El brillo y esplendor de la ciudad de Las Vegas alcanzó su cenit este viernes, cuando todo el talento y el romanticismo de Luis Miguel desbordaron la pasión de los 20 mil fanáticos reunidos en la T-Mobile Arena para celebrar su cumpleaños número 54 y el momento más alto de su histórica trayectoria.
En una plenitud física y vocal que desde el primer minuto cautivó a su público con la energía, los movimientos y la inconfundible sonrisa que lo caracterizan, Luis Miguel iluminó el escenario para arrebatar el aliento con las primeras notas de "Será que no me Amas", seguida casi de inmediato por la seducción inconfundible de "Amor, Amor, Amor". Un performance inigualable que desprendió el alarido de las múltiples generaciones que lo siguen y que a lo largo de los años, han hecho de sus letras y sus melodías un himno propio.
El ensamble musical de géneros que sólo Luis Miguel puede reunir, hicieron bailar, gritar y vivir a los espectadores con una intensidad que sólo el astro mexicano puede transmitir desde el escenario. La balada, el pop y finalmente, el mariachi que preludiaba un cierre espectacular, transportó a los espectadores por una amalgama de emociones que son, literalmente, historia viva y presente.
Al término de la velada y envuelto por una ensordecedora ovación que respondía fielmente a su entrega en el escenario, el Sol de México se despidió de Las Vegas demostrando que brilla como nunca y que su gira, luego de 100 conciertos, confirma que Luis Miguel simplemente es uno y para siempre.
DMGS
