Mariana H, la conductora salvaje, acaba de estrenar su segundo libro. A través del vaso (Reservoir Books, 2020) reúne veintiséis conversaciones con algunos protagonistas de la escena musical actual. Una horchatota sonora que arroja un diagnóstico insolente sobre ese animal mitológico conocido como rock mexicano.
El cometido de A través del vaso parte de una premisa bastante campechana. Esbozar en unas cuantas páginas un perfil biográfico de los personajes entrevistados. Pero esta inocente iniciativa se trastoca. A partir de las confesiones de los músicos comienzan a emerger temas bastante escabrosos: la enfermedad y la muerte, las broncas al interior de cada banda, la lucha por la permanencia en el mercado, la inconformidad por el horario destinado en los festivales, el demasiado o nulo apoyo en radio, etcétera.
Si bien es cierto, como dice la contraportada, que en A través del vaso conviven distintos estilos, todo pasa por el tamiz del rock. Y ésa es una de las razones por las que este libro es un fiel reflejo del rock que se produce en nuestro país. Un animal amorfo en el que cabe todo. Como lo demuestran los carteles de festivales. En una jornada bien pueden alternar los Tigres del Norte con Caifanes o Fobia con los Ángeles Azules. O Natalia Lafourcade con Molotov. El rock mexicano se ha desdibujado en las últimas décadas. Y A través del vaso da cuenta de ello.
Otra de las cosas que desnudan esta serie de entrevistas es el ego estratosférico que poseen algunos intérpretes de nuestro rock. Un ego que no se corresponde con la calidad musical de los increpados. La modestia no es cualidad del músico nacional. Hay de todo. Desde aquel que se queja del mainstream siendo él mismo el mainstream, hasta los privilegiados que se quejan de la falta de apoyo. A través del vaso es un documento que evidencia de manera clarísima las pobres correspondencias entre nuestra tradición rockera y sus estrellas.
Por ejemplo, hay músicos que a través de sus respuestas dejan entrever una formación musical de primer nivel, además de una erudición sin límites (hablan de grandes figuras con conocimiento) que no es traducida en la música de sus respectivas bandas. La marca registrada del rock mexicano es la autocomplacencia. La autocrítica no es una práctica común en el músico mexicano promedio. Con honrosas excepciones.
El libro aventura una pregunta que no tiene respuesta. Qué es el rock mexicano
Una de esas excepciones es Jaime López. Su entrevista es de las mejores del libro. Junto con la de Sergio Arau y la de Fernando Rivera Calderón. El líder de Monocordio se sincera y comparte momentos complicados de su vida. Y los diálogos que ha sostenido consigo mismo para salir adelante. Su entrevista es uno de los mejores pasajes del libro. A diferencia de muchos de sus colegas, blande la honestidad sin pudor. Sin pose. Y eso se agradece.
Pero también hay muchos momentos de güeva. Y esto no constituye un defecto del libro. Se trata, una vez más, del espejo que refleja lo que somos. Gran parte del rock mexicano y sus actores son de güeva. Mariana H bien podría haber eliminado estos pasajes. Qué bueno que no lo hizo. Porque el retrato del panorama sería engañoso. Hay pasajes bastante aburridos. Sin embargo es necesario leerlos para reconocer por qué el relevo generacional no termina de producirse y seguimos escuchando las mismas canciones que hace veinte años.
Este libro, que comenzó con una inocente charla de cantina, acabó por convertirse en un resumen de los vicios, las ineptitudes y flaquezas de nuestro rock. Me encantaría decir que también de sus virtudes, pero desafortunadamente son muy pocas, poquísimas. En este sentido A través del vaso era un libro necesario, urgente, que debería existir desde hace tiempo y que ahora llega gracias a Mariana H. Como toda antología, no están todos los que son ni son todos los que están. Una de las ausencias que más me hacen ruido es la del Warpig. Pero al parecer ya se prepara una segunda entrega. La que seguro se conformará también de algunas divas y músicos de verdad.
A través del vaso aventura una pregunta que no tiene respuesta. Qué es el rock mexicano. ¿Existe? Si alguien tiene una respuesta por favor que la comparta. Más que una antología de rostros, este libro debe apreciarse como un análisis del fan que somos. Porque finalmente es el público mexicano el que consume este rock avejentado. Somos nosotros los que pagamos.