¿Cómo le hace una persona para obtener 108 boletos agotados del festival Corona Capital y revenderlos hasta cuatro veces más caros desde sus redes, si Ticketmaster sólo te vende hasta seis? Todos sabemos que Ticketmaster-CIE-OCESA forman un triángulo de mierda por el que tenemos que atravesar si queremos ir a un concierto. En los años noventa eran célebres sus listas negras de medios y periodistas que escribíamos sobre sus conciertos tercermundistas, espectáculos rebajados, mal organizados y peor sonorizados, pero más caros que los de primer mundo. Te vetaban de conferencias, boletines, discos y boletos de prensa. Siempre han sido un cáncer necesario, igual que los pinches bancos con los que están confabulados.
¿Cómo le hace un monopolio para padrotear con toda impunidad el espectáculo en el mundo sin que ningún gobierno se atreva a tocarlo? En treinta años Ticketmaster ha triplicado el precio de los boletos a través de su sistema de especulación, preventa, venta y reventa con sus respectivos cargos al infinito. Entre los grupos de grandes ligas, los que tuvieron el atrevimiento de desafiarlo, está Pearl Jam en la gira Vitalogy, de 1995. Los grungers intentaron hacer el tour sin Ticketmaster en apoyo a los fans, pero no lo consiguieron porque prácticamente todos los recintos dentro y fuera del país eran territorio de la mierda con T. Para colmo, Eddie Vedder se intoxicó y tuvieron que cancelar la gira que los arruinó. Otros que han emprendido contra el monopolio y la reventa sin dispararse a los pies son Bruce Springsteen, AC/DC, Tom Petty, Greta Van Fleet, Radiohead y Fugazi.
En treinta años ha triplicado el precio de los boletos a través de su sistema
El 24 de agosto se anunció que estaban agotados los boletos para el Corona Capital. Entonces, Miroslava Valdovinos @cigarrosdemiel, anunció en sus redes que tenía entradas para el festival presumiendo un fajo de 108 boletos que revendió hasta en diez mil pesos. La pregunta que todo el mundo se hizo fue: ¿Cómo los obtuvo? Ella dijo que El Festival se los había dado. Por supuesto, El Festival lo negó afirmando categórico que “no existe ningún programa de insiders o embajadores de venta”. Ticketmaster publicó un comunicado inverosímil y en seguida demandó a Valdovinos por balconearlos tan gacho. Ante la presión en redes, la Profeco nadó de a muertito arguyendo que “no tenía facultades porque la empresa ya había convertido el caso en penal” y que las denuncias debían hacerse en las Oficinas de Defensa del Consumidor (ODECO). Lo que hizo la Procuraduría fue lanzar en julio un proceso de #AcciónColectiva contra Ticketmaster por cancelaciones de eventos y por la negativa de reembolso.