Las canciones de Jorge Drexler (Montevideo, 1964) son una oda a lo efímero. “Con ellas no consigues una epifanía eterna. Dan un respiro y luego vas a buscar a otro lado”, explicó el cantante uruguayo sobre el título de su último disco, Salvavidas de hielo, que insiste en aclarar que no es pesimista, sino un giro vitalista.
El nuevo trabajo es reflejo también de saber que las verdades inmutables en las que creemos podemos seguir creyéndolas de forma diferente.
“Es que no es lo mismo saber que la vida es pasajera con 18 que con 52. Tienes otras pruebas empíricas. A partir de los cuarenta y pico empiezas a tener la vista cansada y ya no ves de cerca. Tomé esa idea porque me parece muy interesante, alejarse de las cosas te da perspectiva y eso aprendes a hacerlo sólo cuando eres mayor.”, comentó Drexler.
[caption id="attachment_644266" align="alignleft" width="242"] »Ganador de un Premio Goya, en 2011.»Nominado en varias ocasiones al Grammy Latino.»Telonero de otros músicos como Caetano Veloso o Joaquín Sabina.Foto: Especial[/caption]
“Fui telonero de Sabina en Montevideo en diciembre de 1994 y cuando acabó su concierto me dijo que no había podido escucharme pero que sus compañeros de grupo le habían dicho que les gustó mucho. Entonces me invitó al camerino a tocar. Me dejó tocar una y me interrumpió a la segunda. Me dijo: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’ Y yo: ‘Soy médico’. Y él: ‘Tú no eres médico . Ven a España ahora mismo’. Aquella noche terminamos a las 11 de la mañana. Cerramos cuatro bares seguidos y él no paró de insistirme. Le escribí a los pocos días alguna carta que jamás me contestó, creo que porque nunca llegó a recibirla. Yo era médico y me ganaba la vida así, pero el 1 de febrero aterricé en Madrid y allí me he quedado’, explicó Drexler, que en la canción “Pongamos que hablo de Martínez” le agradece a Sabina aquella noche.
Pasado este tiempo, Drexler no sabe cuál es su identidad, ni en qué molde encaja.
“Cuanto más te acercas, más detalles encuentras y más compleja se vuelve”, dice.
Las contradicciones y los contrapesos son importantes para Drexler.
“Mi amigo Antonio Escohotado dice que la realidad es infinitamente densa, como te decía de mi identidad, a diferencia del ideal. Cuando miras el ideal como un concepto perfecto es siempre igual, no importa cuánto te acerques”.
Pero esto ¿cómo afecta a la música? “Lo que sucede en la música es que se trata de una finalidad en sí misma. No apunta a un ideal”.
¿Eso quiere decir no es posible trascender? “Hay que saber que el salvavidas que llevamos es de hielo. Tarde o temprano se va a derretir. Por eso me interesa más el concepto de inmanencia, no la pretensión de generar algo que tenga repercusiones en el futuro, sino de estar en el presente”.
Ese afán de conocimiento de la guitarra es el que aplicó Drexler al disco. “Sí. La guitarra también es infinitamente densa. Yo siempre la estudié de una manera, como todo el mundo”, finalizó.