Sin hacer demasiado ruido llega a la cartelera, Olé, el viaje de Ferdinand, una de las películas animadas que cierran el año con nominación incluida a los Globos de Oro. Esto resulta un tanto curioso, tomando en cuenta que viene con la firma del brasileño Carlos Saldanha y bajo el sello de los estudios Blue Sky. Y es que el primero es responsable de películas como La era del hielo, La era de hielo: el deshielo, Río y Río 2 —algunas de ellas haciendo mancuerna con otros directores como Chris Wedge —, que en su momento han sido protagonistas de las temporadas de blockbusters; todas producidas por los ya mencionados estudios, amén de que fueron propuestas animadas muy bien logradas, tal y como sucede con la que hoy nos ocupa.
Basada en el libro infantil de Munro Lea, que por cierto en 1938 también fue adaptado por los estudios Disney —llevándose el Premio Óscar al mejor cortometraje animado —, nos cuenta cómo un toro de apacible personalidad, pero imponente estampa, por equivocación es llevado a Madrid para formar parte de las tradicionales corridas de toros. Él por supuesto tiene otros planes, así que junto con un grupo de peculiares personajes iniciará una aventura increíble con tal de regresar a casa.
El Dato: La historia del filme está basada en el libro El cuento de Ferdinando, de Munro Leaf.
Es evidente que se trata de una historia sencilla pero con muchas implicaciones, que quizás con un tratamiento más comprometido y un desarrollo más orgánico podría haber explotado en una fábula profunda y crítica, que a estas alturas en que el discurso en contra del maltrato de los animales ha alcanzado una justa fuerza y vigencia, aspiraría a convertirse en una verdadera joya.
Esto por supuesto no sucede, pero tampoco se extraña del todo hay que decirlo. Con un manejo preciso del humor, la película entrega un armado de momentos tan divertidos como inteligentes, a través de los cuales llega con toda naturalidad, la reflexión sobre la violencia —incluido el asunto del bullying—, la estigmatización y los roles de género, propios de la obra de origen.
La animación apenas alcanza los estándares habituales, dejando muy poco que destacar al respecto, luciendo cierta identidad y personajes algo carismáticos, pero eso es todo.
Como sea, aunque deja la sensación de que podría haber llegado más lejos y apenas bordea la naturaleza despiadada y cruenta de las corridas de toros, Olé: el viaje de Ferdinand es una película divertida, con un mensaje entrañable y una manufactura cumplidora.
El apartado del elenco que presta sus voces resulta curioso —Kate McKinnon, Bobby Cannavale, John Cena y hasta Payton Manning —, pero como sabemos difícilmente habrá oportunidad de disfrutar de alguna proyección subtitulada, pero aun así representa una
buena opción en cartelera.