Tom Brady

El corrido del eterno retorno

Tom Brady
Tom Brady Foto: Fuente: cbc.ca

Una maldición pesa sobre el Super Bowl. El partido final suele ser decepcionante, desangelado, un mero trámite que define al campeón. La verdadera emoción está en las finales de conferencia. Y el Super Bowl LV no faltó a la regla.

Brady contra Mahomes apuntaba a convertirse en un duelo histórico. Y así resultó. Pero por razones diferentes a lo esperado. “Nunca apuestes contra Brady” es una máxima que muchos ignoraron en Las Vegas. La experiencia vs. la juventud hizo de Mahomes el favorito. Se esperaba que terminara el legado del ex-Patriota y comenzara una nueva era. Su actuación contra los Bills apuntaba a que conseguiría la hazaña.

Un día antes del partido un defensivo de los Jefes de Kansas declaró que si Brady siempre ganaba es porque nunca lo tocaban. Pero que ellos lo harían salir de la bolsa de protección. Esta vez sería distinto. Qué cándidas e inocentes suenan ahora esas palabras. Que Brady derrotara a Aaron Rodgers, nombrado el jugador más valioso de la temporada, era una señal del gran momento por el que atraviesa el veterano (le queda un año más de contrato).

Durante esta temporada muchos descubrieron que su antipatía hacia Brady era en realidad odio hacia los Patriotas. El equivalente a repudiar en México al América. Y comenzaron a mirarlo con otros ojos. Los del reconocimiento. Brady ha conseguido lo que nadie en la NFL. Enfrentar diez Super Bowls y ganar siete. Un logro que difícilmente será igualado. Otros mantuvieron su escepticismo y su distancia ante el mariscal de campo. Para muchos es imperdonable su admiración a Trump. Por no hablar de los momentos dolorosos que les ha propiciado a los fanáticos de los equipos que ha dejado en la lona.

La carrera de Brady no ha estado exenta de polémica. Como la de otros titanes. Por ejemplo Jordan, aunque al Toro de Chicago nunca se le acusó de hacer trampa.

Si bien es cierto que la derrota de Mahomes nunca será olvidada, también lo es que el caso de los balones desinflados tampoco. Con el triunfo del 7 de enero Brady ha superado a su majestad Michael Jordan en campeonatos. Siete sobre seis. Y la discusión de quién es el mejor atleta de todos los tiempos se ha reanimado una vez más. Jordan revolucionó el basquetbol, así como Pacquiao el boxeo, y lo mismo se podría decir de Brady al volver campeones a los Bucaneros. Un equipo que no había ganado el trofeo Vince Lombardi desde 2003.

La presión era demasiada. Brady estaba inspirado. Venía de atrás

Lo que ocurrió en el campo el domingo pasado nadie se lo esperaba. El chico maravilla Mahomes fue anulado. No hay que restarle méritos a la defensiva de Tampa. Se esperaba un partido reñido. Dos de los mejores quarterbacks frente a frente. Sin embargo, la historia se repitió: le faltó emoción a la final. Tampa le pasó por encima a Kansas sin contemplaciones. Los Jefes no pudieron anotar un solo touchdown. Para una ofensiva de tales dimensiones es vergonzoso. Los nueve puntos que consiguieron fueron gracias a tres goles de campo.

Por otro lado, la magia de Brady es infalible. Todo le sale. Una vez que empieza a concretar no se detiene. Puede ser en la primera mitad o la segunda. Ya no le sacan el partido de la bolsa.

Los números quedarán para la posteridad. Mahomes corrió más que su ofensiva. Pero para escapar de los linebackers de Tampa, ante la incompetencia de su defensiva. Lo atraparon atrás de la línea de golpeo las veces que quisieron. El golpe anímico fue demasiado. Pero con todo Mahomes lanzó dos pases que hubieran cambiado el rumbo del partido si los receptores no hubieran fallado. La presión era demasiada. Brady estaba inspirado. Venía de atrás, con otra franquicia y además jugaba en su casa. El factor pesó y aunque el estadio no estaba ocupado a su máxima capacidad debido al Covid-19, fue importante. Brady lució como una máquina letal, maldito sea.

A la maldición del partido aburrido se ha sumado otra maldición al Super Bowl: la del espectáculo de medio tiempo. Parece que cada año los organizadores se esfuerzan por ofrecer un show peor que el anterior. Disponen de una larga lista de estupendas bandas que podrían amenizar el medio tiempo (yo propondría a los Foo Fighters), pero el criterio por el que se guían parece ser el de las listas de reproducción de Spotify.

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