Sinéad O'connor

LA CANCIÓN #6

Sinéad O'connor
Sinéad O'connor Foto: Imagen: wikipedia.com

SIEMPRE SERÁ LA CANTANTE de la generación X, la que supo manifestar el estado emocional de los noventa. Estaba adelantada más de treinta años a su tiempo, cuando fue linchada y vetada por los mismos medios que ahora la veneran por un puñado de likes. Cambiaba de nombre, de religión, de sexo, de pareja, pero siempre volvía a ser Sinéad O’Connor, la mezzosoprano de octavas intensas que saltaba como cabra en la vitrina del mainstream.

NUNCA AJUSTÓ SU IMAGEN a la industria, por sus posturas y acciones siempre tuvo la admiración de los sectores rudos del rock y las oenegés más radicales. Era una maestra de la provocación, la protesta y el autosabotaje, como el Grammy oz el Brit Award que rechazó con una carta crítica, explosiva. O el episodio en Saturday Night Live al ritmo de “War” de Bob Marley, cuando rompió al aire la fotografía de Juan Pablo II, quien se hacía el loco ante los abusos contra menores en la Iglesia Católica. Ella misma era una niña rota, menuda cabeza rapada enfrentando al establishment en un acto contestatario que hizo temblar de rabia e indignación al mundo y desató la furia sobre ella por exhibir a la Iglesia.

Ella misma era una niña rota, menuda cabeza rapada enfrentando al establishment

Y, sin embargo, salió de esa batalla con el mejor de sus diez discos, I Do Not Want What I Haven’t Got, y la canción de amor de la década: “Nothing Compares To You”, de Prince, que dejó de cantar por los desencuentros con él, pese a tratarse de su mayor éxito. Nada la detuvo en su propósito de hacer música y activismo contra el abuso infantil, femenino, racial, sexual, religioso y los trastornos mentales que padeció en carne propia. En su discografía combativa repasó diversos géneros y temas que van del world al rock, del pop al folk, del jazz al blues y del bel canto al reggae, como el estupendo Throw Down Your Arms (2005), producido en los estudios Tuff Gong de Kingston, durante una estancia en Jamaica.

AQUÍ PUDIMOS ESCUCHARLA en vivo cuando vino con Peter Gabriel en el Secret World Tour 93. Era la gira del disco Us y dieron un conciertazo en el Palacio de los Deportes. O’Connor se veía feliz, lástima que le duró poco el gusto. Meses más tarde abandonó la gira y explicó los motivos en su libro de memorias Rememberings.

Murió de tristeza, intensificada por la muerte de Shane, uno de sus cuatro hijos. Ya no están los artistas que marcaron a mi generación: Kurt Cobain se fue demasiado pronto y Sinéad O’Connor acaba de abandonar este plano.