Quirúrgica reconstrucción de los sonidos de Roma

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Foto: larazondemexico

En Roma la escena favorita de Sergio Díaz es justo la última —en la que Cleo (Yalitza Aparicio) sube las escaleras— porque ahí están presentes todos los sonidos que formaron parte de la película nominada a 10 Oscar, “es una forma muy bella de cerrar”. Es el momento que condensa la labor quirúrgica que consiguió recrear los sonidos que al cineasta mexicano le recordaban su infancia: el canto de los gorriones al amanecer o después de una intensa lluvia, el de los aviones pasar sobre su casa o el de vendedores ambulantes.

Así lo compartió en entrevista con La Razón Sergio Díaz, supervisor y editor de sonido en la cinta, quien por este trabajo está nominado por primera vez en los Oscar por Mejor Edición de Sonido.

“Me siento muy afortunado con lo que me sucede, muy agradecido con la vida por tanto amor que tengo en este momento, fue un viaje muy largo el proceso de construcción de Roma; estoy viviendo un sueño. Si gano, sin duda dedicaré el premio a mi familia, a mi esposa Perla y a mis dos hijos, quienes estuvieron conmigo todo este viaje, sin ellos no estaría parado donde estoy”, señaló vía telefónica desde Los Ángeles, EU, ciudad donde su destino quedará marcado el próximo domingo.

En efecto, ahora goza los frutos de un trabajo que requirió una exhaustiva investigación y que tuvo como reto lograr que la actual Ciudad de México, ruidosa y con tránsito, “sonara” como en los años 70. Y no sólo eso, que esos sonidos fueran tal y como los recordaba Alfonso Cuarón.

[caption id="attachment_875532" align="alignright" width="261"] Sergio Díaz, diseñador de sonido.[/caption]

“Me pedía muchos gorriones, muchas aves, que era lo que lo despertaba, era algo muy particular tenían que sonar en la casa todo el tiempo, en la mañana, cuando caía un fuerte aguacero o después de cada lluvia estaban con otro canto muy particular. Estaban presentes todo el tiempo en su memoria”, detalló.

Primero fue necesario conseguir cada uno de los sonidos, salir a la calle a grabarlos o recrearlos para que el director de Gravity, después hiciera una selección.

“Lo que era evidente es que podían haber funcionado para mí en cierta escena algunos sonidos, pero al ser un proyecto tan personal, Alfonso tenía la última decisión, se hicieron muchas propuestas para que él hiciera una selección. Todos los sonidos fueron muy importantes en su vida”, destacó el diseñador de audio con más de 19 años de trayectoria en el cine.

Para conseguir esa atmósfera fue necesario rodar en cuatro puntos de la ciudad y en Navidad, cuando la gente sale de vacaciones.

“La Ciudad de México hoy en día es muy ruidosa, con menos árboles, y por lo tanto, menos aves. Antes el sonido era menos industrial, por lo que encontrar esos sonidos fue todo un reto porque fuimos a ciudades a recolectar atmósferas. El primer día de grabación en la ciudad fue un 25 de diciembre, en cuatro puntos, esto nos permitía tener esta sensación de un sonido específico porque en Navidad la ciudad estaba en silencio”, relató el creador, que ha trabajado en más de 70 proyectos.

Siempre se pensó en lograr que, aunque la familia estuviera dentro de la casa, afuera también se apreciaran sonidos particulares a lo lejos.

“Lo más importante era todo lo que no sucedía en imagen, esos sonidos que están fuera, para que pudiéramos sumergir a la audiencia en la escena. La intención fue preservar este realismo, como sucede de manera natural en nuestras vidas, pero con sonidos todos por separado. En Roma hay unos sonidos que están muy en frente de ti, otros que tienen un plano más atrás y otros que tienen un tercer plano; la intención era poder escuchar todos, esos detalles fueron construidos de manera quirúrgica”, concluyó Sergio Díaz.

Borras, el perro que conquistó a las audiencias

Antes de ser famoso, Borras, el perro que caracteriza a la mascota de la infancia del cineasta, fue abandonado en una barda entre los límites de la CDMX y el Edomex.

“Estaba amarrado con un alambre, lleno de pulgas y desnutrido”, explicó a La Razón Manuel Montero, adiestrador profesional, desde hace más de 20 años. Celoso y entregado a sus memorias, Cuarón ofreció al equipo de producción una fotografía de los años 70 en la que aparecía su perro.

“La fotografía era de mala calidad, no se veía bien la imagen. Me llamó la producción y me pidió que llevara a Borras”, detalló el entrenador que pertenece a la Asociación Mexicana de Adiestradores de Perros (Amapac) y añadió que saltar fue una cualidad del can que conquistó a la producción. “Cuando lo llevé al casting les expliqué que saltaba por alegría, siempre saltaba. Es muy sociable y eso le ayudó”. En tanto, Adriana Cruz, veterinaria de Borras, contó:“su rehabilitación duró varias semanas; siempre destacó su buen ánimo”, concluyó.

[caption id="attachment_875530" align="alignnone" width="696"] Borras con el entrenador Manuel Montero. Foto cortesía: Adriana Cruz[/caption]

Con información de Argelia Villegas

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