La Unesco declara a la música campesina cubana Patrimonio de la Humanidad

larazondemexico

Desde ayer, 6 de diciembre de 2017, la música de los campesinos cubanos (guajiros) es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por decreto de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Así, el Punto Cubano o Punto Guajiro entra a formar parte de la nómina de manifestaciones musicales que este organismo ha declarado legados de importancia cultural universal (Rumba Cubana, Flamenco, Tango, Canto Mongol, Ópera Tibetana, Candombe, El Mariachi, Canto del Llano Colombo-Venezolano…).

“Yo soy el punto cubano /Que en la manigua vivía / Cuando el mambí se batía /Con el machete en la mano / […] / Tengo el poder soberano /Que me lo dio la sabana /De cantarle a la mañana / Brindándole mi saludo / A la palma, al escudo / Y a mi bandera cubana”: fragmento de “Yo soy el punto cubano”, que el dueto Celina & Reutilio popularizó en los años 50 por toda Cuba. Tonada rural, campestre: llega el guajiro a su morada levantada en medio de la campiña y toma la guitarra para cantarle al amor, a la patria, a su entorno.

El punto guajiro practicado en Cuba desde hace más de cuatro siglos, es considerado una de las modalidades melódicas-rítmicas más antiguas del Caribe.

El Dato: Todos los domingos a las 19:00 horas (local de Cuba) se transmite en TV Palmas y cañas, que desde 1962 reproduce piezas del también llamado Punto Guajiro.

Tiene su origen en esquemas hispánicos: instrumentos de cuerdas, ritmos ternarios, cantos en forma de versos, superposiciones entre sílabas y notas, los cuales son elementos muy comunes en la España barroca.

Música blanca/música negra & música guajira/música urbana. “Será música guajira la que se produce en el campo y en pequeños núcleos poblacionales que no pasan del concepto de villa. Será, casi en la totalidad de los casos, música de origen español, tocada con instrumentos de cuerda, guitarra, bandurria o laúd y, generalmente, sin instrumento de percusión, salvo las claves; le acompañarán los típicos instrumentos fricativos cubanos, maracas y güiro: música más para cantar que para bailar, contará básicamente con una forma de baile: el zapateo y con una forma musical básica: la décima, cantada con diversas tonadas. Será generalmente música blanca…” (Cristóbal Díaz Ayala).

Modalidad que parte de un instrumento clave: la guitarra. Cuerdas pulsadas—no olvidar el tiple, el arpa o la vihuela—que se criollizan: se acampesinan, se aguajiran. Habrá que escuchar con atención las coplas mediterráneas que irrumpen en la isla mayor del Caribe durante el siglo XVI, tras la conquista de los españoles. Los migrantes canarios que se establecen, sobre todo, en el occidente de Cuba, hacen posible la ‘ruralización’ de elementos hispánicos que primero había tenido presencia en pequeñas urbes: la décima, la guitarra, la bandurria, el punteado en oposición al rasqueado, y algunos zapateados que ya se practicaban en España. Tonadas (melodías que conciertan décimas y poesías): origen de un cancionero que forja la cronología de un campo sublime, placentero: retrato de unos pobladores (guajiros) “felices”, a pesar de sus penurias económicas.

Zapateados de abolengo hispánico que toman distintas modalidades en Cuba. Al son del tiple y el güiro: locución que hace referencia en el siglo XIX a la música campesina zapateada. Lo que hoy conocemos como ‘música guajira’ tiene sus raíces en el Punto (canto campesino) y Trova de Sancti Spíritus (localidad situada al centro de la isla, La Villa del Espíritu Santo, hoy Sancti Spiritus, fundada en 1514 por Diego Velázquez). El ‘punto yayabero’, ‘punto joropo’, ‘punto cerrado’, ‘punto corrido’, ‘punto en clave’, ‘fandango espirituano’, ‘punto libre’(pinareño), ‘punto fijo’(villaclareño), parranda, ‘punto matancero’, seguidilla, ‘punto cruzado’, trova y pasacalle marcan los preámbulos de la música campesina actual.

A mediados del siglo XVII surge la décima (redondilla de 10 versos), adaptada por el poeta y músico Vicente Espinel. En Cuba entra al repertorio popular rápidamente, sobre todo en Santi Spíritus, donde los campesinos se juntaban para vender su cosecha en las plazas entonando décimas a capela: inicio del ‘punto de esquina’ al que poco a poco se le fue añadiendo acompañamiento musical. Aparición de los maestros improvisadores, ‘repentistas’, de gran vivacidad mental y espontánea labia, quienes emulaban con otros en singulares conversaciones en versos en la ‘canturria’ o ‘guateque’.

Todo desemboca en lo que hoy se conoce como Guajira: variedad de la canción cubana, secuela de una mixtura en la que el punto, la criolla y el canto de clave juegan un papel determinante. En la representativa composición —para muchos, comienzo de la guajira— “El arroyo que murmura” (1899), de Jorge Anckermann (1877 – 1941), se hace evidente la cepa espirituana: 6x8 melódico con el 3x4 alternativo del acompañamiento. (“El arroyo que murmura / Y que la luna retrata / Cuando sus rayos de plata / Atraviesan la espesura. / El sinsonte de voz pura / Que alegra el monte y el llano / Las palmas de verde guano / Que al son del viento se mece / Y que suspirar parece / Ese es el punto cubano”).

La Unesco ha sustentado el valor de un legado que tiene sus raíces en los siglos XVI/ XVII. Reconocimiento a destacados protagonistas de la tonada y la décima: Celina & Reutilio, Justo Vega, Ramón Veloz, El Jilguero de Cienfuegos, Albita, Coralia Fernández, Inocente Iznaga, Estrella Acosta… “Soy la linda melodía / Que en el campestre retiro / Siempre le llevo al guajiro / La esperanza y la alegría”.

Algunas de las canciones que son emblema del género.

-“Yo soy el punto cubano”

-“Amorosa Guajira”

-“De Cuba montes y llanos”

-“Semblanza campesina”

-“Un son son mi laúd”

Temas: