Hace algunos años, llegó a la cartelera un documental dirigido por Davis Guggenheim -quien luego entregaría Esperando a Superman (2010)- en donde el otrora candidato a la presidencia de los Estados Unidos, luego de su derrota ante George W. Bush, exponía las consecuencias y el descuido general con respecto al calentamiento global. De esta forma, en lo que más bien parecía una especie de conferencia filmada -el principal contenido era una exposición apoyada en diapositivas-, Al Gore se confirmó cómo un ambientalista de alto perfil. Esto gracias a la trascendencia innegable de los hechos retratados, que redundó en dos premios Oscar, -a la mejor de su género y a mejor canción- y una recaudación de 24 millones de dólares en los Estados Unidos. Ahora, 11 años después, regresa con la segunda parte de aquella elocuente declaración para la pantalla grande y hay que decirlo, gana en valores cinematográficos, pero pierde en cuestión de impacto. Y es que si por un lado, está vez sustenta la propuesta en una estructura de documental mucho más en forma, relatando lo que ha tenido que pasar en su afán por promover la conciencia e impulsar acciones ambientalistas, convirtiéndose a sí mismo en algo más que un carismático protagonista; por otro lado la forma en que se muestra la información le hace parecer algo caduca -que no deja de ser alarmante en todos sentidos- y el discurso poco propositivo.
Aún así, La Verdad Incomoda 2, también conocida con el agregado de “Ahora o nunca”, dirigida por Bonni Cohen y Jon Shenk, no deja de tener una gran trascendencia como testimonio, como llamada de atención sigue siendo ineludible y se agradece que Al Gore se permita mostrar las estrategias implementadas por diversos servidores públicos en pro del mejoramiento ambiental, independientemente de la militancia de los mismos, lo cuál le da una gran legitimidad como activista y promotor. Amén de que todo el asunto no está excepto de algo de humor y culmina con la firma del Acuerdo de París de 2016, lo que acentúa su valor histórico.
La película se estrenó en el Sundance Film Festival, y luego de que el mismo Al Gore la presentara en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia -otro de los aciertos del evento-, con el premio Lurra de Greenpeace bajo el brazo, llega a la cartelera mexicana, algo que por cierto también debe celebrarse, pues antes eran muy pocas las producciones de este género que llegaban a estrenarse por estos lares.