Larry Harvey, cuya ocurrencia de erigir una enorme figura de madera y seguidamente incendiarla llevó al festival “Burning Man”, falleció en San Francisco, a los 70 años, confirmaron allegados.
Harvey murió el sábado rodeado por familiares, dijo Marian Goodell, directora del Burning Man Project.
La causa no fue revelada inmediatamente, aunque Harvey sufrió una apoplejía este mes.
Un viejo amigo, Suart Mangrum, dijo en el portal de la organización que Harvey no creía “en ningún tipo de existencia después de la muerte”.
"Ahora que ya no está, tomémonos la libertad de contradecirlo, y mantener vivo su recuerdo en nuestras mentes, nuestros corazones, nuestras acciones”, escribió Mangrum.
“Cómo él lo hubiera deseado, seguiremos Quemando el Hombre”.
Burning Man se realiza anualmente al final del verano en Black Rock Desert, en el norte de Nevada.
El festival de una semana atrae a unas 70 mil personas que pagan entre 425 y mil 200 dólares para viajar al seco lecho lacustre al este de Reno, donde las temperaturas usualmente llegan a 38 grados centígrados en el verano.
Allí deben llevar su propia comida, construir su comunidad improvisada y pueden enfrascarse en lo que les atraiga.
En el penúltimo día del festival, la efigie gigante, conocida como Man, es incendiada en medio de una celebración.
El sábado, familiares y amigos celebraron a Harvey como un visionario, amante de la palabra y los libros, y un mentor e instigador que retó a otros a mirar al mundo en nuevas formas.
“Burners”, como se les conoce, dejaron mensajes en el portal de la organización en los que le agradecieron a Harvey por inspirarlos como artistas y por crear una comunidad.
Una “mezcla esotérica de ritual pagano de fuego y circo dadaísta de ciencia ficción en la que algunos se pintan los cuerpos, tocan tambores, bailan desnudos y lucen disfraces que asombrarían en el desfile de Mardi Gras”, es como la AP describió el festival una vez.
fgr