 180 026 521 999 126. O a la tarjeta 4152 3135 7900 7647. Le queda un tramo por pedalear, escribir y enseñar. Sólo requiere avituallamiento.