Las niñas bien, retrata crisis de élite en México

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El escarnio al que apunta de inicio la película dirigida por Alejandra Márquez Abella —Semana Santa (2014)— es evidente desde un principio. Tanto como la distancia que luego habrá de tomar con respecto a la obra original de Guadalupe Loaeza, que le sirve como base y a la larga terminará siendo acertada e inteligente. La artificiosa cotidianidad de la clase que se colocó en la cúspide de una sociedad mexicana, que nuevamente fue engañada por el gobierno, será expuesta con todo y sus vicios.

Pero hay algo que no funciona por completo, los detonantes del humor negro lucen impuestos, sobre todo los contrastes musicales y el ritmo de algunas escenas. Sin embargo, la patética humanidad sobre la que se sostiene el esnobismo casi ridículo que proyectan los personajes, además de la cuidadosa e irónica reproducción de la época que va de autos de lujo, a referencias a figuras de la cultura popular como Julio Iglesias, son suficientes para mantener al espectador interesado, hasta el momento en que el mecanismo fílmico comienza a hacer lo suyo y Las niñas bien encuentra el tono adecuado.

Ahora si, las frases incisivas que siguen saltando de la pantalla, están acompañadas del guiño que da cuenta de la herida que provocan en la acartonada dignidad de la que quiere sostenerse desesperadamente la protagonista —esposa y madre que goza de un ostentoso estilo de vida previo a la crisis económica de 1982—, mientras comienzan a estirarse los puntos de tensión que anuncian su caída.

Es ahí que Ilse Salas, quien de por sí atrapa desde que aparece, gracias a la sutileza y convicción con que hilvana las diferentes capas del personaje, comienza a encontrar su mejor momento y se erige como el bastión que termina de darle el resto del empuje que necesitaba la propuesta, para llevar hasta sus últimas consecuencias la debacle emocional que deviene cuando la historia comienza a poner a todos en su lugar. Además, ella está acompañada por un cast bien aprovechado, que incluye a la versátil Paulina Gaitán, junto a Cassandra Ciangherotti, quien deja en claro que es una de las actrices jóvenes más talentosas en el panorama nacional.

El Dato: La película se planeó hace cuatro años a través de pláticas con la escritora Loaeza, quien retrata la crisis económica que tuvo México en 1982.

Así pues, en cuanto logra superar la indefinición de sus primeras secuencias, Las niñas bien se convierte en un inteligente retrato satírico de un episodio de patetismo social de nuestro país, un irresistible trago de mala leche sobre la pretensión que redundó en el clasismo en la gestión de José López Portillo —a quien por cierto se le reserva un breve pero merecido momento, muy acorde a su vergonzosa gestión—, sustentado en un discurso crítico medido pero no por eso menos efectivo y revelador.

Sin duda, es una muestra de que aunque el cine mexicano está algo lejos de alcanzar lo que alguna vez fue su época de oro —término que algunos utilizan a la ligera—, está en el camino adecuado para restablecer los vínculos que conectaban con el gran público y le daban identidad, manteniendo el trasfondo inteligente, sin olvidar su vocación de entretenimiento y evitando caer en las excesivas pretensiones intelectuales o la usual frivolidad.

Las niñas bien

Dirección: Alejandra Márquez.

Género: comedia dramática.

Productores: María José Córdova, Rafael Ley, Rodrigo González, Gabriela Maire.

http://www.youtube.com/watch?v=Zxz-idKlcRA

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