Steven Van Zandt para principiantes

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

Poster del documental sobre Steven Van Zandt
Poster del documental sobre Steven Van ZandtFoto: Cortesía del autor
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Cuando en 1999 comenzaron a transmitirse Los Soprano, a más de uno nos invadió la misma sensación respecto al personaje de Silvio Dante. Su rostro nos parecía sumamente familiar, pero no lográbamos identificar a quién nos recordaba. Nunca puse atención en los créditos. Hasta que en el cuarto capítulo leí el nombre de Steven Van Zandt.

Era la primera vez que lo veía sin su bandana. O sin un sombrero. Pero no llevaba la cabeza descubierta. Lucía una abultada peluca. Y había subido de peso. Había renunciado a su sempiterno look a lo Piratas del Caribe. Ahora vestía de traje y corbata. Pero no había duda, debajo de toda esa caracterización estaba, sí, el guitarrista de la E Street Band.

El papel en la serie no era un golpe de suerte, Steven llevaba inactivo más de un lustro, sino una recompensa del buen karma que había acumulado a lo largo de su carrera. El éxito de la serie y la simpatía que generó su personaje empujó a una nueva generación, que no sabía quién era El Jefe, a descubrir la música de Bruce Springsteen. Y también su música en solitario. Y su figura, ya de por sí reverenciada, se volvió más entrañable. Tanto así que al final de Los Soprano, sólo tres quedaron con vida. Tony, Paulie y Silvio. Quien, aunque permanece en coma, continúa sin morder del todo el polvo.

PARA LLEGAR A FORMAR PARTE DE LA PANDILLA de mafiosos más carismáticos de la historia de la pantalla chica, para formar parte de esa era dorada de la televisión, Van Zandt tuvo que recorrer un largo camino. El relato de esa épica es contado en Stevie Van Zandt: Discípulo (2024). Un documental de HBO, la casa de Los Soprano, de casi dos horas y media de duración. Con el retrato del héroe viene también narrado el surgimiento de un sonido que cristalizaría en una de las obras musicales más importantes del rock, la de Bruce Springsteen.

Born to Run (2016), la biografía del Jefe, no cuenta de manera detallada lo que sí se revela en Discípulo. Que uno de los responsables directos de la estética sonora de álbumes como Born to Run es el propio Van Zandt. Que no todo provenía de Jon Landau. Y si bien figura en los créditos, no es sino hasta que escuchamos de la voz del mismo Springsteen que nos cae el veinte del importante papel que jugó Van Zandt en la configuración de la aquel sonido. Sin él es posible que la personalidad de la E Street Band durante las grabaciones no fuera la que conocemos. Provenientes de bandas distintas, fue Van Zandt quien le imprimió un aura soul a la música de El Jefe.                           

El reconocimiento que hace Springsteen de esto en el documental es invaluable en cuanto que le da a su guitarrista su lugar como el animal de estudio que es. Y aunque Van Zandt abandonaría la banda de El Jefe, su injerencia continuó hasta el que sería el disco más popular de la década de los ochenta: Born in the U.S.A. En Discípulo se cuenta la reticencia de Springsteen de contemplar “No Surrender” para el disco. Fue Van Zandt en su cargo de consigliere quien lo convenció para que la incluyera. La historia demostró que Bruce hizo bien en escucharlo. 

Van Zandt aderezó Los Soprano con canciones de Springsteen y de su propia banda

CON SEMEJANTES CREDENCIALES como productor y arreglista, Van Zandt lanzó su carrera en solitario. Para ello armó una banda a la que bautizó como los Discípulos del Soul. Con miembros de bandas legendarias como Jean Beauvoir de Plasmatics y Dino Danelli de The Rascals. El sonido Asbury, cuyos principales legitimadores eran él, Springsteen y Southside Johnny, daría un salto internacional al ser la piedra angular sobre la que se edificaría “Sun City”, una canción de protesta contra el apartheid en África. 

En su labor de activista, Van Zandt fue más allá de lo que consiguieron Michael Jackson y Quincy Jones con “We are the World”. Casi muy pocos se acuerdan que durante los ochenta no existió una canción en apoyo al pueblo africano, sino dos. Y una era obra de Van Zandt. Para la cual convocó a una plantilla de artistas mucho más extensa y más incluyente que la ideada por Jackson. Algunos repitieron, como Bob Dylan y El Jefe. Pero la lista incluía a miembros de los Rolling Stones, a leyendas como Lou Reed, a estrellas como Peter Gabriel y a raperos. A uno de los que invitó fue a Bono. Quien confiesa en el documental que se hizo activista gracias a Van Zandt. Así que ahora sabemos quién fue el culpable de que hoy tengamos que soportar a este pseudohumanista que casi cayó en las garras de la cienciología.  

El efecto de “Sun City” fue capital para la liberación de Nelson Mandela. Con quien Van Zandt se codeó cuando salió de la cárcel. Para desgracia del rock, este ejemplo lo seguiría Bono. Pero a diferencia del líder de U2, Van Zandt nunca tuvo aspiraciones mesiánicas. Por lo que supo retirarse a tiempo del rock politizado. Que para desgracia del propio Van Zandt le imprimió a su trabajo un tufo panfletario del que nunca podría escapar. La mayoría de su trabajo suena obsoleto. A diferencia de las canciones con contenido social de El Jefe, las suyas no resistieron el paso del tiempo. Ni en lo musical ni en lo temático.

DESPUÉS DE SER UN NIÑO MIMADO DEL ROCK & ROLL, Van Zandt fue a parar a la congeladora. Cómo el mismo expresa con ironía en el documental: “saqué a pasear a mis perros por siete años”. Le aconsejaron no aceptar el trabajo de actor. Pero no estaba pasando por su mejor racha económica, así que decidió intentarlo. Fue su rol como mano derecha de Tony Soprano lo que lo volvió a poner de moda. La fama, tan caprichosa con los rockeros en desuso, volvió a situarlo en la nómina de sus consentidos. Su segundo aire se vio apadrinado nada menos que por un tipo destinado a convertirse en una leyenda: James Gandolfini.

Van Zandt aprovechó su posición dentro de la serie para volver a las andadas. Aderezó Los Soprano con canciones de Springsteen y de su propia banda, aquellas que se salvaron de la militancia, y se ganó un nuevo público. Uno que lo admiraba como Silvio Dante, pero que lo comenzó a descubrir como músico y productor. Su voz volvía a ser escuchada y su opinión respetada, como cuando abanderó las causas a favor de África. 

Y para completar el círculo, volvería a integrarse a las filas de la E Street Band y a girar con Springsteen de manera indefinida. 

De entre sus múltiples facetas, todavía se dio el lujo de incursionar en la escritura. Según las buenas lenguas, su biografía salió de pluma del mismo Van Zandt. Aunque seguro debió contar con la ayuda de un negro literario. Flechazos y rechazos (Libros del Kultrum, 2024), ya se encuentra en español, fue la base para Discípulo. Este recorrido a mil por una de las mentes más brillantes del rock. Su periplo demuestra que sí existe la vida después de la muerte. Y qué Lázaro se quedó corto. Que es posible resucitar más de una vez.