Con juego virtual, Abramovic se une a lucha climática

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Foto: larazondemexico

No quiere ser abuela de nada ni de nadie. Y menos de la performance; sin embargo el calificativo parece inventado para ella, con 72 años de largo y en plena forma. La creadora Marina Abramovic, uno de los exponentes del artista-marca, fiel a su indumentaria de color negro, a su larga cabellera oscura con sempiterno peinado de raya en medio, a su tez pálida, nos ha sorprendido de nuevo (aunque digamos que no, sí, nos sigue sorprendiendo aún) con su enésima reinvención, que para eso nunca es tarde.

Digamos que Abramovic ha decidido mojarse. Sus juegos artísticos portando esqueletos, caminando al encuentro del amor de su vida por la Gran Muralla China o la sentada de días en el Metropolitan de Nueva York aguantando la mirada de miles de incondicionales anónimos se quedan en meros pasatiempos comparados con la nueva ocurrencia que ha alumbrado.

Marina, que hasta el nombre cuadra con el experimento, ha decidido pasarse al arte virtual para ver qué se siente. Dicen que el futuro, como en casi todo —y el arte no va a ser menos— está ahí, en lo que no se puede tocar. Así que ha creado un avatar parecido a ella que introduce en un tanque de agua.

De los espectadores va a depender que se ahogue literalmente la artista y que lo presencie sin pestañear o si ella se  salva. Todo depende de si el espectador decide o no contribuir a la lucha contra el calentamiento global, pues el agua de la piscina donde el avatar será colocado subirá hasta taparla.

Si decide ser benévolo con la artista y comprometerse y aportar su granito de arena por un mundo mejor, las aguas descenderán y ella, siempre dándole vueltas a los límites del cuerpo y de la mente, podrá seguir evolucionando dentro del tanque acuático.

Rising es el nombre de la obra y todo apunta a que cuando se presente dentro de unos días en Art Basel Hong Kong va a haber una larga fila para hundir a Abramovic por aquello del morbo de la muerte virtual, que matas, pero es como si mataras de broma.

El primero, que ya lo ha dicho es Anish Kapoor, el artista indio que tiene los derechos del vantablack, el negro más negro de todos los negros que existen. Quizá el humor se le haya teñido de ese color, pero le ha soltado a la cara que él no dudaría en apretar el botón para condenar al planeta a un calentamiento global sólo para que Abramovic se ahogara. Dejemos claro que es solamente realidad virtual, pero por algo se empieza. Y es que la crueldad humana no conoce límites.

En la misma feria de arte contemporáneo el artista indio presentará una pieza en la que explora el vértigo y la experiencia que produce.  A través de una realidad aumentada los asistentes se adentrarán a una especie de túnel carnoso y cósmico en el que podrán explorar la sensación de caer al vacío.

Sobre la pieza, la creadora serbia mencionó que busca generar una conciencia pública sobre la influencia del ser humano en la protección del planeta.

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